Estrategia, Marketing, Perú, Tendencias Robby Ralston Estrategia, Marketing, Perú, Tendencias Robby Ralston

“Te acuerdas cuando estuvimos en cuarentena?” Pandemia, generaciones, tendencias y marcas. 

Un post sobre las tendencias que pueden surgir en el mundo post-pandemia.

El terrorismo y la hiperinflación marcaron para siempre a mi generación. Fueron eventos traumáticos, que si bien no nos destruyeron, se convirtieron en una enorme señal de advertencia en grabada con fuego en nuestra mente. 

Por eso somos recontra-sensibles al populismo y se nos paran los pelos de punta cada que los políticos se ponen a jugar con la economía y empiezan a usar subsidios, tocar fondos de las AFPs y crear impuestos anti-ricos; porque eso fue exactamente lo que hizo Alan García en su momento… y nos costó 20 años de miseria. 

El trauma es notorio. En toda reunión en la que estamos, tarde o temprano surgen las clásicas preguntas “¿Recuerdas la época del terrorismo?” “¿Te acuerdas cuando Alan estatizó la banca?” “¿Te acuerdas del toque de queda?” Hemos vivido, hemos avanzado, hemos superado… pero esos temas están ahí en nuestras cabezas y nunca se irán. 

La palabra pandemia tendrá el mismo efecto en las generaciones actuales. 

Aunque encuentren la vacuna en los próximos meses… la experiencia vivida quedará en las mentes de todos. Nunca se irá.

Tendencias posibles. 

¿Cuál puede ser el efecto del trauma pandemia en las generaciones Covid? ¿Qué tendencias pueden aparecer y qué marcas pueden aprovecharlas?

Disparo algunas hipótesis, al azar. Ni Nostradamus ni nada… sólo un ejercicio de imaginación y detección temprana de posibles tendencias en un escenario que todavía se está dibujando.

Si se animan a compartir alguna otra, déjenla en los comentarios. 

Familia & Amigos

Estar alejado de ellos te hace revalorizarlos. Cada oportunidad de estar con ellos aumentará de valor. Muchas marcas de alimentos y bebidas seguramente aprovecharán este territorio.

La Salud Activa. 

Nunca antes estuvo tan amenazada. Nunca tuvimos que usar máscaras y guantes. La muerte prematura nunca estuvo tan cerca de las familias. Marcas de seguros médicos, clínicas y medicinas podrán aprovechas estas tendencias. Gimnasios, coaches, comida saludable… toda la industria de la salud estará hot.

El Sistema de Salud. 

Durante la pandemia, todos pudimos terminar en los pasillos de un hospital público. La necesidad de subir los estándares de calidad y cobertura se han hecho evidentes. Será el caballito de batalla de los partidos políticos.  Ojalá que sirva para que tengamos un sistema de salud de primer nivel y no quede en politiquería electoral.

Uso de Espacios Abiertos.

El encierro duele. Los parques y plazas, los paseos campestres, las playas, las rutas de trekking… Todo lo que ofrezca la posibilidad de caminar, respirar y ver el cielo aumentará su deseabilidad. Restaurantes campestres y municipios cercanos a las ciudades pueden aprovechar esta necesidad.

La Vivienda Grande.

Si la pandemia te agarró en un departamento pequeño, harás todo lo posible para que la próxima te agarre mejor parado. Los jardines, balcones, terrazas y escritorios (home office) pueden convertirse en un plus muy apreciado. Todo el aire y el espacio extra que puedas comprar. Inmobiliarias y arquitectos seguramente ya están pensando en esto.

Los Viajes Postergados.

Aún falta mucho para que podamos viajar dentro del Perú. Y falta muchísimo más para que podamos visitar ciudades en otros países. Siempre existirá el temor de meterse en un tubo con 300 personas, quedarse encerrado en un crucero o en cuarentena en un país distante. Pero el deseo de salir y explorar crecerá en este tiempo de prohibición. La muerte anduvo cerca y por un momento muchos deben haber pensado que jamás iban a llevar a sus familias a Cusco, a Disney o al Caribe…
En su momento, el sector turismo tendrá su propio boom. 

Transporte Hiper-Personal.

El bus y la combi (al igual que el avión) son sinónimo de peligro y contagio. Los que puedan harán lo posible por comprar un auto, una moto, una bicicleta… o si es posible caminar. Ya estaba bastante instalado el tema de conciencia ecológica, pero ahora se agrega el tema de salubridad. ¿Oportunidad para micro-cars? Quien alquile las scooters y bicicletas, seguramente se pondrá guantes para agarrar lo manubrios. 

Ultra Limpieza y desinfección. 

Los virus están en todos lados y no podremos pasarnos la vida lavando cada botella de gaseosa o cada caja de cereal. Las marcas de limpieza tienen el territorio en bandeja. Imagino que muchos productos vendrán en celofán desechable o similar. Surgirán servicios de desinfección para empresas, para eventos y también para hogares. Seguramente aparecerán incontables desinfectantes, jabones y productos anti-bacteriales nuevos.

La higiene de los demás. Neat Look. 

Volveremos a abrazar, a dar apretones de manos y a saludar con un besos en la mejilla. Pero siempre estará el miedo presente. Si los invitamos a casa, ¿haremos que dejen los zapatos en la puerta al estilo japonés? No sólo será importante ser limpio, también habrá que verse limpio y saludable. Neat. Los ambientes también, muy blancos, muy quirúrgicos y fáciles de limpiar. La moda, el diseño y la cosmética seguramente aprovecharán este insight.

Nuevo Empleo y Multi-Empleo.

Millones no volverán más a las oficinas. Sus puestos se eliminarán o se harán remotos. En muchos casos, las relaciones contractuales serán diferentes. Serán independientes, free-lances. Para minimizar su riesgo trabajarán para más de un “empleador” al mimo tiempo. La banca, los seguros, las AFPs podrán preparar nuevos productos para estos segmentos. Nueva legislación laboral será indispensable.. 

La creatividad. E- Commerce. E-Service.

Durante la pandemia hemos visto grandes ejemplos de gran creatividad. Emprendedores que -con muchísimo éxito- lanzaron sus ofertas por Facebook. Clases de todo, comida casera, servicios a domicilio… Lo que antes se veía con duda, ahora ha superado la prueba: se puede vivir ofreciendo servicios y productos online. 

Banda Ancha y calidad de Internet.

La Internet ya es casi un servicio de primera necesidad. Se hace indispensable para todo lo que se viene, desde la educación remota hasta los deliveries. Quizás las golpeadas empresas de telefonía puedan abandonar la suicida guerra de precios y enfocarse en mejorar la calidad y confiabilidad del servicio.

Bancarización y Formalización?

Es una oportunidad enorme para solucionar estos 2 problemas necio-nales. Pero dudo mucho que nuestra clase política tenga el coraje necesario para agarrar a este toro por los cuernos. Más fácil seguir con el populismo. Los gremios formales deberían impulsar las acciones necesarias para dar este paso.

Lujo vs. Esencialismo. 

Tengo mis dudas aquí. Puede que el mercado del lujo caiga y surja una tendencia que privilegie el valor de lo esencial, lo básico, complementado con la previsión y el ahorro para tiempos difíciles. En este escenario los seguros de vida y los productos de inversión pueden ganar un espacio.

Por el lado contrario puede surgir el espíritu de “sólo se vive una vez” y la necesidad de experimentar al máximo en el menor plazo posible.  

Las tiendas físicas. 

Tendrán que reinventarse. Mientras se pueda comprar online, se hará. Inevitablemente se necesitará ir a alguna tienda alguna vez, pero la gente querrá más distancia y espacio. Quizás menos productos y pasillos más amplios. Luz. Claridad. Aire. Limpieza. 

Ecología.

Ya es una tendencia, pero se me hace que cobrará nuevos bríos. Para muchos la pandemia ha sido una especie de protesta del planeta contra la especie humana y ya va llegando el momento de parar el comportamiento tóxico. Autos eléctricos, energía solar, productos naturales, reciclados y reciclables, movimientos y partidos políticos…

La solidaridad. 

Esta ya era una generación más solidaria que la nuestra. La pandemia los ha puesto nuevamente a prueba y ha evidenciado que vale muy poco estar bien, si los demás están mal. O todos estamos bien, o ninguno estará bien. ONGs, Cruz Roja, Teletón, Iglesias, redes de voluntariado… pueden construir sobre esto. 

Clasismo, Racismo, Xenofobia.

Lamentablemente, esta tendencia la hemos visto desde el día 1 de la cuarentena. El miedo hace surgir odios. 

La re-unión. 

La contra cultura, la rebelión, el riesgo. Inevitablemente la juventud buscará momentos para estar reunida y mostrar al mundo su fortaleza inmortal. Volverán los conciertos, los teatros, los cines, los bares atestados. Estar en ellos puede convertirse en una demostración de confianza en sí mismo y en la sociedad. 

Liderazgo Global y Nacionalismo.

Ni USA, ni Europa, ni China, ni Rusia. Nadie asumió un liderazgo mundial en esta pandemia, y ningún país se preocupó por los demás. Ni Brasil, ni México a nivel regional. Tampoco Chile no tuvo ningún modelo que exportar esta vez. En realidad, estuvimos solos. Completamente solos. Lo bien o mal que salgamos de la pandemia tendrá un enorme impacto en nuestra auto-estima. 

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Colabórame pe...

Sobre cómo nuestros políticos repudian la palabra más de moda en el mundo empresarial: COLABORACIÓN.

Desde hace aproximadamente una década, hay una palabrita súper de moda en el mundo empresarial: Colaboración

Hay toda una industria de software para ayudar a que los equipos de las empresas colaboren más eficientemente entre sí, con sus clientes y con los equipos de otras empresas; hay libros, videos, websites enteros, consultores y empresas especializadas en el tema… El planeta entero parece entender que trabajando en equipo se puede avanzar más y más rápido. 

Las empresas compartimentadas, en las que cada departamento actuaba como un feudo privado bajo los deseos personales del gerente de área, ya son historia. Para el nuevo liderazgo, la tendencia es clara: hacer que toda la empresa colabore detrás del propósito general, que se unan en mesas de trabajo conjuntas en las que equipos interdepartamentales trabajan reunidos y al unísono, para diseñar mejores soluciones, para levantar todas las barreras, para alcanzar objetivos comunes de la manera más ágil posible. 

Hay un sólo entorno en donde la palabra Colaboración es un pecado: la política. 

Para un político ser tildado de “colaborador” es equivalente a una mentada de madre. 

Para un político, mucho más cool es ser opositor. Muy erradamente, nuestros políticos juegan a estar en siempre en contra, a obstruir, a protestar, a interpelar, a acusar, a frenar todo lo que sea posible frenar. Creen que eso es lo que esperamos de ellos. Y están recontra-equivocados. 

Estamos hartos de la confrontación inútil, de los pleitos inconducentes y de la nula productividad de nuestro congreso. Decepcionados por su falta de visión, ideas y compromiso con el bienestar. De su incapacidad de colaborar, de ponerse de acuerdo, de jugar en equipo. Si el Congreso fuera una empresa los despediríamos a todos. Y eso -exactamente- fue lo que hicimos con el último parlamento.

Esperemos que este nuevo congreso que elegimos hoy, de gente más joven y fresca, entienda que la mejor manera de lograr algo -en los poquísimos meses que tienen- es colaborar. Colaborar entre ellos. Colaborar con los municipios y los gobiernos regionales. Colaborar con la fiscalía y el poder judicial. Y colaborar también con el Presidente y el Poder Ejecutivo. 

Si encuentran algo con lo que no están de acuerdo, sólo háganse a un ladito y no participen.

Pero en la medida de lo posible, COLABOREN… y dejen que el país avance.

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Nuevo Mapa de la Marcas Políticas en el Perú.

En el 2010 escribí un artículo para América Economía titulado Mapa de las Marcas Políticas Peruanas. En vista de la intensidad de los últimos acontecimientos políticos, se me ocurrió re-visitar el tema.

La metodología es sencilla y está explicada en el artículo original. Los posicionamientos multidimensionales reflejan mis percepciones personales en función a encuestas publicadas, noticias, comportamiento en redes sociales y conversaciones. Y claro, mucho de instinto profesional. Arranquemos.

Marcas Perdedoras

Keiko® es -sin la menor duda- la marca política que más pierde.

El capital que tenía en el 2010 era fantástico y la llevó casi-casi-casi a ser la primera Presidenta de Perú en el 2016. Con un poquito de paciencia e inteligencia hubiera estado en Palacio en el 2021. Hoy está en prisión. Inexplicablemente se farreó todos esos atributos y se auto-destruyó.

En el camino, arrastró con ella la marca Fujimorismo®. Me provoca decir que el fujimorismo ha muerto, pero no puedo olvidarme que los peruanos elegimos a Alan García… dos veces! 

La marca Kenji® creció en estos años y con la misma velocidad se vino abajo gracias a los mamani-videos, Sin embargo, a diferencia de su hermana, en su caso queda la cuestionable “salvedad” de que no lo hizo por dinero ni por poder, sino por la libertad de su padre. Eso no lo hace bueno, simplemente menos-malo.  

En la vereda de enfrente, algo similar pasó con las marcas Alan® y Aprismo®, con la diferencia de que éstas ya arrancaban de una posición muy-muy mala en el 2010. Alan & Cía sólo han empeorado en este tiempo… y mucho!

En el mismo grupo podemos poner a las infames marcas Humala®, Toledo® y Castañeda®

La marca PPK® está tan muerta que no merece comentario.

 
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La marca Outsider® se carga de duda. Ya no es tan esperanzadora como antes. Ahora más bien produce cierto temor.

Quizás va calando la idea de que necesitamos profesionalismo y verdadera destreza política en el Gobierno.  

 

Marcas Ganadoras

Es muy interesante el caso de la marca Acción Popular® que en el 2010 estaba tan débil que ni siquiera pude cargarla de significados y personalidad.

Con la campaña de Barnechea en el 2016, el reciente triunfo de Muñoz y las populares participaciones de Lescano en el Congreso, Acción Popular es la única marca política que parece ganar un aire de renacimiento y frescura. 

Bastante más atrás va la marca PPC® que al renovar sus cuadros empieza a transitar por el mismo camino. Sin embargo no ha mostrado resultados importantes, todavía.  

 

Marcas Institucionales

Algunas experiencias personales -que relataré pronto en otro post- me hacen pensar que el Ejecutivo® avanza positivamente. Ojalá. 

La solitaria figura de Carhuancho® pone a la marca Poder Judicial® en un espacio de bipolaridad, en el que convive la mugre con el heroísmo de algunos. ¿Será una señal de cambio? Lo veremos en el futuro. 

La marca Congreso® llega a su nivel más bajo. Paupérrimo en realidad. Está destruida. Se pide su cierre a gritos y no es la primera vez. Yo mismo me cuestiono la necesidad de tener un parlamento en este milenio, como lo puse en este otro post. Debe haber otra forma.

La marca Fiscalía® no era relevante en el 2010, pero la visibilidad de José Domingo Pérez® nos ha llevado a ver y apreciar el valiente trabajo de él y otros fiscales jóvenes, que develaron la mafia de los Cuellos Blancos y se atreven incluso a cuestionar públicamente a la marca nefasta de su oscuro jefe: Chávarry®

Nuevas Marcas

Mucha agua pasó bajo el puente en estos últimos años.

La marca Barnechea® no existía en el 2010. Sumada al renacimiento de Acción Popular® hoy lo veo como el candidato con mayores posibilidades. Aunque aún falta muchisisisisisísimo para el 2021. 

Vizcarra® es otra marca que no existía hace 8 años. El Designated Survivor ha sabido sintonizar a la perfección con la ciudadanía: a estas alturas tiene casi un 70% de aprobación… y va en subida. ¿Se presentará en 2021? Sería un gran jale para la marca PPC® o similar. 

Aún en un limbo lleno de dudas y cuestionamientos aparecen las nuevas marcas de Verónica Mendoza® y Julio Guzmán®. Habrá que esperar y ver cómo evolucionan con miras al 2021. 


 

Conclusión: 

Salvo honrosas excepciones como Acción Popular®, PPC® y Vizcarra®, las marcas políticas del Perú están cada vez más teñidas de atributos como Corrupción, Mafia y Deshonestidad.

Leer los diarios o las redes sociales es suficiente para darse cuenta que la población ha llegado al máximo nivel de hartazgo, a un paso de la insurrección y el linchamiento.

La aparición accidental de Vizcarra® (que me recuerda al buen Paniagua®) con su perfil bajo, tranquilo, bonachón, valiente y eficiente, y su enorme aprobación popular, nos demuestra que la gente no espera un superman ni un mesías en la Presidencia, simplemente alguien confiable que se aleje un poco del pleito político, que aparezca lo necesario y haga que las cosas pasen. En realidad no es mucho pedir. 

¿Hacia dónde se moverán las Marcas Políticas en el Perú del futuro?

Será interesante re-visitar este tema nuevamente, dentro del algunos años. 

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¿PERDIMOS?

Lo que más me dolió ayer es no haber haber terminado sin haber podido gritar un gol de Mundial.

Lo que más me dolió ayer es no haber haber terminado sin haber podido gritar un gol de Mundial. Un gol de esos que se grita cuando la esperanza está todavía viva, de esos que se gritan fuerte y largo, de esos que hacen que saltes de la silla y te abraces con cualquiera que esté a tu lado. 

Perder los 2 partidos me jodió, sí. Pero siempre estuvo dentro de las posibilidades. Es decir, en cierto momento me creí el cuento que estábamos a sólo 6 partidos de ser campeones mundiales... pero en el fondo sabía de dónde veníamos y lo mucho que habíamos pasado para volver a un Mundial después de 36 años. 

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Perder estaba dentro de los cálculos. Perder a cero, no. Creo que interpreto a varios cuando digo que lo que me frustró ayer es no haber tenido el privilegio de soltar ese grito, el no haber podido disfrutar ese golpe de adrenalina, el no haber tenido esa experiencia de catarsis liberadora. 

Seguramente habrá un gol contra Australia, pero ya no será lo mismo. Será un Gol! de esos para adentro, de esos de alivio más que de triunfo. Solamente un gol de honor. 

Hemos ganado mucho. 

Ya está: perdimos los 2 primeros partidos. Fuera de eso, siento que hemos ganado muchísimo. 

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Como país nos habíamos acostumbrado a perder en un deporte en el que somos buenos, en el que tenemos un estilo propio y una personalidad distinta a todos en el mundo. Pero ahora, toda una generación de jugadores e hinchas ha descubierto la olvidada sensación del triunfo y la victoria. Hemos ganado autoestima.

Como país hemos descubierto la fuerza y el talento de nuestros jóvenes, que bien liderados y encausados pueden lograr muchísimo, sin la necesidad de recurrir a ningún poder fantástico. 

Hemos tenido una verdadera reconciliación con el deporte rey. A nivel Federación, a nivel comando técnico, a nivel jugadores, a nivel hinchas, a nivel periodistas y a nivel auspiciadores.

Ahora todos sabemos que Perú tiene más de 30,000 locos dispuestos a seguir a su selección a donde vaya y 30 millones igual de fanáticos y apasionados que aunque se queden en casa son capaces de comprar álbumes, camisetas, sombreros y televisores a cambio de unas cuantas victorias. 

Hemos ganado íconos, ídolos, referentes, valores. 

Lo que viene para adelante, sólo puede ser mejor. 

Habrá que esperar 4 años más para soltar ese grito de gol de Mundial que se me quedó guardado en el pecho y la garganta, listo para salir.

La diferencia entre ayer y hoy es que ahora creo que se puede, ahora creo que hay futuro y que seguramente estaremos en Qatar. 

Porque la CONFIANZA está entre las cosas más valiosas que este proceso de Gareca y sus tigrillos nos ha hecho ganar.

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Publicidad Estatal: lo que sí se debería mejorar.

Ya que los honorables congresistas están discutiendo sobre el tema, sería genial que le den una miradita a temas que sí están pendientes de mejorarse desde hace años. 

No voy a perder mucho tiempo debatiendo la Ley Mulder para que se prohiba la Publicidad Estatal en medios privados, porque se cae sola. ¿Una Campaña Nacional contra la Anemia que se anuncia sólo en El Peruano, Canal 7, Radio La Crónica y las páginas institucionales del los organismos del Estado en redes sociales? Vamos…

El Estado y el Gobierno tienen el derecho y el DEBER de comunicarse con el país. Sobre muchísimos temas: campañas de vacunación, anuncio de proyectos y obras, nuevas leyes y reglamentos, campañas cívicas, procesos electorales, impuestos…  Los discursos y mensajes son una forma de comunicar, pero la publicidad es -en todas partes del mundo- la mejor manera de hacerlo.

Prohibamos que los empleados del Estado viajen en líneas aéreas privadas y que sólo lo hagan en aviones de la FAP. "Imposible! No tenemos suficientes rutas ni frecuencias!"-dirán. Lo mismo pasa con los medios del Estado: no tienen audiencia. En el Perú no tenemos una BBC, la gran audiencia la tienen los medios de comunicación privados. La propuesta es pues una tontería; un resbalón de Mulder que no tiene ni pies ni cabeza.

Y es que además, el buen Mulder ha pasado por alto un pequeñísimo pero importantísimo detalle: las "redes sociales" son medios publicitarios PRIVADOS y extranjeros! Se le tiene que pagar y no se factura en el Perú, es un servicio no-domiciliado que genera un impuesto de 30%.  Pero más allá de eso, prohibir la inversión en medios de comunicación peruanos para desviar la inversión a gigantes norteamericanos como Facebook, Youtube, y Twitter es -por lo menos- insensato.

Pero saquemos algo bueno de lo malo para que esto no sea una completa pérdida de tiempo. Ya que los honorables congresistas están discutiendo sobre el tema, sería genial que le den una miradita a temas que sí están pendientes de mejorarse desde hace años. 

 

1 - LA FORMA DE COMPRAR CREATIVIDAD.

El Estado necesita publicidad y como el mayor anunciante del país merece la mejor publicidad. Y eso pasa por saber comprar la mejor Creatividad. Ver publicidad estatal no debe ser un dolor, sino un placer. 

La Creatividad no se puede comprar como se compran tornillos o clavos. La mejor Creatividad no es la que se puede comprar más barata.

El talento cuesta. Contratar los servicios de agencias serias, establecidas y reconocidas, o de creativos independientes famosos, siempre va a ser más caro que comprarle a la agencita recién formada por gente sin experiencia.

La creatividad se compra diferente. Importan poco los títulos universitarios y las horas-hombre. Importa la experiencia, los resultados comprobados, la capacidad estratégica y sobre todo el talento. La calidad es todo. 

 

2 - LOS PLAZOS POR LOS QUE SE CONTRATA.

La relación agencia-cliente se hace más fuerte con el tiempo. Se nutre, se aprende y se crece trabajando juntos.

El Estado debería contratar sus agencias por plazos medianos o largos, pero no lo hace así. El Estado trata cada campaña publicitaria como si se tratara de una obra pública nueva que debe licitarse desde cero.

Tomemos el ejemplo de la brillante campaña de PromPerú que ganó Cannes hace unos años: Marca Perú. Fue fabulosa! Genial! Superó largamente todos sus objetivos! ¿No debió la misma agencia (Y&R) que ya le había agarrado la mano a la marca seguir trabajado con ella? Claro que sí!

Pero no.

A partir de ahí cada proyecto de PromPerú se licita nuevamente desde cero. Y ya nunca tuvimos una campaña tan fuerte como aquella. A pesar de los millones que se han invertido y se invierten, la Marca Perú se va debilitando, porque no hay consistencia estratégica ni creativa en la comunicación.

La consistencia y la coherencia se construyen cuando la agencia y el cliente trabajan juntos por mucho tiempo.

Además, cuando se contrata proyecto por proyecto los precios son más altos que cuando se contrata por un fee de servicios de largo plazo. Hagan números.

 

3 - IMPORTANTE: EL PRECIO QUE SE PAGA POR LOS ESPACIOS PUBLICITARIOS. 

Para nadie es un secreto que el Estado paga la tarifa publicitaria más alta del país. Aún siendo el mayor anunciante del mercado, para el Estado no hay descuentos en la compra de medios: paga tarifa impresa.

La razón es fácil de entender: el Estado ha sido incapaz de organizarse para comprar sus espacio en medios en bloque y programadamente.

En los medios, para obtener descuentos (enormes) debes asegurarles un monto mínimo de inversión anual y cumplir con ciertas condiciones de pago. Es lógico y es simple, pero el Estado sigue comprando cigarrillos sueltos en lugar de comprar cajetillas o cartones. El MTC compra por su lado, ESSALUD compra cuando se le ocurre, SUNAT compra cuando recuerda que vienen las declaraciones.

Todo se podría poner en una gran bolsa millonaria y salir a comprar el año completo. O mejor aún: licitar a través de las Centrales de Medios cada año. Se podrían obtener descuentos de hasta 40% o más. Vaya que eso sí le ahorraría fortunas al país!

Además le aseguraría una compra técnica realmente eficiente y efectiva de espacios publicitarios, que ahora se compran básicamente dividiendo el presupuesto en base a una simple regla de tres.

 

4 - LA CREATIVIDAD QUE SE TIENE QUE PAGAR Y LA QUE YA ESTÁ PAGADA.

Efectivamente, el Estado paga los medios más caros de la industria. Pero… esa tarifa incluye la famosa Comisión de Agencia del 15%. Y además, la comisión APAP del 5%. Es decir: 20% de esas tarifas se pagan a la central de medios que contrata el servicio.

La antigua Comisión de Agencia (una retribución 100% legítima y legal) sirve para pagar Creatividad, Servicio de Cuentas y Servicio de Medios. Es decir, cuando se trata de una campaña estatal que va a salir en medios masivos... la creatividad ya está pagada!

Por eso no entiendo y no participo cuando licitan la creatividad por separado. Porque alguien se está llevando el 20% de comisión... gratis! No acepto ser cómplice de este doble gasto para el país. Si me dan los medios, o la Central de Medios me contrata, bienvenido; si no es así, pues búsquense a otro!

Ojo: Cuando la creatividad no incluye inversión en medios, sí debe ser pagada independientemente: diseño, websites, afiches, consultorías, discursos, slogans, etc. Cuando incluye inversión en medios, ya está pagada.

 

5 - A QUIÉN SE LE COMPRA LA PUBLICIDAD. 

Cada que nace un Gobierno nacen con él un montón de pequeñas agencias de parientes y amigos listísimos para llevarse un buen pedazo de la torta.

Algunos países vecinos ya han regulado este tema con leyes que prohiben al Estado comprar servicios publicitarios a agencias que tengan menos de 5 años de constituidas. Es lógico, positivo y muy fácil de implementar.

Algunos gobiernos vecinos favorecen además a las agencias que tengan espaldas suficientes para financiar de su propio bolsillo las producciones publicitarias, los comerciales, fotos, programaciones  y/o ilustraciones que el Estado tiene que pagar, pero que -por sus reglas internas- demora varios meses cubrir.

 

Estos son sólo 5 puntos en los que se podría mejorar la Publicidad Estatal muy fácilmente; pero hay más, muchos más. 

Recomendaría a los Sres. Congresistas que inviertan su tiempo, no en discutir con Mulder, sino en conversar con el Círculo de Creativos, la APAP, la Sociedad Nacional de Radio y Televisión, la Asociación de Centrales de Medios, ADÑ y los demás gremios involucrados.

Descubrirán que hay una contraparte deseosa de dialogar y colaborar con ideas frescas, informadas y positivas, para que el Estado tenga cada año una mejor publicidad, pagando lo justo por ella.

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¿En serio necesitamos un Congreso en el Siglo XXI?

La idea de tener representantes ilustres de las distintas regiones de un país conversando y proponiéndole leyes al Rey pudo haber sido una idea revolucionaria y brillante en 1188, cuando surgieron las Cortes de León, pero ya no lo es.

No sólo las empresas necesitan un área de innovación, también los países.

Todo ha cambiado en el mundo, salvo nuestras instituciones de Gobierno. Y entre ellas, la que me parece más obsoleta de todas es el Congreso.

La idea de tener representantes ilustres de las distintas regiones de un país conversando y proponiéndole leyes al Rey pudo haber sido una idea revolucionaria y brillante en 1188, cuando surgieron las Cortes de León, pero ya no lo es.

  • ¡Hostias tío! ¡Pero disolver las Cortes nos haría volver al completo absolutismo! ¿Cómo haríais para que el supremo Monarca escuche las vastas necesidades de nuestra distante región si eliminaseis a sus ilustres representantes?
  • Errr… ¿Facebook?
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Aceptémoslo: casi un milenio después, no existe un Rey y nuestros congresistas son cualquier cosa menos ilustres.

130 políticos cargados de ideologías y consignas partidarias en realidad no representan a nadie, salvo a sí mismos y a sus propios intereses.

Constituyen además un órgano lento, oscuro, corrupto y extremadamente caro para el país. ¿Alguien recuerda una buena ley que haya dado nuestro Congreso? Seguramente habrá alguna, pero a mi no se me viene a la cabeza.

No asocio la palabra Congreso a mejores leyes y mejor gobierno, sino a escándalos, corrupción y pleitos completamente improductivos.

Caro Congreso.

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A los peruanos, los escandaletes de nuestro caro Congreso nos cuestan aproximadamente US$200 millones anuales, redondeando.

Eso quiere decir que mantener “trabajando” a cada uno de los 130 caros Congresistas nos sale costando más o menitos US$1.5 millones anuales por cabeza.

  • Y si lo divides entre las 95 leyecitas que hicieron en el 2016…
  • Cada ley nos cuesta US$2.1 millones!
  • Oye flaco, en mi Estudio de Abogados te escribo cualquier ley en 20 días, por 100mil dolaretes… y con reglamento incluido de yapa!

La Alternativa Digital.

Einstein definía la Demencia: repetir una y otra vez el mismo procedimiento y esperar un resultado distinto. Los peruanos debemos estar bastante dementes. Si de verdad esperamos un resultado distinto, tenemos que cambiar.

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En la era digital en la que vivimos, cada uno de nosotros se hace escuchar diariamente sin necesidad de Congreso alguno, a través de Facebook, Twitter, Linkedin y los comentarios que ponemos en El Comercio, La República, RPP y cuanta página hay por ahí.

En realidad, en la era digital no necesitamos que nadie nos represente, porque podemos hacerlo nosotros mismos.

Podemos opinar cada que queramos respecto a cualquier tema, e incluso podríamos votar y hacer plebiscitos a cero costo para el Estado cada que lo consideremos necesario.

Nuestro Congreso nos cuesta US$1,000 millones por los 5 años para los que fue elegido... ¡Imaginen el maravilloso sistema de democracia digital que podríamos construir con una fracción de ese dinero!

Hagamos un wishlist para el sistema (o un backlog para ponerlo en lenguaje Agile):

  • Que cualquiera pueda proponer el borrador de ley
  • Que todos puedan opinar
  • Que todos puedan votar respecto a los borradores
  • Que los borradores aprobados se tercericen para la confección de la ley final y el reglamento
  • Que se pueda votar nuevamente respecto al trabajo final.
  • Que cualquier pueda proponer proyectos para su región
  • Que cualquier pueda opinar sobre esos proyectos
  • Que se pueda votar sobre esos proyectos
  • Que el sistema priorice esos proyectos en función a votos y recursos disponibles

No es nada complicado. Resultaría bastante parecido a cualquier red social.

Beneficios inmediatos:

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  • Los lobbys bajo la mesa se acaban. Los empresarios tendrán que plantear sus ideas al país en pleno y convencer a la mayoría de peruanos respecto a sus iniciativas.
  • Nos ahorramos US$1,000 cada 5 años.
  • El foco de la discusión estaría puesto en propuestas y no en vendettas.
  • Los noticieros y medios ya no tendrían que estar cubriendo todos los días los pleitos improductivos del los congresistas.
  • 130 Congresistas tendrían que ir a trabajar en empleos reales, y en una de esas, alguno de ellos termina haciendo algo bueno para el país.

Democracia Digital.

Lo que planteo es sólo un garabato de idea. Obviamente hay muchísimos detalles que pulir y discutir, pero estoy seguro que en las próximas décadas todos los países del mundo tendrán algún tipo de sistemita de democracia digital como el que esbozo. De hecho ya hay muchos trabajos por ahí avanzando sobre este tema: E-Democracy , Democracia DigitalDemocracia Digital: próximos pasos

Es que no podemos vivir en el siglo XXI como si aún estuviéramos en la Época Republicana, cuando no existía el telégrafo, la radio, la televisión y menos la Internet. Hoy estamos conectados y eso lo cambia todo. 

Estamos obligados a evolucionar, a mejorar nuestra democracia, a legar a nuestros hijos un mejor sistema que el que heredamos nosotros.

  • Interesante tío. Pero lo que propones es imposible...
  • ¿Por qué, sobrino?
  • Porque los que tendrían que aprobar un cambio así, son los mismos congresistas…
  • Y otorongo no come otrorongo… Cierto.
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Golazo para la autoestima infantil.

Desde el parque, la voz de un niñito rompió la modorra del feriado, gritando con todas sus ganas: ¡¡¡Vamos Perú!!!

Jueves 9AM. La ciudad despertaba silenciosa y despacito de una resaca de 36 años. Un golazo de Farfán y otro de la Sombrita nos habían clasificado hace una horas al Mundial.

Las redes sociales estaban llenas, las calles, vacías. 

Desde el parque, la voz de un niñito rompió la modorra del feriado, gritando con todas sus ganas: ¡¡¡Vamos Perú!!!

Yo había escuchado eso antes… 

Igual que el olor del plátano arrebozado con queso, el grito orgulloso y feliz de ese niño hizo que mi mente volara a la casa de mis abuelos, a los años 70, al barrio, al Parque Villarán, a esos “partidazos” que jugábamos con Edy, Rolfi, José Luis, Luis y José y los patas de las otras cuadras. 

En esos Mundiales imaginarios, ninguno de nosotros elegía ser Italia, Alemania o Argentina: si te tocaba elegir primero, elegías -sin dudarlo un segundo- ser Perú. 

Ninguno de nosotros quería ser Beckembauer o Muller: queríamos ser Cubillas, Perico o Chumpitaz. Hacías paredes como las que hacían Cueto con El Nene, huachitas como las que hacía Sotil, goles como los que hacía Cachito, Baylón o Gallardo. 

Si te tocaba elegir segundo... piña! Te quedaba resignarte a ser Brasil, el Campeón del Mundo; pero sabías que -aún siendo el scratch- jugarías en desventaja frente a los malditos que eligieron primero ser la Selección Peruana. 

 

¿Barcelona? ¿Manchester? ¿Bayern? Nah… Mi hermano Edy era hincha de la U (pobrecito), yo del Alianza. Ni nos interesaban los equipos de fuera. Para qué, si aquí había un reñidísimo campeonato local. Nos sabíamos todos los jugadores de cada equipo, llenábamos los álbumes, jugábamos fúlbito con chapitas, y donde hubiera fulbito de mano, ahí se iban nuestras monedas. Pegábamos afiches de los jugadores en la paredes de nuestra habitación, y banderines de equipos y selecciones que algún tío nos conseguía por ahí. 

Eramos fans. Eramos hinchas del fútbol del Perú. Cualquiera al que le regalaban una camiseta en Navidad o una pelota de cuero de 21 paños, salía a lucirla como si le hubieran regalado un playstation. 

Me alegré por el niño del parque... porque recordé lo que yo sentía cuando tuve su edad. 

Yo vivía en un país de sueños infantiles. Una tierra en la que había, amigos, familia y fútbol de nivel mundial. Y para colmo de las suertes… a mi me había tocado la tremenda suerte de ser peruano. ¡Que lecherazo!

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Ya entendí. #Perú-País-de-Violadores

Cuando uno mete la pata debe disculparse.
Cuando uno mete la pata públicamente, debe disculparse públicamente.

Cuando uno mete la pata debe disculparse.Cuando uno mete la pata públicamente, debe disculparse públicamente.

LOS HECHOS.

La madrugada del miércoles, ante las múltiples reacciones que ya había tenido el hashtag #PerúPaísdeVioladores, publiqué mi opinión al respecto. En 3 tuits seguidos expliqué porqué no me gustaba.

Inmediatamente empecé a recibir durísimas respuestas y todo tipo de insultos.

La verdad es que no entendía por qué una simple opinión respecto a una frase, expresada de lo más educadamente, podía resultarles taaaan graaaave. Lo que escribí era exactamente lo mismo que le hubiera dicho a cualquier redactor que me hubiera propuesto un slogan similar: que era una frase cargada de negatividad, que debería buscar una alternativa mejor, una idea diferente que lograra unir a la gente en lugar de dividirla. 

“Están hipersensibles con el tema. Ya se les pasará.” -pensé.

Decidí que lo mejor era no contestar ninguno de los agravios. Además -francamente- no lo iba a hacer porque era imposible: eran demasiados (fueron tantos que en cierto momento del día fui Trending Topic!) y yo estaba con demasiado trabajo como para multiplicar cada respuesta por una andanada de contra-ataques. 

“Ya se les pasará… El fin de semana algún otro tema se hará más importante y se olvidarán” -cerré el capítulo.

O al menos eso pensaba.

LA EPIFANÍA.

Anoche, llegué a casa después de las 10PM,  luego de un evento de trabajo. Estaba molido y lo único que quería era desplomarme en mi cama.

Pero… mi hija Marina tenía otros planes.

Me dio el alcance y me dijo que había estado leyendo los tuits y que ella pensaba que los ataques eran justificados y que yo había cometido un error.

“¡Dios mío! ¿En serio? ¿A esta hora?”- me lamenté.

La verdad es que me decepcionó un poquito, pero no me sorprendió en lo más mínimo. Marina es una estudiante de Artes con opiniones muy firmes respecto a estos temas sociales. Más de una vez hemos tenido posiciones diametralmente opuestas en estos temas. Por la forma en que empezó, yo estaba seguro de que esta iba a ser una de esas largas discusiones. Y no me equivoqué.

Lo que siguió fue un amplio debate en el que ella me repetía básicamente las mismas cosas que había leído en los tuits: que no se trataba de publicidad, que había sido insensible, que yo no entendía porque no era mujer y no vivía lo que las mujeres vivían, etc, etc.

Por mi lado yo me defendía de cada punto con mis argumentos profesionales: que era un pésimo slogan, que sólo había dado mi opinión y que seguía pensando igual, que sin ser mujer yo había hecho exitosos comerciales para toallas higiénicas, que podía entender lo que sentían y que de hecho estaba completamente a favor de ellas, etc, etc…

Ya se imaginan: una discusión muy tensa e intensa. Ninguno daba su brazo a torcer y yo ya veía que ésta iba a ser otro de esos rounds ideológicos en los que simplemente terminamos en completo desacuerdo.

Ya estaba listo para darle un cierre al asunto cuando Marina me dijo: “No es un slogan, papá! ¡Es un grito! Están gritando “¡Nos están violando!” Y cuando alguien grita y pide auxilio, tú no tienes que ponerte a evaluar la forma en que esa persona gritó. Tú tienes que responder a ese grito y hacer algo para ayudar!”

Yo estaba sentado en las escaleras. Felizmente! Porque fue como si Marina hubiera dado un salto con doble giro y me hubiera acertado una patada voladora invertida directo en la cabeza.

Sentí un ¡POM! en el cerebro.

Y entendí.

Recién en ese momento, entendí.

MIS DISCULPAS Y COMPROMISO. 

#PerúPaísdeVioladores es un grito, el grito de cientos de miles de mujeres peruanas que todos los días se ven violadas en las más distintas formas. Incluso cuando no se concrete una penetración. Nuestras mujeres son violadas cuando se les agarra el poto en el micro, cuando se les agarra las tetas en la calle, cuando las silban o les dicen "piropos galantes” o frases vulgares.

#PerúPaísdeVioladores es un grito que sale de las bocas de nuestras madres, hermanas, esposas e hijas porque no se les respeta como personas y como iguales. No es un grito sólo contra los que consuman la penetración, sino contra una sociedad que las viola diariamente, en todos los sentidos en los que una persona puede ser violada.

#PerúPaísdeVioladores no es pues un slogan. Y ahí está -en parte- mi error. Los hashtags muchas veces pueden ser slogans o punch-lines, pero también pueden ser denuncias o pedidos de auxilio, como en este caso.

Fui realmente insensible al escuchar un grito como este, un doloroso y desesperado pedido de auxilio, y ponerme a evaluar si lo que estaban gritando las víctimas estaba bien dicho o mal dicho. Por mi insensibilidad y desatino les ofrezco mis sinceras disculpas a todas las mujeres. 

Ensimismado en mi trabajo del día a día, no tuve la lucidez necesaria para detenerme y darme cuenta de que estábamos hablando de un tema muchísimo más importante que el Marketing y la Publicidad, más grave que cualquier campaña, cualquier o cualquier marca, un drama dolorosamente real que no necesita de evaluaciones, opiniones o focus groups, sino -únicamente- nuestra solidaridad, compromiso y acción.

Lo peor de todo, es que #PerúPaísdeVioladores es el grito de una lucha con la que siempre me he sentido comprometido: como hijo, como hermano, como ex-esposo, como enamorado, como tío, como primo, como amigo, como compañero de trabajo y -por supuesto- como padre y ahora flamante abuelo de valiosas, admirables, inteligentes y valientes mujeres. 

Mujeres bravas y apasionadas como Marina, que a sus 25 se toma en serio el duro trabajo de educar a su papá de 55.

Gracias Marina: he escuchado el grito y créeme que saldré en respuesta a él en todas las maneras que pueda.

Porque ya entendí.

Mis disculpas, nuevamente.

#PerúPaísdeVioladores #NiUnaMenos

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Perú vs Colombia, desde la Teoría del Color.

Juventud, equilibrio, humildad, simpleza, pasión, amor, energía… todo se ve muy bien para el lado peruano!

Los policías hacen barra con sus pitos en las calles, el ejercito difunde un video con los soldados saltando y alentando, PPK decreta medio día feriado y aquí en la Jaulita Abierta ya estamos todos sin uñas, a la espera del Perú-Colombia.

En los últimos días he compartido en las redes algunos posts sobre la teoría del color, y se me ocurrió aplicarlos a los uniformes de Perú y Colombia. A ver qué sale…

PERÚ.

Predomina el BLANCO. Y el blanco significa EQUILIBRIO, CALMA, LIMPIEZA, HUMILDAD y SIMPLEZA. No se puede dejar de reconocer estos valores en el equipo de Gareca.

Pero además está la banda ROJA directa sobre el corazón. El rojo significa: PASiÓN, AMOR, ENERGÍA, OSADÍA, JUVENTUD Y EMOCIÓN. Nuevamente valores del equipo Gareca.

Juventud, equilibrio, humildad, simpleza, pasión, amor, energía… todo se ve muy bien para el lado peruano!

COLOMBIA.

La camiseta AMARILLA de Colombia transmite OPTIMISMO, ALEGRÍA, PELIGRO y CLARIDAD. No me queda más que desear que hoy tengan un claro y peligroso exceso de optimismo que dé una gran alegría a los peruanos. :)

Amarillo también es el color de la bilis y esperemos que los colombianos hagan mucha el día de hoy.

El pantaloncillo AZUL implica SEGURIDAD, CONFIANZA, ESTABILIDAD y FUERZA. Sólo me queda esperar que esa fuerza sea tan excesiva que les genere un par de expulsiones; y que esa seguridad, estabilidad y confianza se traduzca en un equipo lento y pasivo.

El azul también es el color de los moretones: ojalá que eso implique que alguno que otro colombiano se lesione en el partido y se vaya al cielo, que también es azul.

Finalmente las medias ROJAS transmiten lo mismo que en el caso peruano, pero mientras nosotros lo llevamos en el corazón en el caso de Colombia ellos lo tienen en las patas.

Rojas también son esas tarjetas que esperamos que el árbitro les muestre a los Colombianos.

LA CANCHA Y EL ARBITRO.

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Además de las camisetas, está el VERDE de la cancha. No hay color más apropiado: es la ESPERANZA de los dos países la que se juega sobre el ella. Y claro… es el color del DINERO y todos sabemos los millones que se juegan para todos. 

Finalmente tenemos al hombre de NEGRO, que infunde PODER, MISTERIO y MUERTE. Recemos a papalindo para que esta noche el árbitro juegue a favor de Perú, o en todo caso neutral, pero nunca como el otro brasilero que arbitró en Buenos Aires.

CONCLUSIONES.

Como ya se habrán dado cuenta, en el caso del fútbol nada de la teoría del color aplica, porque de ser así, Perú hubiera estado en cada Mundial de la historia, sin falta.

Así que este ha sido sólo un ejercicio para entretener la mente, para hacer que pasen las horas y los minutos, y distraer un poco los nervios que a estas alturas nos están matando!

De lo único que podemos estar seguros es que esta noche, cuando juegue Perú, todos los colores de nuestra patria estarán unidos como en un arcoíris. todos gritando sin parar… ARRIBA PERÚ CARAJO!

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¿Por qué Keiko no quiere que su papá salga libre?

Keiko debería tener claro que la única posibilidad de que PPK le de un indulto a su papá es que el ambiente político esté relativamente tranquilo.

La última vez que se sacó el tema del indulto a Fujimori, El Comercio publicó una investigación que mostraba que ya una buena mayoría de peruanos estaba a favor. Pero entonces, casi en automático, Keiko salió con alguna pachotada agresiva contra PPK y casi como por consigna el bloque fujimorista en el congreso empezó otro de sus ataques al gobierno.

Y el tema del indulto, naturalmente, desapareció de la conversación.

No es la primera vez que ha pasado. Los acuciosos investigadores podrán revisar los medios y ver que el esquema se ha repetido al menos 3 veces: - Se habla del indulto - Keiko y los fujimoristas salen a la ofensiva - El tema vuelve a cero.

¿Cuál será la estrategia?

Keiko + Alberto + Kenji
Keiko + Alberto + Kenji

Keiko debería tener claro que la única posibilidad de que PPK le de un indulto a su papá es que el ambiente político esté relativamente tranquilo, como para que el Presidente se sienta lo suficientemente sólido y seguro para tragarse el sapo de la reacción anti-fujimorista.

Es obvio. Y estoy seguro que lo saben.

Pero por alguna razón han decidido no darle esa tranquilidad indispensable para que se anime. Por el contrario, cada que se acerca la posibilidad, lo acorralan y lo atacan al punto que se le hace políticamente imposible tomar la decisión sin que se sienta que lo hizo a la fuerza.

UPDATE 23/9/2017:  Del genial Heduardo en El Comercio de hoy. :)

UPDATE 23/9/2017:  Del genial Heduardo en El Comercio de hoy. :)

Qué pueden estar tramando…

Keiko ya no va a ser Presidenta, eso me queda claro. La jugada de policía-malo-policía-malo con Kenji la entiendo perfectamente, y creo que les puede funcionar para que el hermano lo intente con éxito. Pero esa estrategia en tandem la podrían jugar perfectamente sin sacrificar una posible libertad para el papá.

¿Cuál puede ser la razón de fondo para que la hija sabotee cualquier intento de sacar al papá de la prisión?

Mi maquiavelismo no llega tan lejos. ¿Alguna teoría?

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No esperes nada de PPK en el 2017.

Son los emprendedores, los trabajadores y las empresas las que han hecho avanzar el Perú. Y aún falta muchísimo por avanzar.

Este año fue difícil para muchísimas empresas.

- Es que las medidas de PPK se han demorado mucho, Robby.

alan-garcia-ppk-2
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Es cierto. Ya termina el 2016, han salido poquísimas medidas y -a decir verdad- ninguna que ayude a mi negocio.

En esas conversaciones andaba cuando la luz me golpeó como un mazazo en la cabeza: ¡Justamente ese el problema! ¡Hemos empezado a esperar “algo” del Gobierno!

¡Pero qué bobos!

De pronto -por alguna razón que habrá que estudiar- nos pusimos a esperar que el Presidente mueva su varita mágica para que nuestros negocios se disparen hacia arriba. ¡Que tontos!

¿DE CUANDO ACÁ ESPERAMOS ALGO DE NUESTROS POLÍTICOS?

Siempre he pensado que la recuperación económica del Perú se debió justamente a que los empresarios dejamos de esperar “algo” de los políticos.

Hace décadas que dejamos de esperar un Congreso que no diera vergüenza. Hace décadas que dejamos de esperar un Poder Judicial justo y eficiente. Hace décadas que dejamos de esperar medidas anti-corrupción efectivas, buena salud, buena educación, buena vivienda, buena seguridad…

Tarata
Tarata

Todo comenzó cuando terminó el gobierno de Alan Primero. ¡El país quedó en ruinas! Luego vino Fujimori que de una forma dolorosísima para todos, arregló y ordenó la economía.

Y entonces nos vimos todos ahí, parados entre los escombros de un país devastado. ¡Era imposible esperar nada del Gobierno! Y entonces hicimos lo único que se podíamos hacer: nos arremangamos y nos pusimos a trabajar.

Si queríamos salud, seguridad, educación, vivienda... teníamos que conseguirlas nosotros. Y si queríamos plata para todo eso… teníamos que generarla nosotros solitos. Así que todos nos pusimos a trabajar: sin esperar nada de nadie.

Y así fuimos avanzando, en base al enorme esfuerzo de los empresarios y a todos los trabajadores peruanos que nos pusimos a chambear como enanos, en la completa certeza de que no íbamos a recibir nunca ninguna ayuda del Estado ni de ningún Gobierno. No esperamos nada de Toledo. No esperamos nada de Alan II. No esperamos nada -nadita de nada- de Humala.

Mientras no se pusieran a jugar con la economía, los políticos tenían licencia para hacer lo que quisieran: circo, escándalo, pleitos, corrupción…

CUIDADITO CON CREÉRSELA…

Marca Perú en Times Square
Marca Perú en Times Square

Será que las campañas electorales nos hicieron pensar que el Perú podía ser un país distinto. Será que todo este tema de la OCDE nos ha hecho pensar que podemos ser pronto un país del primer mundo. Será que porque PPK es economista liberal, pensamos que podía apretar un mágico y secreto botón en el tablero económico y hacer que la economía se dispare en un par de meses.

No nos engañemos: Perú sigue siendo Perú.

La Educación mejoró un poquito, pero no mandarías a tus hijos a un Colegio Estatal, no?.

La Salud mejoró un poquito, pero vas a seguir pagando tu seguro de salud privado, no?.

La seguridad aumentó alguito, pero igual seguirás pagándole al guachimanes de la cuadra, no?.

Nada ha cambiado. Nuestros políticos siguen siendo exactamente eso: nuestros políticos.

PPK parece un buen tipo, pero no es ni mejor ni peor que Humala, García, Toledo o Fujimori. Es sólo el siguiente Presidente en la reconstrucción del país.

Dejemos de esperar “algo” de PPK. Si al final logra algunos cambios positivos, pues bien. Si no logra nada distinto, también. Mientras no se ponga a jugar con la economía… todo bien. Son los emprendedores, los trabajadores y las empresas las que han hecho avanzar el Perú. Y aún falta muchísimo por avanzar.

Tomémonos una breves vacaciones este verano, pero de regreso recuperemos la actitud que nos trajo hasta aquí y hagamos lo que ya sabemos que funciona: arremangarnos y trabajar.

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¿Por qué hay tan pocas Directoras Creativas?

Invitación abierta a las profesionales creativas que han abandonado la carrera y a las que siguen en actividad para que me ayuden a entender las razones por las que casi no hay Directoras Creativas.

Esta es una invitación abierta a las profesionales creativas que han abandonado la carrera y a las que siguen en actividad para que me ayuden a entender las razones por las que casi no hay Directoras Creativas. Ni en el Perú, ni en ningún lado.  

Este es el post de Mercado Negro que generó la discusión en redes. 

Este es el post de Mercado Negro que generó la discusión en redes. 

El tema se ha levantado nuevamente en los últimos días ( Post de Elsie, Conversación Ximena y Gonzalo ) y me interesa conocer más las verdaderas causas por las que el talento de muchas brillantes profesionales creativas se pierde en algún punto del camino.

Yo tengo mis teorías, pero seguramente sesgadas por mi testosterona. Así que de verdad quisiera escucharlas.

Un poco de focus, un poco de catarsis.

Por favor, usen los comentarios para contarme su historia. Sean lo más claras y directas que puedan ya que muchas veces no entiendo bien las sutilezas, los entrelineas y las respuestas políticamente correctas. Recuerden que lo que para ustedes puede ser obvio, para mi de pronto no lo es, así que no se salten lo importante. 

Creo que solamente cuando entendamos realmente lo que ustedes viven y sienten dentro de una agencia, podremos empezar a soñar, diseñar e implementar los cambios que hagan del ambiente creativo un espacio en el que quieran quedarse.

- Robby!

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El Vendepatria y El Patriota. - Sobre Alfredo Barnechea.

A Barnechea lo había visto sólo en televisión en los setentas, cuando nos sentábamos a ver Contacto Directo en familia, con papá, mamá y hermanos, como se hacía en ese entonces. Desde esa época, nunca más supe de él.

Escena 1: Un libro sobre política.

Portada del El Vendepatria. 

Portada del El Vendepatria. 

En julio del 2015 terminé de escribir una comedia que tenía 30 años dándome vueltas en la cabeza. “El Vendepatria" (lanzado en diciembre) narra la historia de un político ultra-pragmático que se da cuenta que el Perú no funciona, y toma la audaz decisión de proponerle a los peruanos que vendamos el país a una potencia extranjera y nos dejemos de intentar infructuosamente la búsqueda del progreso y la felicidad por nosotros mismos. Para sorpresa de todos, el político resulta elegido por mayoría requete-recontra-absoluta y empieza la larga tarea de vender un país.

Pero el nuevo Presidente tiene que gobernar el país durante los años que llevará la venta, así que para hacerlo escribe una Visión de País detrás de la que alinea todos sus esfuerzos y los de su equipo: “El Bienestar Común Progresivo”.  Alineados detrás de esta visión, todos los peruanos se ponen a trabajar y -oh sorpresa- el Perú empieza a mejorar y mejorar… El resto, léanlo en el libro. :)

Escena 2: Un café con sorpresa.

Barnechea y su primera fama. 

Barnechea y su primera fama. 

En setiembre del 2015, un amigo me cita en La Tiendecita Blanca para hablar de un proyecto urgente. Pensé que se trataba de un nuevo cliente publicitario, pero me equivoqué. Luego de ponernos brevemente al día, él me pregunta si hago campañas políticas, y yo le digo que no, que la política me parece un asco lleno de podredumbre y corrupción. Pero él insiste: “Y qué pasa Robby, si te digo que la persona en cuestión es un tipo limpio, honesto, sin historias oscuras, con una familia normal, un intelectual brillante y decente que quiere hacer esto únicamente por el bien del país.” Mi respuesta fue: “Compadrito, ese tipo no existe.”  Él se rió y me dijo “Sí existe! Y se llama Alfredo Barnechea”.

¿Barnechea? A Barnechea lo había visto sólo en televisión en los setentas, cuando nos sentábamos a ver Contacto Directo en familia, con papá, mamá y hermanos, como se hacía en ese entonces. Desde esa época, nunca más supe de él.

Mi amigo insistió hasta que me convenció de darle una chance: agarró su celular y ahí mismo agendó una reunión para la mañana siguiente y me dejó "clavado" con una reunión a la que iría más por compromiso con mi pata, que por convicción.

Escena 3: Un político que no existía.

Esa noche llegué a casa a googlear Barnechea… Alfredo Barnechea… Barrenechea… y cuantas variantes hubieran. Me di con la sorpresa de que Alfredo prácticamente no existía en la red. ¿Cómo era posible que un tipo semi-famoso se hubiera mantenido tan a salvo de Google? La verdad, hasta me pareció sospechoso… De hecho, sólo se había salvado uno de sus programas de Contacto Directo en que entrevistaba a Haya de la Torre, algunas de sus columnas en Caretas y por ahí una decena de menciones más, la mayoría sobre sus libros. No tenía Facebook, no tenía Twitter... no existía!

Uno de los 2 o 3 videos que habían por ahí era una conferencia que había dado en 2013 para el Ceplan; empecé a verla y simplemente me enganchó. Era una explicación logiquísima, clarísima y sustentadísima en datos históricos y económicos, del potencial y las oportunidades que el Perú tenía por delante. Y también de sus riesgos, si es que el Perú no aprovechaba lo que el llamaba una “ventana de oportunidad” temporal. Recuerdo clarísimo que lo que más me marcó, fue una frase que decía más o menos lo siguiente: “yo creo -sinceramente- que nosotros podemos ver al Perú convertido en un país desarrollado, en esta vida”.

Esa frase me tocó. Tocó en mi una frustración que tengo y que está en el centro mismo del El Vendepatria, la sensación de que nuestro país no funciona, y que con los políticos que tenemos, jamás va a funcionar. Seguramente todos sentimos un poco de eso. Entonces, que aparezca un tipo de la nada y que en el primer contacto (aunque sea a través de un video en YouTube) me diga y me convenza de que el Perú sí tenía una salida hacia adelante, que sí se podía... pues simplemente hizo que mi cerebro se diera dos mortales hacia atrás con tirabuzón. Esa noche decidí que sería interesante ayudar a Alfredo Barnechea, siempre y cuando el tipo no resultara un intratable en la reunión del día siguiente.

Escena 4: Ideas e Ideales.

Triángulo-Barnechea-ATTAT. Diseñado por Lorenzo Shakespear.

Triángulo-Barnechea-ATTAT. Diseñado por Lorenzo Shakespear.

El 5 de setiembre a las 10 de la mañana, conocí a Alfredo. El chico de la televisión se había convertido en un sesentón. Era mucho más alto de lo que hubiera imaginado, pero la voz y los gestos eran los mismos que recordaba. Estaba muy serio, y -como era lógico y porque yo ya venía muy bien recomendado- empezó un speech para convencerme de apoyarlo. Un tipo inteligente: no me habló directamente de política, sino de marketing. Me explicó la oportunidad política que veía: en ese momento estaban Keiko y PPK muy a la derecha y ambos representaban en esencia el mismo modelo económico y político de los últimos años; mientras que en la izquierda no había nadie (en ese entonces Vero Mendoza no había surgido aún) más que Acuña, que todos sabíamos que no llegaría lejos. Existía también un tal Julio Guzmán que venía creciendo, pero hasta ese entonces no era nada serio. Había pues un espacio político importante para las ideas de cambio que él tenía y que la gente esperaba. Debo decir como publicista y marketero, que su lectura del mercado político era impecable: había detectado un gran nicho que en ese momento nadie podía satisfacer de manera creíble.

Poco a poco la conversación se fue soltando (Alfredo hace bromas, buenas imitaciones y sabe buenos chistes) hasta que pude hacerle algunas preguntas que para mi eran claves antes de meterme en el pleito. Sobre todo una:

  • Alfredo, yo soy liberal, soy pro-libre-mercado y libre competencia… ¿Dónde te ubicas tú?
  • No te equivoques: yo también creo en la libre empresa y en el libre mercado! -me dijo inmediatamente. Pero… yo creo que el Estado debe tener un rol más activo como un árbitro y regulador de las empresas.
  • ¿¿Control de precios?? -me escarapelé todito, recordando los tiempos de Velasco y Alan Primero.
  • No, no… -me tranquilizó- pero hay otras formas de regular la economía a través del Estado. A ver... por ejemplo, con las tarjetas de crédito que realmente abusan cobrando más de 100% de interés a la gente. No lo hacen en Chile, no lo hacen en Argentina, pero lo hacen aquí. Yo puedo hacer que el Banco de la Nación compre todas esas deudas a tasas mucho más razonables para los peruanos, no a tasas negativas porque no se trata de que el Estado pierda plata, al contrario, tasas positivas para que el Banco incluso gane plata! ¿Me explico? Así, sin regular, puedo hacer que las tarjetas de crédito cobren intereses más justos para la gente. El problema Robby -me dijo- es que aquí se ha llevado el liberalismo a un extremo exagerado que no existe ni en los países más liberales del mundo. Han desaparecido por completo el rol del Estado a tal punto, que nadie defiende a los peruanos y nadie defiende al país. El Estado tiene la obligación de participar activamente en ciertas áreas, y especialmente en cierto tipo de proyectos de gran envergadura en los que -como país- no podemos quedarnos sentados simplemente esperando la iniciativa privada. Hay que desarrollar ciertas industrias, hacer ciertas carreteras, muchas irrigaciones, muchos puertos… que no pueden esperar los tiempos de la empresa privada. El Estado tiene que hacerlo. Ya luego se ve si se vende o se da en concesión... pero esas cosas se tienen que hacer cuando el Perú las necesita y no cuando a las empresas les conviene.”

Qué les puedo decir... Me di cuenta que estaba delante de una especie que yo pensé que ya se había extinguido hace muchas décadas: un Patriota. Un tipo que cree en el Perú, que conoce a fondo el país y que quiere llevarlo a un lugar distinto. Un tipo lleno de ideas e ideales. ¿Cómo podría alguien decirle que no?

En esa misma reunión me comprometí a ayudarlo. Le dije algo como: “Bueno Alfredo, si un tipo como tú se quiere comprar este pleito, creo que mi deber es ayudarte." ¿Y cuánto me va a costar?-preguntó después de agradecerme. “Pues nada”-le dije. “Yo no me dedico a hacer campañas políticas. De hecho no sé hacer campañas políticas: pero me voy a meter sólo porque creo que serías un Presidente del que me sentiría orgulloso. Sólo te pido una cosa: que no me falles.”

Escena 5: Y ahora de El Patriota a El Vendepatria.

En las reuniones siguientes fui conociendo más a fondo a Alfredo. No puedo decir que es un tipo normal para nada, porque ninguna persona que quiere ser presidente de un país es una persona “normal”. Todos tienen sus cosas, sus egos, sus mañas. Pero lo que sí sé ahora -y puedo afirmar- es que es un tipo bueno. No se ha metido en esto para hacerle daño a nadie, por ambición de dinero o poder, ni por ningún plan maquiavélico para dominar el país. Lo que el tipo dice en sus discursos, es. No hay más.  Alfredo lleva una vida como la de todos nosotros, en una casa bonita, con una con una familia tan “normal” como la de ustedes o la mía, una familia que se ríe, que bromea, que se molesta y discute, pero que se quieren, se cuidan y se ayudan. De hecho, toda la familia en pleno está apoyándolo activamente en la campaña, al punto que los que no somos de la familia los hemos bautizado como “Los Kennedy”. (Aunque bien podrían ser “Los Auquéneddy”, para darle un poco de de sabor nacional.)

(El comercial de arriba fue filmado en estudio prestado con cámara prestada. Costo cero.)

Poco a poco fuimos trabajando para convertir sus ideas políticas en una Estrategia de Marca y Comunicación, para ganar primero las elecciones internas en Acción Popular y luego, ojalá, para pasar a la segunda vuelta electoral.

Todo el proceso ha sido una aventura única, plena de acción, romance, emoción, decepción, traición y todo lo que tienen las series de género político. Todo se hizo gratis, a punche, con ayuda de voluntarios y amigos. No ha sido una campaña de presupuesto bajo: ha sido una campaña de presupuesto paupérrimo: hecha a base de smartphones y redes sociales. Aún pienso que lo mucho o poco que se ha logrado fue pura magia. Algún día escribiré la historia en detalle; pero hay un momento que quiero contarles porque de alguna manera cierra la serie de coincidencias que me llevaron a estar ayudando a Alfredo.

(Este comercial llamado "Palmas",  fue filmado por Daniella Touzett con su smartphone y mucho cariño. Nunca hubo plata para ponerlo en la TV, pero le fue muy bien en el Facebook y Twitter.)

Debe haber sido por ahí como a la tercera o cuarta reunión... en la que -ya todo el mundo más relajado- le conté un poco de la historia de El Vendepatria y de cómo el personaje de mi libro tenía una visión que unificaba todos sus esfuerzos, el “Bienestar Común Compartido”. Alfredo prácticamente saltó de su silla y dijo casi gritando: “¡¡Pero si eso es exactamente lo que yo quiero hacer!! ¿¿No te lo había comentado ya?? ¡¡Eso se llama una Sociedad de Bienestar!! ¡¡Y yo voy a convertir al Perú en una Sociedad de Bienestar!!”

En ese momento, les juro que las nubes se abrieron en el cielo, un rayo de luz bajó sobre Alfredo, empezaron a sonar campanas... y una voz celestial me dijo “Estás haciendo lo correcto, Robby. Dale pa'lante!”

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El Vendepatria - Una comedia que no es chiste.

Espero que la lectura de El Vendepatria divierta a las personas, pero al mismo tiempo, genere la reflexión y propicie en algo el cambio que necesitamos, para hacer del Perú la patria que no tenemos, pero merecemos.

Para hacerse grandes, las marcas, al igual que las personas, necesitan un objetivo, una visión, algo que les dé una razón de ser. Esa visión no puede ser un mero enunciado de lo que ya haces, no tiene sentido. Nike no dice “quiero fabricar zapatillas”. Nike dice “quiero hacer de cada persona, un deportista”. Esa, es una visión.

Con las personas pasa lo mismo: uno no se hace doctor, o ingeniero, o publicista, sin antes definir qué es lo que quiere lograr. Primero defines que quieres dedicar tu vida a curar a las personas que están enfermas, y luego te dices “Voy a ser doctor”. Sólo entonces te comprometes a quemarte las pestañas durante 7 años para empezar a serlo, y al terminar dedicas el resto de tu vida a ser el mejor doctor que puedas ser, para curar cada vez a más personas.

Si la necesidad de una visión es válida para las personas, para las corporaciones y para las marcas... cuánto más no lo será para un país!

Diseño Portada El Vendepatria: Roni Heredia.

Un País sin visión.

Yo pienso que uno de los principales problemas de nuestro querido Perú es que no tenemos un propósito, una razón de ser. Nos falta esa visión.

En ninguna parte se nos dice qué debemos ser los peruanos, a qué debemos aspirar. La ausencia de esa visión nacional es a mi juicio la razón principal de nuestra falta de unión, nuestra falta de solidaridad y nuestra falta de patriotismo. Somos 30 millones de individuos que comparten un territorio, pero no tenemos un propósito común. Hemos nacido en el país del sálvese quien pueda y… eso es lo que hacemos.

Cuando nuestro himno canta “Somos Libres”, nos propone una visión tan cortoplacista como decir “quiero fabricar zapatillas”. Ok, ya somos libres. Hace casi 200 años somos libres! ¿Y ahora, qué?

El Artículo I de la Constitución del Perú debería establecer la razón de ser del Perú. Y lo hace, pero de una forma lamentable. Dice: “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado.” Discúlpenme, pero ese es el objetivo más mongo que alguien pudo escribir jamás: ¿Existimos para defendernos y ser dignos? ¿En serio? No existe en esa frase ningún reto, ninguna meta, ninguna inspiración, ninguna noción de la patria que queremos. ¿Qué debo ser para ser un buen peruano? ¿Defenderme y ser digno? Vamos...

La historia del hombre al que se le ocurrió que la mejor manera de hacer patria, era vendiendo el país.

Al escribir El Vendepatria, esa fue la idea central que anduvo dando vueltas en mi cabeza. Tenemos un hermoso país, riquísmo en recursos y en calidad humana, pero un país sin sentido alguno. Los hombres que deberían darle un sentido, nuestros líderes políticos, no lo hacen. En consecuencia, el país no funciona. No ha funcionado en 200 años y con los políticos que tenemos -dedicados más que nada a meterse a la cárcel entre ellos- no va a funcionar nunca.

Frustrado ante la realidad de un país que no funciona, a Jorge Locke (a) Coco Loco, el personaje central de la comedia, se le ocurre que el mejor bien que le puede hacer a sus compatriotas es convencerlos de la idea de vender el país a un país de primer mundo, que sí tenga claras las cosas y que tenga los líderes que una nación necesita para progresar.

Coco Loco funda el Partido Pragmático Peruano y en realidad no necesita hacer mucho esfuerzo para convencer a la gente. Primero, porque muchos comparten con él la frustración con la clase política y la sensación de una falta de rumbo. Segundo, porque en un país en el que los votos se compran normalmente con latas de atún, bolsas de arroz y pelotas vinibol, la promesa de 100,000 dólares por persona es irresistible. Locke logra ser elegido con la mayoría más grande de la historia, para vender el Perú en una licitación internacional, para ser el último Presidente del Perú.

Pero... en el proceso pasa algo. Coco Loco cambia el Artículo I de la Constitución y le da un propósito al país. Poco a poco, mientras transcurre el largo proceso necesario para vender el Perú, el país va cambiando: el Congreso empieza a funcionar, el Poder Judicial empieza a funcionar, la Policía empieza a funcionar. hasta los ciudadanos empiezan a comportarse distinto, a formalizarse, a obedecer las leyes, a respetar los semáforos... En el camino, muchos empiezan a dudar respecto a si vale la pena seguir con la idea de vender el país, pero ni modo, el proceso sigue y el Perú se vende a una potencia extranjera.

Todo tiene precio. 

Todo tiene precio. 

¿Lo arreglamos? O lo vendemos.

En forma de comedia, El Vendepatria es mi forma de invitar a mis queridos despatriotas a reflexionar un poco respecto a esta maravilla de país que tenemos, a parar la pelota y pensar. Necesitamos cambiar la forma en que elegimos a nuestros políticos y autoridades. Necesitamos poner gente que piense, que idee, que proponga y dialogue. Gente con visión.

Yo no le he escuchado a ninguno de los 4 candidatos que lideran las encuestas decirme qué diablos quieren hacer con el país. Ellos sólo quieren el poder. Quieren manejar el auto, pero si les preguntas hacia dónde quieren ir... no saben! Quieren sacar el auto a pasear y meterle el acelerador a fondo para ver qué se siente y para tomarse un selfie en el asiento del piloto. Y nosotros, como unos pelotudos irresponsables les damos las llaves del Mercedes sin pedirles ni siquiera que nos muestren el brevete!

Espero que la lectura de El Vendepatria divierta a las personas, pero al mismo tiempo, genere la reflexión y propicie en algo el cambio que necesitamos, para hacer del Perú la patria que no tenemos, pero merecemos.

Y si no… pues en una de esas sí que nos conviene vender esta vaina! ;)

PS: Si quieren darle una leída a un par de capítulos, descárguenlos gratis en www.elvendepatria.com

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El día en que llegó el taxímetro y no nos dimos cuenta.

No creo que los taxis amarillos vayan a desaparecer, pero creo que van a tener que transformarse o resignarse al mercado de bajo precio.

Ya voy a cumplir 53 y yo no recuerdo haber visto nunca un taxímetro en Lima. La verdad, tampoco recuerdo haber tomado ningún taxi en mi infancia; sí están en mi memoria las estaciones de taxi, porque había muy cerquita a mi casa, con una torrecita y una cajita con llave en la que los taxistas guardaban el teléfono en el que recibían los pedidos, pero no recuerdo que los hayamos llamado nunca. También recuerdo, prácticamente desde la época en que empecé a leer el periódico, la eterna discusión respecto a la necesidad de hacer que los taxímetros regresen a Lima: ese proyecto tiene muchísimo más años que los planes de desaparecer las combis.

Lo cierto es que mientras los alcaldes se sucedían uno tras otro y cada uno de ellos obligaba a los pobres taxistas a pintar su carro de un distinto color, ninguno tuvo el coraje suficiente para obligarlos a instalar un taxímetro. Y ahora ya es muy tarde: el taxímetro ha llegado. Ya está aquí, sin intervención ni control ni participación de ninguna municipalidad o ministerio. Claro, ya no luce como esos taxímetros que esperamos durante tantas décadas, pero cumple la misma misión: regula el costo del viaje en base a la distancia y al tiempo del recorrido. Ah, y ya no se llama taxímetro, se llama Uber.

UBER: el taxi que la gente quería, impulsado por gente.

Todos sabíamos que si algún día el taxímetro llegaba, eso iba a implicar que las tarifas subieran automáticamente. Eso sí, también esperábamos que de la mano del taxímetro llegara alguna especie de control de calidad de los taxis y de los mismos taxistas; pagaríamos más, pero a cambio recibiríamos un servicio de mayor calidad. Hoy tomé mi primer Uber y encontré justamente eso: una buena tarifa, un taxi impecable y un conductor muy amable.

Para ser justos, mucho de esto ya lo tenía desde hace algunos años con TaxiSatelital, pero las tarifas eran extremadamente altas y el servicio telefónico era muy lento y malo. Luego llegó EasyTaxi, con una app que funciona casi perfectamente, con mucho mejores tarifas que las de Satelital y un tiempo de respuesta que hasta el momento es insuperable. Pero en Uber he encontrado algunas diferencias que me gustan más.

Lo primero que noté fue que en el app de Uber pude calcular de antemano cuánto me iba a costar la carrera (en la app de EasyTaxi se supone que también se puede saber, pero a mi nunca me funcionó esa parte) y lo pueden hacer porque Uber funciona con la lógica del taxímetro: te cobran S/3.25 por “bajada de bandera” + S/.1.40 por cada kilómetro adicional. La otra diferencia es que Uber trabaja sólo con tarjeta de crédito, no aceptan cash, una gran noticia para heavy users de las tarjetas y los que juntamos millas. Por otro lado, Uber ofrece 2 categorías: UberX, la estándar, y UberBlack, que cuesta más del doble e incorpora el tiempo a la tarifa, pero que ofrece carros mucho más pitucos y un servicio premium. Pero entre todas las diferencias la que a mi me gustó más es que su app es bastante más social que las de sus competidores: al terminar la carrera el chofer evalúa al pasajero y el pasajero evalúa al chofer (y según me cuentan, el sistema es súper estricto con esto de las evaluaciones: si eres mal evaluado te sacan del sistema para siempre, seas chofer o seas pasajero) además -algo útil para los más jóvenes que siempre se mueven en mancha- con un par de clics, la tarifa se divide entre todos los pasajeros que compartan el taxi y cada parte se carga a la tarjeta de crédito de cada uno. Cool.

Quiero ser justo con EasyTaxi: son buenazos y por el momento llegan en la mitad de tiempo que lo que toma esperar un Uber (6 minutos esta mañana). Sólo creo que tienen que actualizar su tecnología para hacerla más transparente y sobre todo, más social. Ponerse al día y al nivel de su nueva competencia. No voy a borrar la app de EasyTaxi de mi celu y seguiré usando el servicio, alternando entre los 2 a ver con cuál me quedo finalmente.

Ya olvidémonos del taxímetro.

Como ando descarriado (mi carro está en el taller) ando tomando más taxis que nunca. Hoy me tocó chapar un taxi de la calle para ir de una reunión a otra. Era un taxi “oficial”: pintadito de amarillo y con los cuadraditos en los costados. La diferencia con los taxis de EasyTaxi o Uber es que este carro supervisado por la Municipalidad tenía por lo menos unos 20 años de uso intensivo, todo le sonaba, el tapiz estaba manchado y roto, el acolchado de los asientos completamente vencido y olía a una asquerosa mezcla de grasa y de sudor. Cualquiera que ha tomado un taxi de la calle sabe perfectamente la sensación a la que me refiero. Y lo cierto es que la tarifa no fue para nada barata: apenas un par de soles menos de lo que me habría costado con Uber o EasyTaxi.

No creo que los taxis amarillos vayan a desaparecer, pero creo que van a tener que transformarse o resignarse al mercado de bajo precio. No tiene ningún sentido tomar un taxi apestoso cuando existen las alternativas que hoy tenemos, que además son muchísimo más seguras que cualquier taxi anónimo. De mi parte, hoy tomé mi último taxi amarillo. Fin.

Y respecto a los taxímetros… la verdad es que ya no vale esperar que algún alcalde se anime a arreglar el tema de los taxis. El asunto se está arreglando sólo, en base a la iniciativa privada y la fuerza de las aplicaciones sociales. Con aplicaciones como Uber, somos los mismos consumidores los que diariamente ejecutamos la supervisión de las condiciones del vehículo y del servicio del chofer, y mientras haya competencia, seremos nosotros los consumidores, a través de la oferta y la demanda, los que regularemos las tarifas.

Las nuevas plataformas de taxis están logrando en un par de años lo que nuestras autoridades no pudieron lograr por décadas: ofrecernos un servicio de taxis de alta calidad, con tarifas transparentes y convenientes.

Esa es la fuerza imparable de las redes sociales. Compartir.

PS: Y miren que bacán: Si quieren su primer viaje gratis con Uber se inscriben en esta página https://www.uber.com/invite/uberRobby! usando este código uberRobby! y les van a regalar la primera carrera (hasta S/.20) y a mi me van a reglalar una carrera gratis por cada uno de ustedes que se inscriba. Win-Win.

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La puntita nomas vs. Del lobo un pelo

Nadie cree en la promesa de la puntita nomás, porque ningún hombre, mujer o gay ha sido capaz de cumplirla jamás.

Para empezar debo declarar que después de haber conocido a bastantes homosexuales a lo largo de todos estos años, he llegado a la sesuda conclusión de que son seres humanos.

Si, yo sé que hay muchos a los que les parecen bichos raros que deberíamos encerrar en alguna lejana reserva natural para que nuestros hijos sólo se enteren de sus cochinadas cuando ya sean grandes, a través de algún documental de Discovery, pero no… estoy segurísmo de que son miembros del género humano y además súper parecidos al resto de nosotros: los hay buenos, los hay malos; los hay simpáticos, antipáticos; los hay idiotas y también brillantes.

Y entonces, por pura consecuencia con mi revolucionaria conclusión, yo pienso que los homosexuales se merecen toditititos los derechos que nos merecemos los demás seres humanos. No hay otra opción posible. Es cuestión de tiempo no más, pero tiene que darse.

De hecho -ya lo dije por ahí en algún tuit- negarle sus derechos a los homosexuales me parece la peor de las mariconadas.

La Puntita Nomás.

Hecha esta aclaración, quiero darle vueltas a la estrategia con la que todo este tema ha sido planteado en el Congreso, porque pienso que hay algunos errores grandes que no deberían repetirse si de verdad quieren que este tema prospere.

En mi humilde y heterosexual opinión, el principal error cometido me parece que es el de haber elegido la estrategia de “La puntita nomás”.

Me imagino las largas discusiones que habrán tenido antes de tomar la decisión. Seguramente hubo un grupo radical que pedía que fueran a pelear por todos sus derechos y otro grupo más calculador que proponía restringir la discusión -por ahora- sólo al tema de los derechos civiles de las parejas. Al final triunfó esta última posición y así fue que se propuso la ley de la Unión Civil.

“Esto no es matrimonio, esto no se trata de adoptar niños, sólo se trata de los derechos de la pareja homosexual en caso de que el otro muera o se divorcien, de eso y de nada más, de verdad lo decimos, no se preocupen, somos sinceros, palabra de gay, cross my heart, sólo un poquito… la puntita nomás.”

¡El bullshitómetro de los conservadores debe haberse disparado hasta las nubes!

Nadie cree en la promesa de la puntita nomás, porque ningún hombre, mujer o gay ha sido capaz de cumplirla jamás. Seguramente algún maestro yogi majarichi cultor del autocontrol lo habrá logrado, pero la mayoría de las personas sabe que después de la puntita, todo lo demás viene de sopetón, sin tiempo para ni para darse cuenta! Por eso cuando cualquiera huele una promesa que viene con esas intenciones (en los negocios, en los créditos que ofrecen los bancos, en los amores, en el Congreso…) prefiere protegerse y abstenerse del todo.

Y eso es lo que pasó. “Mmmm… ¿Sabes qué? Algo no me suena… Mejor no compadre… Veámoslo después, ya?” Y el proyecto se fue al archivo.

La pregunta del millón es ¿por qué pelear por la puntita nomás si lo que de verdad quieren y realmente se merecen es el todo? He ahí la cuestión. El camino de la puntita nomás no es muy transparente y genera muchos recelos. Y es que todo lo que se hace a escondidas, por lo general, no es bueno. O quizás es buenísimo, quién sabe, dime tú, pero es socialmente condenado.

Del lobo, un pelo.

Yo pienso que -estratégicamente- debieron elegir ser exageradamente transparentes y poner sobre la mesa TODO el tema homosexual y reclamar TODOS sus derechos.

Si los esclavos hubieran pedido libertad sólo para el fin de semana, seguramente todavía los venderían en subastas. Si las mujeres hubieran pedido votar sólo en las distritales, todavía no podrían ser socias del Regatas. Como se trata de un asunto muy serio, la lucha por los derechos no puede ser a medias, debe ser total.

Y para eso hay que hablar clara y abiertamente.

Hay un montón de consecuencias lógicas en esto de reconocer derechos civiles a los homosexuales que no son para nada obvias ni conocidas y que bien harían en comenzar a difundir, explicar, discutir y argumentar desde ya. De hecho yo mismo -que principistamente estoy a favor del tema- no estoy para nada claro respecto a todo lo que se viene después y de verdad me gustaría que mis congresistas, la prensa y los propios activistas homosexuales hablen un poco más abierta y profundamente acerca del futuro.

Me llegó por ahí este video que es claramente de oposición y que sataniza lo que han vivido algunos países europeos que ya avanzaron por esa senda. Seguramente es bastante exagerado, pero entre todo lo que dicen hay temas importantes que deberíamos conversar desde ahora.

Al ladito de ese encontré este otro video (en inglés) de un pata australiano mucho más mesurado y tranquilo, pero que también enumera un sinfín de consecuencias que ya se ven en todo el mundo.

¿Educación multi-género de los niños en las escuelas primarias? ¿Baños para cada género en lugares públicos y oficinas? ¿Prisión y multas para los que opinen en contra? ¿Prohibición de distribuir Biblias por ser un libro homofóbico? ¿Obligatoriedad de bodas gay incluso en las iglesias que se oponen? Hey! Hey! Hey! Un ratito!!

O sea… quizás así tengan que ser las cosas… pero como así sin ni siquiera un besito... por lo menos hablémoslo primero, no?

Hasta a un creativo bastante ateo y liberal como yo le es difícil aceptar todos esos cambios así… de rancancún y sin aviso. ¡Imagino el mambo cerebral que puede darse en la cabeza de los más religiosos y conservadores y el porqué se oponen tanto! Racionalmente yo entiendo que el mundo va para allá y que quizás las cosas tienen que ser así, pero sinceramente no me es fácil, tengo que hacer un esfuerzo en cosas como -por ejemplo- la educación de los niños. A mi me falta saber más y entender más, para luego aceptar más; pero seguramente Phillip Butters va a salir con una metralleta cuando se entere!

Y ese es el punto. Para mi esa es la discusión que hubieran tenido que llevar al Congreso. Exponer el tema con claridad, con amplitud, con casos, con datos, con visión de futuro y proponer un plan que resuelva TODO el tema completo de los derechos de los gays, lesbianas, transgénero y todas las variantes existentes. El país merece estar debidamente informado de lo que viene después de dar el primer paso, para que cuando sea el momento, la gente (especialmente la más religiosa, tradicionalista y conservadora) haya tenido tiempo para rumiar y digerir los grandes cambios que todo esto implica. (Igual algunos van a vomitar bilis color arcoíris, pero habrá que ser tolerantes también con ellos.)

Esa debió ser la estrategia. Seguramente el camino de ir por el TODO era más espinoso, claro, pero si la discusión hubiera ido por este camino macro, el tema de los derechos de las parejas se hubiera convertido inmediatamente en un tema micro, y muy posiblemente hubieran podido conseguirlo al toque, en la primera negociación.

No tendrían que empezar todo de cero, como ahora. Hubieran chapado del lobo, un pelo, y hubieran quedado en una inmejorable posición para seguir avanzando en lo que seguramente va a ser una larga (ahora aún más larga) lucha.

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Live and let SPY. Cosas del espionaje.

En mi humilde opinión, espiar a tu vecino no es una opción del Gobierno: es un DEBER del Estado. Es una tarea estratégica absolutamente necesaria e imprescindible.

Live & let spy.
Live & let spy.

Sé que mucha gente anda caliente con el tema del espionaje con Chile, pero en realidad, yo le veo un lado bastante bueno. Antes de que los ultras me incineren en la hoguera, me explico.

En mi humilde opinión, espiar a tu vecino no es una opción del Gobierno: es un DEBER del Estado. Es una tarea estratégica absolutamente necesaria e imprescindible.

No estamos hablando de espionaje industrial, cosa que está prohibida, aquí hablamos de Inteligencia para la Seguridad Nacional, cosa que también seguramente está prohibida en todos los tratados internacionales, pero que todos los países serios del mundo ejercen sin el más mínimo remordimiento.

Sinceramente, yo espero que el Perú también esté “espiando" o recabando información de inteligencia de cuanto país haya que pueda afectar nuestra seguridad, nuestra estabilidad económica o simplemente nuestra tranquilidad de los domingos. Es más, yo cuento con que lo estemos haciendo y no seamos tan tarados de estarnos tranquilitos en nuestras casitas sin conocer algunos datitos importantes, como qué clase de misiles tiene Chile, si el Plan B de Evo Morales respecto a la salida al mar pasa por Arica, si Correa tiene malas intenciones con Perú o si Maduro planea huir a Lima cuando finalmente lo linchen en Caracas.

Tenemos que saber todo eso. Todo eso y mucho más. Es vital estar informados.

Si para saberlo el Gobierno del Perú se vale de conversaciones amicales en cocteles, de publicaciones de terceros, si mete prostitutas o amantes a las autoridades extranjeras, o si le tiene que pagarle 200 dólares a algún soldadito vecino, me importa poco; todo es bienvenido a cambio de contar con información de Seguridad Nacional. Además entiendo que para eso existen fondos secretos y reservados que controla el Presidente de la Republica.

El Protocolo.

La “indignación” nacional frente al caso de espionaje, hace que esta noticia se alargue más de lo necesario. Lamentablemente así tiene que ser. Nos tenemos que sentir “indignados” por estos gestos poco amistosos de Chile, así sea verdad que nosotros también los estemos espiando poco amistosamente. Es parte del protocolo:

  1. Nos sentimos indignados y pedimos explicaciones.
  2. Chile dice que ellos no saben nada y que nadie en el Gobierno ni en las Fuerzas Armadas de Chile tiene que ver con el asunto. Que ellos nos tienen cariño y nos quieren.
  3. Perú dice que no les satisfacen las explicaciones. Llama a su Embajador.
  4. Pasa el tiempo.
  5. Matamos nuestras pulgas: condenamos a nuestros traidores en público, ellos condecoran a sus espías en privado.
  6. Pasa el tiempo. Hasta el próximo caso.

Es como un libreto que hay que seguir, no sólo para espionaje sino para varios temas en los que los países entran en problemas. Así tienen que ser las cosas y no pueden ser de otra forma. Pero de ahí a que los peruanos dejemos de comprar en Falabella o los chilenos dejen de ir a comer a “El Otro Sitio”… vamos, no es para tanto. Además, honestamente, creo que ambos son sacrificios que ninguno de nuestros pueblos está dispuesto a hacer.

El espionaje es parte del juego.

Spy_vs._Spy
Spy_vs._Spy

Aceptémoslo y dejemos de andarle pidiendo explicaciones tontas a Bachelet. ¿Qué queremos que nos diga? “Uy, perdón peruanos! Me ampayaron... Jeje! Les juro que no lo vamos a volver a hacer.” Es decir… Está en todas la películas: la regla #1 del espionaje es que si chapan al espía, el Gobierno en cuestión se hace el que no sabe nada. Si Tom Cruise cae en Praga, Obama no manda ningún tuit. Si Sean Connery es atrapado por Goldfinger, la Reina no interrumpe el té de las 5. ¿Es que nadie ve películas?

¿Ustedes creen que Bachelet va a despedir al General a cargo de la operación en Perú y que va a desmantelar su programa de Inteligencia solo porque le descubrimos un par de fuentes en el Callao? Lo máximo que le va a decir -en privado- es: “No seai penca puh jetón culeao! Vaya a hacer su pega y no dejí que te cachen de nuevo, poh!”

Chile nos espía, Bolivia nos espía, Brasil nos espía, Ecuador nos espía… Y nosotros los espiamos a todos ellos. Así es el juego. A los que están cerca y son peligrosones los espiamos a fondo; a los que están lejos y no representan amenaza, les hacemos un espionaje light.

Y si no lo estamos haciendo… no seamos idiotas y empecemos a hacerlo ya.

Pero en realidad no me cabe en la cabeza que no tengamos un programa de Inteligencia en marcha. Yo duermo tranquilo confiando que nuestras Fuerzas Armadas se mantienen informadísimas todos los días.

El lado bueno.

Y así, vuelvo al inicio del post: a todo esto del espionaje de Chile yo le veo un lado bueno.

Primero: porque me dice que alguien aquí en Perú, en nuestra Marina de Guerra, está haciendo bien su chambita y descubrió a los espías. Si bien es cierto que nunca van a acabar con el problema del espionaje, por lo menos se la están haciendo difícil. Y eso a mi me parece muy bueno.

Segundo: porque como no  nos han descubierto recientemente a ningún espía, ni en Chile, ni en Ecuador, ni en Brasil… eso me hace pensar que quizás somos unos tromes en el asunto. No vaya a ser que nos estemos concentrando demasiado en la gastronomía cuando aquí tenemos otro servicio de exportación en el que destacamos, no? Por lo que se ve hasta el momento, nuestros espías son mejores que los de nuestros vecinos. Al menos, bastante mejores que los de Chile. :)

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Por qué no nos atraen las licitaciones.

¿Qué pensarían ustedes de alguien que pide "el presupuesto de un Fiat 500 y el de un Mercedes 500 SL… para comparar”? Yo pensaría que ese tipo no tiene la menor idea de autos y que ni siquiera sabe lo que quiere.

Desde que fundé este quiosquito -hacen ya más de 8 años- hemos evitado participar en licitaciones. Hemos aceptado en algunas contadas ocasiones, pero la mayoría de las veces nos disculpamos.

Si nos piden presentar credenciales… ¡Al instante! Si nos piden un punto de vista… ¡Claro que sí! Si nos piden un presupuesto… ¡Por supuesto!

Pero si nos piden licitar… mmmmffff… Déjanos pensarlo.

No es que nunca licitemos, pero la cosa tiene que estar súper clara y muy bien planteada para animarnos.

No es fácil decirle no a las licitaciones. Pero se puede. 

No es fácil decirle no a las licitaciones. Pero se puede. 

¿Engreimiento? No, para nada. Puro pragmatismo. Sucede que la mayoría de las licitaciones se organizan tan poco profesionalmente que las chances de ganar son bajísimas. Además. últimamente se les ha dado por plantear la licitación de la manera más misteriosa posible: no sabes contra quién compites, no sabes el presupuesto anual, no te brifea el cliente en persona, no puedes hacer preguntas por teléfono, tienes que mandar la campaña por mail… La verdad es que así no provoca mucho que digamos. Ya no sabes si el que está evaluando es una persona de verdad o un software.

Estos son algunos tipos de licitaciones con las que nos hemos encontrado, que nos hacen pensar que nuestra posición al respecto es correcta.

La Licitación al Champazo.

Cuando vas a comprar un auto no pides presupuesto de TODOS los modelos de TODAS la marcas que existen. Antes de salir de tu casa defines un poquito el auto que quieres: un coupe, un sedán, una SUV, una pick-up… Y también haces un filtrado por marcas: "me gustaría un Honda, o Subaru, o Audi…" Vas filtrando y filtrando y al final sales a ver, probar y pedir presupuestos de los 3 o 4 modelos que de verdad te interesan y puedes pagar.

Pues esa chambita que cualquiera se toma en su vida cotidiana, algunos clientes no la hacen cuando buscan algo tan importante como su agencia de comunicaciones para los próximos años. Algunos anunciantes organizan sus licitaciones con una invitación abierta a prácticamente cuanta agencia encontraron en las Páginas Amarillas. Ponen -o pretenden poner- a concursar a 20 o 30 agencias sin ninguna clase de preselección. En el mismo saco invitan a las agencias transnacionales, las locales, las digitales, los estudios de diseño, las boutiques creativas, las agencias de PR, las casas de eventos y los freelances de renombre.

¿Qué pensarían ustedes de alguien que pide "el presupuesto de un Fiat 500 y el de un Mercedes 500 SL… para comparar”? Yo pensaría que ese tipo no tiene la menor idea de autos y que ni siquiera sabe lo que quiere.

No saber no es un pecado, pero uno pregunta pues… De igual manera podrían asesorarse antes de licitar: definir qué necesitan y qué tipo de empresa es la que les conviene.

Hace un par de años, una muy conocida empresa me invitó a recibir un brief para una licitación. Cuando llegué me encontré con la sorpresa de que había un auditorio lleno de agencias que también iban a recibir el brief. Deben haber habido unas 20 agencias todas sentaditas escuchando. Pregunté a mi vecino de asiento que qué clase de circo era ese y él me explicó que la cosa era aún peor, que como el auditorio era chico y no entraban todas... ¡habían citado al resto del las agencias para el día siguiente!

Cuando el Gerente de Marketing terminó de exponer el brief nos invitó a hacer preguntas. Yo levanté la mano y dije: “Yo tengo una pregunta… ¿Todas ustedes piensan participar? Porque nosotros, no.”

El Enano Creído.

Es el caso de las empresas con presupuestos muy pequeños que tienen la petulancia de llamar a una licitación creativa. Es como lanzar una campaña para un sorteo de la Tinka con un pozo de 10 soles.

Ojo: no es un pecado ser pequeño, pero si eres chico no juegues a millonario. Lo que debes hacer es visitar 2 o 3 agencias que te interesen, pedirles un presupuesto y seleccionar la que más te convenza. De ninguna manera hacerles perder tiempo en una licitación.

Justo ahora en Diciembre me pasó este caso real: una aerolínea reputadísima convocó a un concurso para sus Comunicaciones Internas. La marca era seria, el documento de licitación tenía cuchucientas páginas y pedían un kilo de documentos, poco más y pedían hasta un examen de ADN! El asunto es que me tincó un proceso serio y grande y me animé a participar. Pancho (mi socio) me dijo “no vayamos, yo los conozco, son tacañísimos…” Pero yo insistí. Como estábamos en vacaciones de fin de año, conversé con Laca, nuestro Consultor en Comunicaciones Internas y puse la decisión en sus manos. Sucede que a Laca también le tincó la cosa, así que interrumplmos nuestras vacaciones para trabajar entusiasmadísimos en esta licitación de esta empresa tan seria.

Enviamos todo lo que pedían. Para nuestra alegría, unos días después nos llaman para contarnos que habíamos sido seleccionados para pasar a la segunda ronda (porque hasta con segunda ronda era la cosa) de presentaciones en vivo. Yeeee!!!!

Fuimos, presentamos y explicamos todo, respondimos a cuanta pregunta y duda tenían; se les veía muy interesados con la estrategia y la idea, hasta que al final…

  • “Robby, de verdad queremos agradecerles y felicitarlos porque es un trabajo súper interesante y profesional. Nos encantaría trabajar con ustedes… pero... tenemos un problemita con el precio que han pasado...”
  • Bueno, no se preocupen, siempre se puede ajustar un poco el presupuesto -les dije.
  • Es que lo que ustedes piden es distinto a lo que nosotros tenemos…
  • Bueno… conversamos y nos ponemos de acuerdo.
  • Es que estamos MUY lejos… -me dijeron, esta vez con acento en “muy".
  • ¿MUY lejos? Errrr…. A ver, ¿qué tan lejos estamos?
  • En realidad y para serte completamente sinceros y no hacerte perder tu tiempo que valoramos tanto... tenemos US$25,000 para todo el año…
  • 25,000... ¿por mes? -pregunté de lo más tonto.
  • Para todo el año…
  • ¿Qué?!!!
  • …incluyendo impuestos…
  • ¿Perdón? Ustedes quieren que les redactemos, diseñemos y produzcamos 3 piezas de Comunicaciones Internas cada día del mes, además de varias campañas específicas durante el año, por menos de US$2,000 dólares mensuales???
  • …es el presupuesto que nos han asignado desde la casa matriz… -dijo la chica poniendo carita del gato con botas de Shrek.

Es decir… Estudiamos su problema, les desarrollamos una solución estratégica, se la explicamos al detalle… Ahora ellos tienen todo, y nosotros… nada.

La lotería en la que "tú pones el premio”.

Una variante de la anterior son esos concursos en los que te invitan a licitar con briefs demasiado abiertos. Quieren que tu propongas todo lo que ellos deberían hacer, la estrategia, la creatividad, el diseño, los medios… que les digas cuánto deberían invertir y que en en base a eso les pongas el precio por tu trabajo.

Por supuesto todo es una fantasía, porque cuando les dices que en base al comportamiento de la categoría deberían invertir 1 millón de dólares para ponerse a la par que su competidor y que tú les vas a cobrar el 10% de esa inversión por la idea y el servicio, recién ahí te dicen… "¡Pero estás loco! ¡Nosotros no tenemos ese presupuesto!"

Las Licitaciones Estatales Mutantes.

Te llega una invitación del Estado. El PDF tiene 300 páginas escritas en letra chica y lenguaje de abogado por lo que tienes que tomarte varios días en entender qué es lo que están pidiendo y qué necesitas tú para poder participar.

Vas juntando todos los documentos que piden, a veces la resma de papeles alcanza los 30 o 40 cm de alto. A mitad del proceso ajustan las normas. Ahora piden unas “cositas" adicionales que están “claritas” dentro del nuevo PDF que ahora tiene 340 páginas.

Avanzas. Desarrollas la estrategia, creas la campaña, consigues filmar los comerciales y grabar los spots de radio que EXIGEN para la presentación; revisas una y otra vez los cientos de documentos, porque puedes ser completamente descalificado si te falta una miserable hojita de las que piden o si están todas las hojitas pero te falta una firmita en una de ellas… (Si cometes ese CRIMEN quedas fuera del proceso aunque tu campaña sea la mejor y la más barata).

Y de pronto, justo antes de la fecha, te llega una nueva modificación al proceso. Allí está establecido clarito, en un nuevo PDF que ahora tiene 412 páginas, que sólo pueden participar agencias que tengan 42 años de antigüedad, que tengan oficinas en 25 países y un ejecutivo de cuentas con un ojo azul y el otro verde.

La Infidelidad Avisada.

"Robby: estamos felices de la vida con ustedes, chochos con el trabajo que nos dan y con el servicio que recibimos, pero hemos decidido que queremos licitar porque nos sentimos en la obligación de ver siempre las mejores alternativas para nosotros. Pero no te preocupes, en realidad es un formalismo porque nosotros estamos felices de la vida trabajando con ustedes, sólo queremos ver qué más hay. Y por supuesto, ustedes también van a poder participar.”

Imagínate diciéndole eso a tu novia: “Mi amor, yo te quiero, pero voy a probar con otras chicas. Sólo para ver qué más hay. Pero no te preocupes que tú también puedes participar."

El trasnacional rebelde.

La mayoría de empresas multinacionales tiene sus marcas alineadas con agencias también multinacionales, es decir, la misma agencia maneja la marca en todos los países. Pero como es imposible que todas las agencias de una misma transnacional ofrezcan exactamente la misma calidad de servicio en todo el mundo, sucede que a veces el cliente local no está contento con la filial que le tocó en suerte y decide... licitar la cuenta!

Su intención es buena. Algunas veces lo hace sin pedir permiso a nadie, pero en otras ocasiones cumple con el requisito de pedir autorización a su jefe local e incluso solicita clearance del Regional. La cosa es que el concurso se organiza, muchas agencias trabajan entusiasmadas y al final una de ellas gana. Hasta que… pasadas unas cuantas semanas, alguien de más, más, más arriba, se entera recién de que un mequetrefe en Perú se había atrevido a quitarle el negocio a su pata Johnny, con el que juega golf los fines de semana y navega todos los veranos en la Costa Azul. Obviamente, con un mail de dos líneas en inglés lacónico, obliga a dar marcha atrás inmediatamente y sin discusión y devolver la cuenta a la agencia alineada.

Sucedió hace un par de años con una multitienda que licitó su cuenta aquí en Lima. Ya se imaginan: fue una super licitación que involucró un montononón de trabajo de todos los que fuimos invitados. Al final no ganamos nosotros. Ganó otra agencia local. Nos enteramos que -como era natural- esa agencia celebró en grande y rápidamente empezó a contratar gente y hacer las compras y adaptaciones para albergar al equipo que iba a manejar la tremenda cuenta. Hasta que… un par de semanas más tarde, llegó el mail de Chile diciendo que la cuenta debía manejarla su agencia alineada y todo se invalidó de un plumazo.

Yo no sé si la multitienda compensó económicamente a la agencia “ganadora”, pero lo que sí sé es que a nosotros -que también participamos y nos esforzamos un montón trabajando para una licitación no autorizada en la que nunca nadie pudo ganar- jamás nos pidieron disculpas ni nos dieron la más mínima explicación.

Y sin embargo, licitar es bonito.

Es una pena que los procesos de licitación hayan llegado al nivel en el que están. Porque en el fondo licitar me gusta, porque una licitación bien planteada llena de adrenalina al equipo, entretiene la mente y refresca la agencia. Pero hace rato que no veo una licitación perfecta.

Para mi, una buena licitación cumple con los siguientes requisitos:

1. Es clara en la selección.

Ejemplo: Hemos elegido a Fulanito Worldwide, Menganito & Asociados y a ustedes, porque buscamos un servicio creativo personalizado en Publicidad y Digital.

2. Es clarísima en el pedido y el premio. 

Ejemplo: Necesitamos una estrategia y una idea de campaña para TV, Radio y Prensa y estamos dispuestos a pagar hasta US$XXX anuales (puse XXX intencionalmente: mientras más pornográfica sea la cifra, mejor).

Ejemplo 2: Ya tenemos una campaña, pero necesitamos una agencia que nos dé el servicio creativo para adaptarla localmente. Estamos dispuestos a pagar hasta US$XXX mensuales. Adjuntamos una lista estimada de las piezas a realizar.

3. Tiene un brief escrito claro y corto. 

4. Eres brifeado en vivo por las personas que tendrán a cargo la decisión y queda el canal abierto para hacer consultas individuales. 

Porque las dudas e interrogantes que salgan de nuestro propio análisis no tenemos por qué compartirlas con las agencias rivales.

5. Te premia por participar. 

Ejemplo: Porque sabemos que dedicarán tiempo y recursos a este proceso, las 3 agencias invitadas recibirán un honorario de US$XXX. Este monto no nos da derecho alguno sobre sus estrategias e ideas en caso de no resultar ganador.

Si lo piensan bien, no es para nada difícil. Y aunque sé que algunos están pensando que esto es una fantasía, les cuento que yo he tenido la suerte de participar en procesos así. Y cuando es así, uno se las juega con todo gusto pues te sientes respetado y porque sabes que un Cliente que fue así de claro y respetuoso en la licitación, será sin duda un Cliente con el que dará gusto trabajar si tienes la fortuna de ganar.

Así que ya sabes cómo pensamos. Y si resulta pues que estás pensando licitar tu cuenta y puedes acercarte bastante a los 5 puntos planteados, no dudes en invitarnos a participar. Si los astros están alineados y tenemos el tiempo para comprometernos… ten por seguro que haremos una excepción a nuestra política de no-licitaciones y aceptaremos tu invitación con el mayor de los gustos y haremos lo posible por merecer tu confianza y tu negocio.

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Perú Robby Ralston Perú Robby Ralston

Metal, melancolía y optimismo.

¡Que mal anduvimos como sociedad! ¡Qué perdidos estuvimos como país! ¡Que abandonados vivimos como ciudadanos!

Durante estos días de descanso por fin de año tuve la oportunidad de ver un viejo documental sobre el Perú que me recomendó mi hija Marina, pues lo había visto y comentado en su Instituto y le pareció interesante.

"Viejo documental”… Viejo es un decir! "Metal y Melancolía” apenas tiene 20 años, pero el país que muestra es tan distinto al Perú en el que ahora vivimos, que bien podría ser tratarse de una película en blanco y negro de los años 20 y no del video documental que Heddy Honigmann grabó en Lima en 1994.

Me tocó vivir esa época, por lo que "Metal y Melancolía" me trajo muchísimos malos recuerdos. ¡Que mal anduvimos como sociedad! ¡Qué perdidos estuvimos como país! ¡Que abandonados vivimos como ciudadanos!  Resultado de los desaciertos del gobierno militar, de la debilidad del gobierno de Belaúnde y del irresponsable y auto-destructivo primer gobierno de Alan García, nuestro Perú llegó al punto del sálvese quien pueda. Los que podían, emigraban; los que no podían se buscaban 2 o 3 trabajos y floreció la cultura del recurseo: aguzar el ingenio y hacer lo que sea necesario para llevar un par de billetes a la casa.

“Metal y Melancolía” es acerca de los peruanos que se recurseaban haciendo taxi, pero también por las ventanas de los autos, y al acompañar a algunos taxistas a sus casas, nos muestra hasta dónde había caído nuestro país, la mendicidad, el abandono, la suciedad, la delincuencia y dentro de todo ello la rabia, el desconsuelo, el desamor y la búsqueda de la esquiva alegría.

Ver lo que éramos hace 20 años y compararlo con lo que somos ahora, me hace sentir pena, pero también orgullo y optimismo. Por supuesto que no estamos en el paraíso y aún estamos lejos del primer mundo, pero si en apenas 2 décadas pudimos romper la inercia, arrancar desde cero y convertir “eso" en “esto", pues seguramente -ahora que ya estamos avanzando con buen ritmo- en 20 años tendremos un país muchísimo más justo, más avanzado y más próspero para todos.

Hay que reconocerle el mérito al famoso modelo "neo-liberal” o como quieran llamarlo. Esta suerte de pragmatismo económico, de reglas muy duras pero muy claras, es lo que nos permitió salir de esa debacle y avanzar hasta donde hemos llegado 20 años después. Sus críticos deberían ver “Metal y Melancolía” cada mañana para recordar que con el modelo no se juega. Por supuesto que se tiene que perfeccionar, modernizar, reinventar, expandir, democratizar, acelerar y... lo que quieran, pero abandonarlo sería un desacierto alangarciano.

Sería interesante que Heddy vuelva a filmar “Metal y Melancolía" ahora; que busque a las mismas personas y descubra qué ha sido de ellos; que registre a la nueva generación de taxistas y los compare con los de los 90. Se me hace que sería un interesante golpe para la autoestima nacional.

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Estrategia, Perú Robby Ralston Estrategia, Perú Robby Ralston

El Bujiazo y la Teoría de las Ventanas Rotas

A propósito del bujiazo de anteayer en la Javier Prado, vale la pena recordar la Teoría de las Ventanas Rotas, de la que me enteré cuando Bill Bratton visitó el Perú hace unos años.

A propósito del bujiazo de anteayer en la Javier Prado, vale la pena recordar la Teoría de las Ventanas Rotas, de la que me enteré cuando Bill Bratton visitó el Perú hace unos años.

En síntesis, la teoría propone algo más o menos así: si alguien rompe la ventana de un edificio y nadie la repara inmediatamente, los vándalos se divertirán rompiendo más y más ventanas, luego, al darse cuenta de que a nadie le importa el edificio, asumirán que es un edificio “abandonado”, pintarán grafitis y lo invadirán, en breve empezarán los asaltos en esa manzana y pronto todo el barrio termina convirtiéndose en zona roja.

Bratton se basó en esta teoría cuando estuvo en la policía de Nueva York y aplicó “Tolerancia Cero”, con lo que logró que la ciudad pase de ser una de las más peligrosas a una de las más seguras de USA.

¿Cómo funciona en la práctica? Pues, en lugar de esperar y pretender atrapar a los ladrones robando un banco o asaltando a punta de pistola a un peatón, Bratton empezó a "reparar las ventanas" apenas se rompían: detenían a los que entraban al metro sin pagar el boleto, los revisaban y muchas veces encontraban que tenían armas, antecedentes y que en efecto su intención era asaltar en el metro.

El principio era simple: un ladrón es un tipo de mal vivir en su vida diaria, incluso antes de cometer un delito. Un delincuente no obedece las leyes, ni las reglas de tránsito, ni los más mínimos principios de la educación cívica.

Entonces, empezaron a detener a los que orinaban en las calles, los que andaban ebrios, los que insultaban a los transeúntes… y en muchos casos descubrían armas, antecedentes y drogas.

Al poco tiempo los delincuentes entendieron: Nueva York no era una ciudad “abandonada”.

El Bujiazo según Bratton.

1. Pudieron detener al sujeto antes, por andar en una moto sin placas, pero nadie lo hizo.

2. Pudieron detener al sujeto antes, porque su acompañante no llevaba casco, pero nadie lo hizo.

3. Pudieron detener al sujeto antes, porque iba en moto por una avenida en la que están prohibidas, pero nadie lo hizo.

4. Bujiazo.

Hace poco pude conocer a Uresti. Me pareció un sujeto bien intencionado y muy pilas. Ojalá que alguien le presente a Bratton.

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