Consultoría Creativa

Blog de Robby

En este Blog, Robby Ralston postea sus ideas personales y comparte los artículos que ha publicado a través de los años.
El blog existe desde desde el 2004.

La Ley Chatarra. No pienses. No elijas.

El Presidente Humala acaba de promulgar la famosa Ley de la Comida Chatarra, sin embargo, al leer la ley me doy cuenta que lo que ha promulgado en realidad es una Ley Chatarra, a secas. Pocas veces he visto un trabajo legislativo tan débilmente concebido, de hecho, deja tantas áreas grises que invita a pensar mal.

Y es que resulta que la Ley Chatarra no afecta para nada a McDonalds, ni a Pizza Hut, ni a KFC, ni a ningún fast food, pero si afecta -y muy directamente- a la leche. Sí señor: la leche de tarro que todos consumimos desde chiquitos, cae de lleno entre los alimentos considerados como no saludables porque contiene demasiada grasa. Absurdo, no? Pero es verdad.

Me explicaba una amiga muy versada en el tema que lo que verdaderamente castiga la ley es a la industria formal y me ponía un ejemplo: “Puedes vender manzanas frescas en un colegio, pero si las cortas en lonjas, la deshidratas y la metes en una bolsita, ya no puedes hacerlo: a pesar de que es la misma manzana sin el agua, resulta que ahora es un snack que tiene demasiada azúcar por cada gramo.” Plop! Así de chatarresca es esta ley.

Preparen las billeteras: viene la censura.

La Ley Chatarra conduce inevitablemente al camino de la censura publicitaria y la corrupción. A partir de ahora, algún afortunadísimo burócrata en Indecopi será él solito quien decida qué comercial pasa y qué comercial no pasa la censura. Y ya que la decisión será 100% subjetiva se ha creado el espacio perfecto para la corrupción. Ya me imagino lo peleadísimo que será ese puesto!

Dice el artículo 8: “La publicidad que esté dirigida a los niños, niñas y adolescentes menores de 16 años y que se difunda por cualquier soporte o medio de comunicación social debe estar acorde a las políticas de Promoción de la Salud, no debiendo: a) incentivar el consumo de alimentos y bebidas no-alcohólicas; con grasas trans, alto contenido de azúcar, sodio, y grasas saturadas, conforme a lo establecido en la presente ley”

Pregunta de cajón: ¿Quién decide si este comercial de Coca-Cola está dirigido a menores de 16? ¿Quién decide si está dirigido a incentivar el consumo o solamente a generar preferencia de marca? El comercial usa niños como modelos, pero ¿está dirigido a niños? Nadie sale tomando Coca-Cola en el comercial... pero ¿hará que se tome más gaseosa? Respuesta: no nos compliquemos compadre, cáete con 50 mil.

Este comercial de Sublime usa almendras animadas: obviamente está dirigido a niños, no? Pero si demuestras que el mayor consumo de chocolates es hecho por adultos y que a los niños como que no le gustan mucho las almendras, lo arreglamos con un billetito.

 

Dice la ley: “Mostrar porciones no apropiadas a la situación presentada, ni a la edad del público al que está dirigida.” Pregunta: En este comercial de San Jorge, cada paquete trae 10 galletas. ¿10 galletas es mucho o está bien? Respuesta: como son 10 galletas, lo arreglamos con 10 mil.

 

Dice la ley: “Sugerir que un padre o adulto por adquirir el alimento o bebida es más inteligente o más generoso que el que no lo hace, tampoco deben hacer referencia a los sentimientos de afecto de los padres hacia sus hijos por la adquisición o no del producto”. Bueno, aquí no cabe duda ni hay coima que valga: este comercial clásico de Inca Kola es un crimen abominable según la nueva ley! Prohibidísimo!

 

Dice la ley: “Utilizar testimonios de personajes reales o ficticios, conocidos o admirados por los niños y adolescentes para inducir el consumo.” Señor burócrata: por favor fíjese bien que en este comercial no es Paolo Guerrero el que incentiva al niño, sino al revés. O ya bueno, hable claro: cuánto se necesita para que usted diga eso.

 

No pienses. No elijas.

La verdad, no creo que se venda un litro menos de gaseosa, o un kilo menos de galletas con esta ley. Basta no usar niños ni adolescentes en los comerciales y pagar la tarifa adecuada para que el comercial salga. Y la verdad de la milanesa es que si es un buen comercial, igual le va a gustar a los niños. Además, ni siquiera se han puesto a pensar cómo van a controlar la publicidad de las marcas que vienen en los canales de cable, en los memes de Facebook o en la páginas web generadas fuera del Perú. La tecnología hace anacrónica cualquier ley que pretenda controlar la publicidad. ¿O pretenden que Coca-Cola no auspicie el mundial de fútbol y las olimpiadas porque a algunos congresistas del Perú nos les gusta la idea? ¡Claro que lo auspiciará! Y sus letreros estarán ahí al costadito de la cancha, a la vista de todos los niños peruanos. Los que no tendrán jamás la misma oportunidad de competir con las transnacionales serán las marcas nacionales ni la agencias de publicidad peruanas. No me ayudes compadre congresista; no me ayudes compadre presidente.

Y que no se venda en los kioskos... pues habrá que verse cómo harán para controlarlo. Además, a los carretilleros que venden a la salida no los controlarán, y lo que mamá le mande a los niños en las loncheras no será castigado, ¿o sí?

La Ley Chatarra no tiene ni pies ni cabeza. La única explicación que encuentro es una voluntad de tocar el bolsillo de los medios de comunicación cortando sensiblemente sus ingresos publicitarios. ¿Con qué intenciones? Pues no quiero pensar mal, pero mirando a Chavez, a Correa y a Kirshner... como que la estrategia parece obvia. Allí sí que es efectiva esta ley, porque de un porrazo le acaba de quitar varios millones de dólares a cada canal de televisión, y la comisión a la agencias. Caray... justo cuando parecía que nos iba bien por primera vez en muchos, muchos, muchos años!

Pero, más allá de lo absurdo, y de lo de la plata, y de lo inútil que es esta Ley, lo que verdaderamente me molesta es que limiten mi libertad de hacer publicidad y sobre todo la libertad de los peruanos de ver y disfrutar la publicidad. La libertad de verla, de entenderla, de elegir, de probar, de acertar o equivocarse, de aprender. Es un insulto a la inteligencia de los niños y de los adolescentes. Es decirles no pienses, no elijas, el Gobierno lo va a hacer por ti.

Todos nosotros crecimos mamando publicidad. Nadie me va a convencer que es un pecado invitarle una Coca-Cola o un chocolate a mis hijas. Lo voy a hacer cuando me dé la gana. Y ellas serán siempre libres de hacerlo cuando les dé la gana, sin que el Estado tenga por qué meterse.

Ni las gaseosas ni los chocolates, ni las galletas son malas. El exceso es el problema. Y eso no se arregla con prohibiciones, sino con educación en los colegios, en los medios y en la casas. Mucho mejor, más simple y muchísimo más efectivo habría sido clavarle un buen impuesto selectivo a estos productos y dedicar ese dinero a una súper campaña educativa permanente.

No veas esos comerciales: mejor acuéstate con tu enamorada.

Hace poco, en la más absurda de las contradicciones, se acaba de despenalizar el sexo consentido entre adolescentes. Es decir, ahora puedes tener sexo con tu parejita a los 14 años, pero según la Ley Chatarra, cuidadito con andar viendo comerciales de papitas Lays hasta después de los 16, ah? Ni se te ocurra, mocoso de porquería! Requete-plop!