¿PERDIMOS?
Lo que más me dolió ayer es no haber haber terminado sin haber podido gritar un gol de Mundial.
Lo que más me dolió ayer es no haber haber terminado sin haber podido gritar un gol de Mundial. Un gol de esos que se grita cuando la esperanza está todavía viva, de esos que se gritan fuerte y largo, de esos que hacen que saltes de la silla y te abraces con cualquiera que esté a tu lado.
Perder los 2 partidos me jodió, sí. Pero siempre estuvo dentro de las posibilidades. Es decir, en cierto momento me creí el cuento que estábamos a sólo 6 partidos de ser campeones mundiales... pero en el fondo sabía de dónde veníamos y lo mucho que habíamos pasado para volver a un Mundial después de 36 años.
Perder estaba dentro de los cálculos. Perder a cero, no. Creo que interpreto a varios cuando digo que lo que me frustró ayer es no haber tenido el privilegio de soltar ese grito, el no haber podido disfrutar ese golpe de adrenalina, el no haber tenido esa experiencia de catarsis liberadora.
Seguramente habrá un gol contra Australia, pero ya no será lo mismo. Será un Gol! de esos para adentro, de esos de alivio más que de triunfo. Solamente un gol de honor.
Hemos ganado mucho.
Ya está: perdimos los 2 primeros partidos. Fuera de eso, siento que hemos ganado muchísimo.
Como país nos habíamos acostumbrado a perder en un deporte en el que somos buenos, en el que tenemos un estilo propio y una personalidad distinta a todos en el mundo. Pero ahora, toda una generación de jugadores e hinchas ha descubierto la olvidada sensación del triunfo y la victoria. Hemos ganado autoestima.
Como país hemos descubierto la fuerza y el talento de nuestros jóvenes, que bien liderados y encausados pueden lograr muchísimo, sin la necesidad de recurrir a ningún poder fantástico.
Hemos tenido una verdadera reconciliación con el deporte rey. A nivel Federación, a nivel comando técnico, a nivel jugadores, a nivel hinchas, a nivel periodistas y a nivel auspiciadores.
Ahora todos sabemos que Perú tiene más de 30,000 locos dispuestos a seguir a su selección a donde vaya y 30 millones igual de fanáticos y apasionados que aunque se queden en casa son capaces de comprar álbumes, camisetas, sombreros y televisores a cambio de unas cuantas victorias.
Hemos ganado íconos, ídolos, referentes, valores.
Lo que viene para adelante, sólo puede ser mejor.
Habrá que esperar 4 años más para soltar ese grito de gol de Mundial que se me quedó guardado en el pecho y la garganta, listo para salir.
La diferencia entre ayer y hoy es que ahora creo que se puede, ahora creo que hay futuro y que seguramente estaremos en Qatar.
Porque la CONFIANZA está entre las cosas más valiosas que este proceso de Gareca y sus tigrillos nos ha hecho ganar.
Golazo para la autoestima infantil.
Desde el parque, la voz de un niñito rompió la modorra del feriado, gritando con todas sus ganas: ¡¡¡Vamos Perú!!!
Jueves 9AM. La ciudad despertaba silenciosa y despacito de una resaca de 36 años. Un golazo de Farfán y otro de la Sombrita nos habían clasificado hace una horas al Mundial.
Las redes sociales estaban llenas, las calles, vacías.
Desde el parque, la voz de un niñito rompió la modorra del feriado, gritando con todas sus ganas: ¡¡¡Vamos Perú!!!
Yo había escuchado eso antes…
Igual que el olor del plátano arrebozado con queso, el grito orgulloso y feliz de ese niño hizo que mi mente volara a la casa de mis abuelos, a los años 70, al barrio, al Parque Villarán, a esos “partidazos” que jugábamos con Edy, Rolfi, José Luis, Luis y José y los patas de las otras cuadras.
En esos Mundiales imaginarios, ninguno de nosotros elegía ser Italia, Alemania o Argentina: si te tocaba elegir primero, elegías -sin dudarlo un segundo- ser Perú.
Ninguno de nosotros quería ser Beckembauer o Muller: queríamos ser Cubillas, Perico o Chumpitaz. Hacías paredes como las que hacían Cueto con El Nene, huachitas como las que hacía Sotil, goles como los que hacía Cachito, Baylón o Gallardo.
Si te tocaba elegir segundo... piña! Te quedaba resignarte a ser Brasil, el Campeón del Mundo; pero sabías que -aún siendo el scratch- jugarías en desventaja frente a los malditos que eligieron primero ser la Selección Peruana.
¿Barcelona? ¿Manchester? ¿Bayern? Nah… Mi hermano Edy era hincha de la U (pobrecito), yo del Alianza. Ni nos interesaban los equipos de fuera. Para qué, si aquí había un reñidísimo campeonato local. Nos sabíamos todos los jugadores de cada equipo, llenábamos los álbumes, jugábamos fúlbito con chapitas, y donde hubiera fulbito de mano, ahí se iban nuestras monedas. Pegábamos afiches de los jugadores en la paredes de nuestra habitación, y banderines de equipos y selecciones que algún tío nos conseguía por ahí.
Eramos fans. Eramos hinchas del fútbol del Perú. Cualquiera al que le regalaban una camiseta en Navidad o una pelota de cuero de 21 paños, salía a lucirla como si le hubieran regalado un playstation.
Me alegré por el niño del parque... porque recordé lo que yo sentía cuando tuve su edad.
Yo vivía en un país de sueños infantiles. Una tierra en la que había, amigos, familia y fútbol de nivel mundial. Y para colmo de las suertes… a mi me había tocado la tremenda suerte de ser peruano. ¡Que lecherazo!
Indulto Humanitario: ¿Quién los entiende?
Uno de cada dos peruanos va a estar en desacuerdo con lo que voy a decir, pero -la verdad-verdad- yo no hubiera metido a Fujimori en la cárcel... y menos por 25 años, porque en el caso de una persona de su edad siempre estuvo claro que esos equivalían a una clara cadena perpetua. No tengo la menor duda de que el ex-Presidente merecía un castigo ejemplar, pero la dura realidad que nos tocó vivir a todos en esa época era tan singular y generaba tantos atenuantes que en mi opinión debimos diseñar un castigo igual de singular para su caso. Eso es lo que pienso, eso es lo que me hubiera gustado ver.
Sin embargo, como todos saben, resulta pues que no todos pensamos igual, y que a Fujimori lo metieron preso por un cuarto de siglo, es decir "hasta que se pudra en la cárcel".
Lo raro de todo este asunto y lo que me motiva a escribir este post, es que en los últimos meses se viene hablando de sacar al Fujimori con un Indulto Humanitario, porque ahora parece que el pobrecito... Caray! Se nos va a morir en la cárcel!
¿Quién los entiende? ¿No es eso lo que querían?
En El Comercio de ayer y hoy el Presidente del Congreso habla de indultar -también por razones humanitarias- al mismísimo Abimael Guzmán. Plop!
Qué clase de incosecuentes somos que no podemos mantener nuestras sentencias judiciales. ¿Es que no pensamos las cosas bien antes de hacerlas? No deberíamos manejar la ley en base al humor político del momento, ni a la hora de condenar ni a la hora de indultar. 25 años son 25 años, cadena perpetua significa hasta que te mueras... no hasta que me de penita!
Si no tenemos la firmeza de sustentar nuestra decisión de que alguien se muera en la cárcel, entonces eliminemos la Cadena Perpetua de nuestro menú de condenas. O bien cambiémosla por una Cadena Pre-petua, es decir, te vas preso casi-toda-tu-vida, hasta justito antes de que te mueras, para que no nos dé cargo de conciencia, podamos dormir tranquilos y quedemos todos como buenitos.
No pues... Si como país condenamos a dos personas a morir en la cárcel, pues ambos tienen que pasar hasta el último de sus días en la cárcel, nos guste o no.
¡Brrrr!
La semana pasada me tocó visitar Arequipa. ¡Pasu Machu! ¡Qué frío! Cada que voy a la sierra del Perú me pasa lo mismo: ¡me congelo! Los hoteles no tienen calefacción, los restaurantes y las oficinas tampoco. Y si eso pasa en los ambientes ejecutivos, qué no pasará en las casas de los pobres. Mientras tiritaba calato antes de entrar a la ducha pensaba en los cientos de niños que mueren por el frío cada invierno en el sur del Perú.
¡Quién diablos nos dijo que el frío hay que aguantarlo a punta de casacas y frazadas con llamitas! Quienes hemos vivido en zonas frías sabemos que aunque afuera esté nevando o granizando, dentro de la casa o la oficina se puede estar en manga de camisa y con las patas al aire.
Pero aquí todos los años pasa lo mismo; cómo si no supiéramos que el invierno llega siempre en la misma fecha: viene el frío, mata cientos de niños y empiezan las colectas de frazadas y casacas que algún corrupto termina vendiendo en algún kiosko de mercado puneño. Y todos los años pasará lo mismo mientras no nos decidamos a impulsar una solución definitiva: el desarrollo de una cultura de calefacción.
¿Imposible? No lo creo. Hay 3 nuevos factores que hacen posible creer en una solución definitiva: nuevas energías, nuevas tecnologías y estabilidad económica.
Hoy el Perú tiene gas y -entiendo yo- hay un gasoducto en proceso para llevarlo a la zona sur. Entonces los hogares de las ciudades tendrán gas barato; pero además hoy tenemos nuevas fuentes de energía, principalmente la energía solar. Con equipos solares se puede calefaccionar casitas aisladas en las punas más lejanas.
Mis amigos de Entelin, empresa líder en el tema solar -a todo esto, fundada por un peruano- me contaban que existen soluciones de bajísima tecnología como el llamado muro Trombe, que puede añadir 12°C a la temperatura interior de una casita pobre por menos de lo que cuesta una sola frazada de llamitas. (En Youtube hay varios videos de cómo hacerlos uno mismo).
Los muros Trombe son conocidos por el Estado e incluso parece que hay una ley para fomentar su uso, pero se ha hecho poco. Y bueno, si esperamos que el Estado solucione el problema, pues mejor vayamos juntando casacas y frazadas para la colecta del 2010.
Aquí las llamadas a solucionar esto son las empresas privadas relacionadas al tema, que aprovechando la estabilidad económica deberían atreverse a desarrollar este mercado tan virgen, con una necesidad tan pero tan enorme.
De su lado -más que derivar grandes recursos a curar enfermos cada año- el Estado podría darles subsidios, exoneraciones de impuestos, leyes y esas cosas; pero al final son las empresas las que tendrán que desarrollar ese gran mercado, saliendo a vender soluciones accesibles y a convencer a toda esa gente de que el frío es malo, que el frío mata, y que se debe y -con muy poquita plata- se puede, mantenerlo fuera de las casas y lejos de los niños.
Magia Nativa
Gran video para entender un poco el asunto nativo. No es tan simple como se ve desde acá. Quizás es más simple aún. Y en eso radica su belleza.
Para quedarse helado!
El poder de la Internet es para quedarse frío, y eso lo debe estar experimentando la gente de D’Onofrio en estos candentes días.
En otras épocas, la tremenda metida de pata que resultó la promoción de Helados por S/.1, hubiera sido una “experiencia profesional” de la que se hubieran sacado “aprendizajes” que se hubieran podido “corregir” para el año siguiente. Eso ya no es posible en la era de la Internet, una era en la que el consumidor es el dueño del medio y tiene un poder que apenas empezamos a vislumbrar.
A mi juicio, la intención de D’Onofrio era buena: darle al consumidor todos los helados que quisiera a un sol por 2 días. Quizás hayan querido -de pasadita- de deshacerse de algún stock como he leído por ahí, pero incluso así, no creo que haya habido ninguna mala intención por parte del equipo de Marketing de Nestlé. Ahora... que la cosa les salió mal, es innegable! Les salió el tiro por la culata, y lo que debió terminar como el broche de oro de una temporada exitosa, terminó con la marca envuelta en una horrible crisis mediática... la peor pesadilla de un marketero.
¿Por donde falló la cosa? Pues puede que los heladeros se hayan quedado con parte de los helados guardados para venderlos después y ganarse alguito, o hayan querido imponer sus reglas como la heladera del video que grabó “La habitación de Henry Spencer”; o puede ser que los distribuidores mayoristas hayan a su vez impuesto sus propias reglas, limitando la cantidad de helado entregado a la carretillas y guardándose el resto para hacer un mejor negocio vendiéndolo luego a precio regular; o puede ser que simplemente la tremenda demanda no haya sido calculada correctamente y que -como dicen- los heladeros se quedasen sin helados pocas cuadras después de haber sacado la carretilla del depósito.
O puede ser una combinación de todas las anteriores. La única posibilidad que yo dejo completamente fuera es que Nestlé haya querido estafar a los consumidores con publicidad engañosa. Esa no me la creo. Primero porque he trabajado muchos años con ellos y son tremendamente éticos y buenas personas: su negocio se basa en la calidad y la confianza del consumidor en sus marcas y productos, y con eso nunca juegan. Luego por simple lógica: ¿qué necesidad tiene alguien de hacer eso siendo el ultra líder de la categoría? ¿Qué puedes ganar? No tiene ningún sentido ni comercial, ni financiero, ni de nada.
Pero -volviendo al punto- la respuesta del consumidor en la web ha sido para quedarse helado! Hay post en blogs por todos lados! Hay videos, movimientos para boicotear a Nestlé y consumidores llenos de ira. Dedicar una hora a googlear sobre este tema es alucinante: encontré 930 links publicados sólo en esta semana! El Youtube hay más de 30 videos. En Facebook encontré un grupo (hay varios) llamado “D’Onofrio... Lejos de ti!” que del sábado al miércoles al medio día había reunido 6,522 miembros y tenía 860 posts en el wall, en la mayoría de ellos el calificativo más suave que recibe la empresa es “estafadora”. Y además, la Asociación de Consumidores está denunciando a la empresa ante Indecopi y ahora se expone a pagar una multa de más de 2 millones. ¡Qué pesadilla! Es como si esta fallida promoción hubiera sido la excusa para que el consumidor libere toda una serie de frustraciones escondidas contra la marca.
Esa es la realidad del las comunicaciones actuales. Ese es el mundo en la que vive una LoveMark como D’Onofrio. El consumidor es propietario de la marca y hace y deshace de ella a una velocidad nunca antes vista, con un poder nunca antes sospechado. Pero todo ese poder puede terminar actuando como un boomerang. El consumidor pide una reparación inmediata por parte de la marca, pide disculpas públicas, exige que vuelvan a hacer la promoción y que esta vez sí funcione. Pero con todo este escándalo, es muy difícil que Nestlé (o ninguna empresa) se arriesgue a repetir una promoción así: mejor es pagar la multa que haya que pagar y esperar que el tiempo pase un poco, que el invierno le baje la temperatura al asunto e intentar reparar el daño a través de otras disciplinas de comunicación y otras acciones de marketing. Así que al final, aunque el consumidor gane, puede que pierda en el largo plazo. Como todo poder nuevo, tendremos que aprender a usarlo bien, para que no termine haciéndonos daño a nosotros mismos.
El Perú de yapa.
Mientras revisaba las bases del concurso para la Marca País que ha convocado PromPerú, entendí que estaban buscando una transnacional y que -a pesar de la invitación- esa pelea no era para mi. Pero el mismo día escuché por la radio el re-lanzamiento de la campaña “Cómprale al Perú” y pensé: ¿No debería dar el ejemplo el Gobierno? Debería... pero la verdad es que no siempre se puede elegir el producto peruano. Eso de “Cómprale al Perú” es bacán... pero la verdad de la milanesa es que el consumidor -sea persona, empresa o el mismo Estado- no compra por consigna sino por conveniencia.
La peruanidad es un valor que para mi es una yapa. Si todo lo demás está OK, si la calidad es buena, si la propuesta es buena, si el precio es bueno, es decir, si todo está empatado... sólo entonces elegiré una marca porque es peruana.
Así se hicieron Inca Kola, Dento, Cielo, Cusqueña y tantas otras marcas peruanas: con propuestas diferenciadas, con calidad de primera, precio adecuado y -como yapa- peruanidad.
Pero ojo: no me parece mal la campaña. Encuentro positivo inculcar solidaridad en el consumidor, pero sin pasar al proteccionismo, porque el proteccionismo engorda.
En lo personal, me sentiría pésimo si alguien comprara mi servicio nada más porque soy peruano. Me daría vergüenza. ¡No señor! Cómpreme porque mi visión estratégica es más acertada, porque mis ideas son más frescas, porque mi servicio es diferente y mejor, porque mi precio es más conveniente... Si no es así, no me hace ningún favor eligiéndome: sólo me acostumbra a la mediocridad y a la plata fácil.
Un buen ejemplo que anda dando vueltas por ahí es el de Cementos Sol, que escucho todos los días en RPP. No conozco al equipo de la marca, pero mi deducción es la siguiente: se venía la competencia mexicana y los de Sol se pusieron a pensar en una ventaja real versus el producto importado.. y la encontraron en la frescura. Sí, frescura: el Cemento Sol se produce aquí, por lo que llega de la fábrica al consumidor mucho más rápido que un cemento que quién sabe cuándo se produjo y cuántas semanas pasó en un barco. Frescura: raro, pero válido. Creativo!
Y entonces se pusieron las pilas para comunicar la idea: imprimieron las bolsas con la fecha de envasado del cemento e invirtieron -fuerte y bien- en una buena campaña. En el comercial de radio, 2 obreros conversan y dicen algo como “...la mezcla está buena porque el cemento es fresquito” y “fíjate en la fecha en la bolsa”.
Con eso bastaría. El mensaje tiene una propuesta clara y diferenciadora, una verdadera ventaja para el consumidor. No necesitaría nada más, pero -al final- uno de los obreros remata: “... además, Sol es peruano!”.
La campaña de Cementos Sol me parece el ejemplo perfecto: soy mejor, soy más conveniente... y además... ADEMÁS... soy peruano. Así de yapita, para que te vayas contento.
Shift Happens.
En las últimas semanas he visto un par de videos que me han remecido el cerebelo: “An Unconvenient Truth” de Al Gore y uno llamado “Shift Happens” en YouTube (y ahora también en mi blog). Voy a robarme algunos datos e ideas de SH que ilustran el dramático cambio social que vivimos. Un par de hechos tecnológicos:
• En el 2013, veremos la primera súper-computadora que exceda la capacidad de cómputo del cerebro humano. Para el 2049, una sola PC doméstica excederá la capacidad de computo de toda la humanidad.
• Hoy podemos enviar 14 trillones de bits por segundo (2,660 CDs) a través de una sola hebra de fibra óptica.
Ok. Esos son fierros. Vamos a lo social: • El 70% de los norteamericanos de 4 años ha usado una computadora alguna vez.
• Una de cada 8 parejas que se casaron este año en USA, se conoció en Internet.
• En el 2006 se realizaban 2.7 billones de búsquedas mensuales en Google. En el 2008 el número subió a 30 (treinta) billones.
• Este año se generarán 4 exabites (4 x 10 a la 19) de información nueva. Eso es más que toda la info producida en los últimos 5000 años.
• La Información Técnica se duplica cada 2 años: la mitad de lo que estudia un chico en su primer año de carrera, es obsoleto al tercer año.
• Los 10 empleos que serán más demandados en el 2010, no existían en el 2004.
“Nuestros hijos están estudiando hoy para trabajar en carreras que aún no se han inventado, para usar tecnologías que aún no se han desarrollado y resolver problemas que aún no han aparecido”.
¿Nuestras autoridades han entendido esto?
El conocimiento se está universalizando a pasos agigantados, abriendo grandes ventanas de oportunidad para el crecimiento y desarrollo de los países. Algunos ya se pusieron las pilas. Se calcula -por ejemplo- que en el 2010 el 90% de los profesionales de Ciencia y Tecnología vendrá de Asia (ojalá fuera Asia nuestra playa, pero es Asia el continente). El país con mayor penetración de Banda Ancha es... Bermuda; y muy pronto el país con mayor población de habla inglesa será... China!
¿Y nosotros qué? ¿Maní?
Mientras discutimos de petroaudios, cambios de ministros y TLCs, bien haríamos en dedicar un par de neuronas a definir cuál es nuestra VISIÓN NACIONAL al respecto. Caminar y mascar chicle al mismo tiempo, como dicen.
Ojalá las Universidades Privadas le estén poniendo al tema la misma energía que ponen en sus campañas publicitarias. ¿Están preparando a los chicos para un futuro de comunicación, creación y colaboración global? ¿O les están enseñando carreras a la antigua? Decanos: tienen tarea para la casa.
Padrino Chocho.
Esta es mi ahijadita Elsie Ralston, hija de mi hermano Percy.El trabajo que hace es verdaderamente lindo y excelente para nuestro país. Si quieren darle una mano, visiten el site de Un Techo para mi País.
Se Vende Inmortalidad.
Una amiga de mi hija Catalina vive junto al manicomio y frente al puericultorio, y cada que voy por allá -además de admirarme por la la calidad arquitectónica de ambas obras- me pregunto: ¿por qué será que ya no hay más perezaraníbares ni larcoherreras? Google me dió la respuesta: busqué “filantropía peruana” y aparecieron 3 miserables links. ¡Tres! Busqué “filántropo peruano” y encontré apenas 12 resultados.
En síntesis: la filantropía peruana ha muerto.
Falleció en algún momento después de 1930, fecha en la que el Dr. Perez Aranibar fundó su “palacio para los niños abandonados”. Tal cual: en esa Lima de apenas 330,000 habitantes el problema de los niños abandonados ya existía y el Doctor decidió sacarlos de la calle y darles el mejor nivel posible, así que les construyó estos maravillosos edificios sobre un terreno de 14 hectáreas (eso ni lo cuenten mucho, no vaya a ser que lo vendan como Collique!)
Pero más grande que Pérez Aranibar (filantrópicamente hablando) fue Larco Herrera, que le regaló el Palacio Municipal a Trujillo, financió el manicomio, le regaló el terreno de la Plaza de Armas al Club de la Unión y donó parte del mismo puericultorio.
O sea, filántropos-filántropos, los de aquellos tiempos! Aunque digamos que después tampoco han habido muchos...
Algunas empresas privadas intentan tomar parte del espacio filantrópico con programas de responsabilidad social y algunas fundaciones, pero es realmente imposible que alguna pueda dejar algo tan concreto y duradero como los edificios, los terrenos y la obra del manicomio y el puericultorio. Ese tipo de decisiones son privilegio reservado a los millonarios individuales.
Mi teoría para la desaparición de la filantropía es que en cierto momento se hizo necesario el perfil bajo. Mi amigo Carlos García -economista él- responsabiliza a la legislación tributaria, que ya no ofrece las convenientes deducciones sobre las donaciones que existían antes.
Pero sea que la SUNAT tenga que modificar la norma o que los millonarios peruanos tengan que vencer su timidez, me parece necesario que la filantropía vuelva a ser visible en nuestro país, tan necesitado de líderes, buenos ejemplos... y tan necesitado de tantas cosas!
Así que si algún ilustre millonario está leyendo está humilde columnita, lo invito a refundar la filantropía nacional. ¡Anímese! Después de todo, ¿cuántos millones tiene que dejarle a sus hijos? Con unos 10 para cada uno, más una docena de casas, más las acciones de las empresas, como que basta y sobra para empezar en la vida, no? Con el resto, anímese a hacer una obra monumental que atienda alguna de las monumentales necesidades del país.
Desde el punto de vista de Marketing, los resultados de una acción así sobre sus negocios y sus marcas serían insospechados. Pero más allá de eso, si busca en Google “Victor Larco Herrera” se encontrará con 50,100 resultados, mucho más menciones que magnate actual.
¿Me explico? Aunque la filantropía peruana ha muerto, los antiguos millonarios le están revelando el secreto de la inmortalidad.
Y además, cocina.
La diferencia entre Gastón Acurio y otros respetables representantes de la culinaria peruana no está en sus recetas, ni en su programa de televisión; la diferencia está en que Gastón tiene una visión. Todo lo que cocina Gastón lleva ese ingrediente secreto: su simple, soñadora, inspiradora y atractiva visión: “Internacionalizar la Gastronomía Peruana”. Punto. Tan simple como las visiones de las grandes marcas del mundo. Estas 4 palabras convierten cada creación gastronómica, cada apertura de un nuevo local, cada servicio a un cliente, en parte de una cruzada.
¿Cuántas “Visiones” ha visto en las paredes de oficinas, tan largas, complejas y genéricas que ni los propios gerentes las recuerdan? Están colgadas ahí, al costado del extintor y la licencia de funcionamiento.
La visión de Gastón es tan fácil que todos sus colaboradores, proveedores y socios la aprenden, la entienden y la hacen suya. “Mi gente tiene la mística del samurai, del militar. Está a la conquista y va a morir en la lucha. No se trata de ganar un dólar más o tumbarse a la competencia: se trata de internacionalizar la comida del Perú” - dice. Y esa mística se siente en su Taller de Barranco y en sus restaurantes.
Para alcanzar esa visión se ha propuesto sacar la comida peruana del huarique y llevarla al lugar más alto de la oferta gastronómica de cada país, ponerla de tú a tú con la oferta más gourmet del lugar. Astrid y Gastón y La Mar son sus buques insignia, los encargados de plantar la bandera culinaria peruana en la calle más elegante y cara de cualquier ciudad a la que lleguen. Cuando estos embajadores abran el mercado, crearán un espacio para ofertas más masivas, como la sanguchería, el chifa o la anticuchería.
Lo han logrado ya en todas las capitales de la región y en Madrid. Ahora van por la ciudad americana con mayor reputación gourmet: San Francisco. Allí eligieron la zona de los peers -y entre todos ellos el peer donde están los mejores restaurantes- para abrir un La Mar de US$8 millones. Inmediatamente abrirán otro en Nueva York, y ya están desarrollando un restaurante en un lugar icónico de Londres que requerirá una inversión de 16 millones de euros. En simultáneo con ese, otro en Dubai sembrará la visión de Gastón en el Medio Oriente.
Hablar con Gastón significa escuchar la palabra “visión” una y otra vez. ¿Monotemático? ¡Enfocadísimo! -diría yo. Todo lo que hace está alineado a su visión. Los productos que vende en sus tiendas son los productos que los supermercados del mundo necesitarán en el futuro. La Escuela de Ventanilla es -además de una obra social- la fuente de profesionales que un planeta consumidor de comida peruana necesitará. Sus marcas (Pasqualle, Panchita, Tanta...) son las que un mundo ávido de sabor peruano buscará en sus ciudades.
Incluso el éxito de su competencia ayuda a su visión: “Cuando Segundo Muelle abrió en México justo al frente de nosotros y vi que su restaurante también estaba lleno, me sentí feliz. Yo sé que no puedo alcanzar mi visión solo; necesito la colaboración de todos los que puedan ayudar”.
Así como hay decenas de restaurantes italianos en Lima, Gastón imagina decenas de restaurantes peruanos en cada ciudad del mundo; él quiere que cuando pregunten ¿Qué les provoca comer hoy? las personas también puedan contestar “comida peruana”.
Cuando salí del Taller de Barranco, pensé: ¡Caramba! ¡Si eso enseñan en las escuelas de chefs, quizás debieran enseñar algo de cocina en las escuelas de negocios!
El No-Marketing Político
A los políticos como que les está faltando un poco de Marketing, digo yo. Cómo que no están tomando para nada en cuenta a su consumidor. Miremos a Jorge del Castillo, que tiene sus oficinas tan lejos de su público. Todos esos pobres mineros, las madres del vaso de leche, los de los sindicatos... tienen que atravesarse todo Lima para venir a protestar a Miraflores. ¿No debería mudarse el Premier un poco más cerca de su consumidor? ¿O abrir una sucursal para que protesten en sus barrios?
Le juro que los miraflorinos lo etrañaremos, pero aceptamos que se marche, porque cada marcha nos crea un caos.
Y hablando de caos, paso a los alcaldes, que no se en qué están pensando, pero no en nosotros, ni en nuestras necesidades.
Porque Castañeda nos quitó los buses que daban servicio en el Zanjón, los desvió por todos los barrios de Lima -añadiendo caos al caos- y nos dejó el carril central con una pista nuevecita pero que nadie puede usar. “Ooops! Se me olvidaron los buses!” “Ooops! Se me olvidaron los paraderos”. ¿No debería alguien ir poniéndole jardincito, o devolviendo las palmeritas que se llevaron? Por lo menos, si ya metió la pata, barájela un poquito pues... ¿En qué habrá estado pensando? Quizás en tener su propio Tren Eléctrico.
¿Y para qué se ha puesto a romper todo Lima, me pregunto? ¿Qué vamos a ganar los limeños cuando todo esto termine? Nada. No está agregando un sólo carril ni un sólo by-pass a la ciudad. Cuando esto termine (si termina) la Av. Arequipa estará igualita que como estaba cuando Leguía la inauguró en los 20s. El tráfico seguirá igual de congestionado, solo que la calle no va a tener huecos por un tiempo más. Es decir, todo este alboroto es para tener lo que ya teníamos hace un siglo. Plop!
Pero seamos justos, proporcionalmente, Masías en Miraflores es mucho peor. ¿Decidió terminar su carrera política para siempre? La República de Panamá lleva meses cerrada sólo para “arreglarle” la mitad. ¿Y Berlín? Hizo quebrar a los que tenían sus negocios allí... ¿sólo para asfaltar?! Vamos... Felizmente no está a cargo de Lima, digo.
¿Y las verdaderas necesidades viales del consumidor? ¿Qué piensan hacer para solucionar la salida del Zanjón a Canaval y Moreira? ¿Cuál es el plan para la salida del Zanjón a Javier Prado? ¿Cuándo van a hacer un by-pass en Petit Thouars/Camino Real y Javier Prado? ¿O entre Aviación y Primavera? ¿Cuánto costaría? ¿Por qué no se hacen? Marketing es satisfacer las necesidades de la gente y no sus caprichos personales.
El 2010 le pedirán a sus marketeros y publicistas una estrategia mágica, una gran campaña para que la gente olvide sus tremendas ineficiencias y vote nuevamente por ellos; pero lo que sus asesores deberían contestarles -si es que son honestos- es que el Marketing tiene una ley: lo único que no se puede vender es un producto que ya todo el mundo sabe que es pésimo.
Nota: Hace unos meses, impresionado por el Parque de la Reserva, escribí un artículo en el que comprometí mi voto por Castañeda en una próxima elección. Hoy, igualmente impresionado por lo mal que viene manejando el tema del tráfico y las revisiones técnicas, se lo retiro.
Urgente e Importante.
En una Agencia de Publicidad todo lo que pide el Cliente es urgente por definición. Podría apostar que la frase “para ayer” nació en una agencia. Un buen día, alguien me enseñó la diferencia entre lo urgente, lo importante, y lo urgente e importante. La diferencia obvia entre estas 3 categorías me ayudó a priorizar mi trabajo y mi vida.
Me viene esto a la mente a raíz de los últimos acontecimientos en el país: Cuzco levantado, paros por todas partes, estado de emergencia en 3 departamentos… Pero cómo, ¿no que íbamos bien?
Y sí, sí vamos bien. Al Perú le va como nunca de bien, a las empresas y a las arcas fiscales les va como nunca de bien.
Lo que a mi juicio sucede es que estamos tratando el tema de la Redistribución como un tema Importante, cuando en realidad deberíamos tratarlo como un tema Urgente e Importante. Prioridad #1.
Mi prima Mariela Rodríguez dejó una vida de éxito en USA para mudarse al Cuzco. Ella cuenta en un e-mail su primera experiencia con sistema de salud publica, al que se metió para ayudar a una de sus colaboradoras que intentaba salvarle la vida a su madre. Además de mil peripecias en el sobrepoblado y subequipado hospital, descubrió, por ejemplo, que el Banco de Sangre está más seco que el desierto de Sechura.
Hasta ahí nada es sorprendente. Aunque hablamos de la cosmopolita Cuzco y no de un caserío alejado, es algo lamentable, pero “esperable”. Lo especial del mail, es que Maggi se ha puesto en campaña para que Cuzco tenga un Banco de Sangre como la gente. Su mail (copia a 111 amigos) no era para quejarse, sino para comprometerse en esta cruzada a la que le ha puesto la misma prioridad que a la construcción de su hotelito.
Se está metiendo en algo que no le toca -podría pensarse, pero en realidad a todos nos toca; y si no por razones humanitarias, por razones de negocio.
Todo lo que el Perú ha avanzado puede borrase si aparece otro Sendero, si un termocéfalo llega al poder apoyado en el descontento popular, si el país se vuelve peligroso, inestable y las inversiones empiezan a irse. Nuestro mercado en bonanza y crecimiento puede hacer puf!... en cuestión de meses.
Mientras el Estado discute “la importancia” del tema, los empresarios debiéramos darle “la urgencia” a la solución. Tenemos que actuar un poco como Maggi, caminando y mascando chicle al mismo tiempo: haciendo negocio y transformando nuestro país en simultáneo.
Sinceramente, no me da la gana de que mis hijas vuelvan a vivir lo que nosotros vivimos. Me resisto.
Mi empresa es aún chiquita, pero –además de ayudar a Maggi con su Banco- nos buscaremos un proyecto que esté a la altura de nuestras capacidades y cambiaremos algunas vidas.
Es tan Urgente e Importante como atender a cualquiera de nuestros clientes, aunque… pensándolo bien… es más Importante todavía: es la forma de asegurar que el negocio de nuestros clientes tenga un futuro.
La Reserva sin reservas.
¿En qué parque del mundo los shows empiezan puntuales? ¿En qué parque del mundo la gente obedece los letreros de “No pisar el Césped”? ¿En qué parque del mundo nadie tira un papel al piso? ¿Está pensando en Disney? No se vaya tan lejos. Hay un parque así aquicito nomás. Déjeme que le cuente…
Mis sobrinas -desde Costa Rica- y mi cuñadito y su esposa –desde Paraguay- de vacaciones. Luego de semanas de playa, Jessica y yo pensamos que era hora de que estos turistas turistearan, y decidimos llevarlos a ese nuevo parque del que habíamos oído: el Parque de la Reserva.
¡Wow!
Por fuera es como cualquier parque popular de Lima: tráfico, cuida-carros, vendedores… Adentro, no se parece a nada que haya visto aquí.
No voy a entrar en detalles de las fantásticas fuentes pues espero sinceramente que todo peruano se dé el gusto de ir algún día; lo me interesa comentar es cómo un ambiente puede cambiar la conducta de las personas que están en él.
Porque, a S/.4 la entrada, digámoslo claro, La Reserva es un parque popular; así lo ha entendido la gente y uno va y se encuentra rodeado de masa.
Pero todo lo que sabemos del comportamiento popular se queda fuera de las rejas del parque. Adentro, todos nos volvimos británicos. Ricos, clasemedieros, pobres y turistas, todos compartíamos la misma cara de admiración, incredulidad y -creo yo- la misma sensación de “esto hay que respetarlo”.
Durante las horas que estuve allí, no vi a nadie, (nadie!) pisar el pasto. Había que caminar largo entre una fuente a otra y cruzar directo hubiera sido lo más práctico, pero esa mágica noche, todos decidieron respetar las reglas.
No ví un papel en el piso. No oí gritos, ni vi palomilladas, ni escuche groserías. Nadie se adelantó en las colas. Todos decidimos portarnos bien y disfrutar en familia este maravilloso lugar que –increíblemente- era nuestro.
Nos volvimos civilizados.
A las 9:30 (en punto!) empezó el show de aguas, música y rayos láser. Los neo-peruano-británicos llegamos 5 minutos antes y todos lo disfrutamos en un silencio interrumpido sólo por los “Oh!” y los “Ah!”
“En qué momento salí de Lima y aterricé a este maravilloso parque” –pensaba, cuando mi sobrino Álvaro preguntó en voz alta: “¿Todavía estamos en Perú?”
La sensación que genera La Reserva es esa y nada menos.
Inevitablemente saque mi Lección de Marketing: el entorno afecta el comportamiento del consumidor; construye algo respetable y lo respetarán.
El trabajo que han hecho en el Parque de la Reserva no da para sutilezas ni escatimar elogios: es grandioso!
Lo que ha hecho Castañeda es una obra monumental que nos devuelve la autoestima y nos genera una enorme sensación de orgullo. Se ganó mi admiración por su osadía, su creatividad y su visión. Millones de felicitaciones a él y su team.
Y si quiere ser reelecto, tiene mi voto. Lo digo así, desde ya, y sin ninguna reserva.
Nota: Agosto del 2008. Se me cayó Castañeda por completo. Qué mal ha manejado lo de las Revisiones Tecnicas! Que mal ha manejado lo del Zanjón! Qué mal ha manejado todas las obras que tienen a Lima metido en un caos vial horrible. Si, cuando terminen se van a ver bonitas, pero la forma en que las está haciendo es lo menos profesional que he visto. Acaba de perder mi voto. No habla, no dice, se calla y esconde la cabeza como un avestruz. Crei que era un vecino visionario: hoy sé que es sólo un político más.
Y resulta que sí pues, que el Perú es Súper.
ARTICULO PUBLICADO EN SEMANA ECONOMICA. Si no fuera por que la Selección Peruana se esfuerza por demostrarnos que es una verdadera porquería, “Perú Campeón” sería la canción del verano 2008. El nacionalismo ha vuelto y ha vuelto en grande. No se trata esta vez de un nacionalismo impuesto desde arriba, como el de Velazco, no señor, esta vez es algo que está surgiendo de la misma gente.
Es que seguramente muchos peruanos pensaban como yo, que nuestro país sufría de Mediocritis Congenitum, enfermedad demoledora para la que no se había inventado cura. Y seguramente, también ahora muchos sienten igual que yo: que si pudimos curarnos solitos de nuestra grave dolencia, pucha, entonces resulta que tan malos no somos, resulta que somos fuertes, y hasta inteligentes, mira tú.
Y hay más:, que –al contrario a lo que siempre nos han dicho- resulta que sí somos un país unido y con agenda común, porque la manera en que hemos superado nuestra enfermedad es empujando todos juntos hacia el mismo lado. Si señor: empresarios, trabajadores, microempresarios, ambulantes, taxistas… y hasta uno que otro político! Durante las últimas décadas todos hemos cumplido voluntariamente las reglas que ningún gobierno nos impuso: trabajar duro, ahorrar lo que se podía, arriesgar cuándo había oportunidad.
Quizás Montesinos nos hizo un favor después de todo: al probar -videito en mano- que todos nuestros líderes de opinión eran corruptos, nos obligó a crear nuevos líderes en las personas que teníamos más cerca: nosotros mismos.
No hace muchos años, apenas en el 2001, mi amiga Julieta Kropivka, argentina ella, me dio un perfecto diagnóstico de la peruanidad: “Los peruanos son maravillosos, talentosos, divertidos, inteligentes. El problema Robby, es que ustedes no se la creen”.
Míranos Julieta: Somos los mismos 5 años después!
El diagnóstico de Julieta se convirtió en el brief de una campaña que lanzamos el 2002 con motivo de los 100 años de McCann, con el objetivo de elevar la autoestima de los peruanos: Perú es Súper.
“Cambia la letra” -le decíamos a la gente; para ya de quejarte y hablar mal de tu país y empieza a destacar todo lo bueno que tenemos. La mantuvimos al aire por 2 años seguidos con apoyo de algunas empresas amigas. Claro, ni se me ocurre pensar que el Perú de hoy es resultado de esa campaña, pero sin duda muchísimos peruanos tenemos hoy la autoestima más alta que entonces, un montón de peruanos estamos pensando que, sí pues, fíjate tú, el Perú es Súper después de todo.
Nuestra comida es súper, nuestra ropa es súper, nuestras playas son súper, nuestros país es súper, nuestro turismo es súper, nuestra Asia es súper, nuestras minas de oro son súper, nuestro gas es súper…
Nuestra gente es súper. Nuestros empresarios son súper. Nuestras empresas son súper.
Y si nuestras empresas son súper entonces los productos peruanos también son súper, no? Y compramos ropa en Topitop, y metemos mayonesa Alacena en el refrigerador, y tomamos Pisco.
Es como si el clásico target group de cada brief “para amas de casa preocupadas por el bienestar familiar” hubiera cambiado ahora a “para amas de casa orgullosas de ser peruanas, la marca X es ideal porque está hecha en el Perú”.
Hecho en el Perú: el nuevo reason why.
Pero “Hecho en el Perú” es la panacea? Es el curita que sirve para todas las heridas y raspones?
Claro que a todos nos da gusto que tal o cual producto se fabrique en el Perú, pero no significa que por ser peruano lo vamos a preferir. El origen puede ser parte de uno de los componentes de una marca poderosa (la conexión emocional con el consumidor) pero hay más: diferenciación, recordación, valor percibido y accesibilidad. Y sobre todo hay algo fundamental que evaluar a la hora de poner a prueba este (o cualquier) Reason Why: la credibilidad.
¿Me cree el consumidor que este producto, por el hecho de ser peruano, es –o puede ser- mejor que su competencia extranjera? Ahí está el asunto.
Lo que entra en juego es qué valor le puede agregar la Marca Perú a mi categoría. El loguito de Hecho en Perú haría que usted elija una pantalla de plasma peruana vs. una Sony. No, no? Usted se alegraría y diría “Qué bien está Perú fabricando estas cosas tan sofisticadas…”, pero se compraría la Sony.
Marca País vs. Reputación País.
Una marca es en esencia, una reputación. Cristal tiene reputación de buena cerveza: no importa si ya no es de los Bentín. Inca-Kola tiene reputación de peruanidad y gran sabor: que más da si los Lindley vendieron. Y lo mismo pasa con la marca Perú: el Perú tiene ya una reputación.
El mundo reconoce que la comida Peruana es una de las maravillas gastronómicas del planeta. Esta fama viene de hace años, es parte ya de nuestra Reputación País: los peruanos, esos lecherazos tercermundistas sudamericanos, comen como los Dioses! Entonces, el loguito de Hecho en el Perú aporta horrores en la categoría de comestibles y bebidas. Todo lo que entre en contacto con las papilas gustativas tiene un plus si es peruano y hecho en el Perú. Cuando Gastón franquicia sus restaurantes en el mundo, está aprovechando brillantemente la Reputación País que tenemos en gastronomía. Y vaya que le funciona!
Pero si un peruano desarrollara hoy una línea de zapatillas deportivas al nivel de Nike, y abriera una tienda en la 5ta avenida, y diseñara toda su comunicación basada en el atributo “Hecho en el Perú”, generaría sonrisas pero no ventas. Es que los peruanos no tenemos reputación deportiva; no somos grandes medallistas olímpicos, ni siquiera lideramos los panamericanos… Entonces, “de dónde pues hijito, ¿Tú qué sabes de esto?”.
Todos admiramos los autos alemanes: el BMV, el Mercedes, el VW… Los alemanes tienen la Ingeniería como parte crucial de su Reputación País. Si hoy día trajeran al país una línea de motocicletas alemanas nadie dudaría de su calidad, aún sin subirnos en ellas sabríamos que son motos de lujo, poderosísimas, resistentísimas y -con todo derecho- carisisísimas. ¿Pero si mañana trajeran una línea de camisas alemanas? Ahh… se me hace que serían duras, toscas, ásperas, se me ocurre que me rasparían el cuello. La Reputación Alemana es así: yo les compraría un tanque, una aspirina, un amplificador, pero jamás un calzoncillo.
Con Francia es a la inversa. Ellos saben de vinos, de moda, de arte… Una camisa francesa sería suave y elegante al mismo tiempo. Pero un auto francés… será comodísimo, pero demasiado delicado para los caminos del Perú, pienso yo.
Así funciona esto: antes de basar su estrategia publicitaria en el boom de la peruanidad, deténgase a pensar un poquito si los peruanos tenemos fama de hace r bien lo que usted produce. Si no es así, pues no se gaste: no va a funcionar, ni dentro ni fuera de casa.
Y tú, para qué eres bueno, cholito…
Ojo: no estoy diciendo que no seamos buenos ingenieros, arquitectos, desarrolladores de software, diseñadores, publicistas… No tenemos (ahora, en este momento histórico) la reputación de serlo. Ni dentro del Perú, ni fuera del Perú.
Hoy, ahorita, en este instante, yo creo (opinión personal sin estudio que la ampare) que la Reputación Perú va por el lado de la gastronomía, los textiles, la naturaleza, el turismo, los la minería, las culturas antiguas, el buen vivir, la intelectualidad y… y… y eso: para de contar.
Parece poco, pero es un montón! Ya quisieran muchos de nuestros vecinos tener nuestra reputación.
Nuestra reputación gastronómica nos abre infinidad de oportunidades: si esos tipos comen tan rico, sería creíble que tengan un buen café peruano, sería perfectamente creíble y apetecible una cadena de fast-food peruano, sería perfectamente creíble una línea de conservas y salsas peruanas, y sigue y sigue… Si los peruanos –desde tiempos preincas - producimos de oro y plata de primera, una cadena de joyerías sería creíble, una línea de bijouterie fina sería deseable, y hasta una marca de circuitos electrónicos que dependa de la pureza de sus componentes tendría una oportunidad en el mercado nacional e internacional. De cada uno de los valores que nuestra Reputación País tiene hoy, podemos desarrollar una infinidad líneas de negocios que jueguen –desde el saque- con el enorme valor agregado que les otorga el simple hecho de ser Made in Peru.
Nada es bueno para todo. (Ni para toda la vida!)
La Reputación País, como la reputación de cualquier marca es moldeable. Se puede cambiar y se puede ampliar. Se puede diseñar.
Pero claro, nadie puede ser bueno para todo, no? Simplemente no es creíble a nivel personas, ni a nivel de marcas, ni a nivel países. Pelé es mejor futbolista del mundo, pero ni loco dejo que me revise las amígdalas. Nestlé es admirable en alimentos y nutrición, pero jamás me compraría una computadora Nestlé.
Hay que elegir la Reputación que queremos. ¿Qué atributos nos hacen hacen falta? A mi juicio, quizás el que más nos convendría desarrollar es la imagen de modernidad profesional; debiéramos trabajar en demostrarle al mundo -y a nosotros mismos- que sí sabemos hacer las cosas, que sí sabemos hacer empresas, que sí sabemos hacer negocios importantes y bien hechos, que no todo en el Perú es “histórico” sino que trabajamos con ideas nuevas, con ojos en el futuro. Claro, esto pasa por muchos frentes: creatividad, organización, tecnología, industrialización, preparación del recurso humano, marcas únicas y en fin… un montón de características que están presentes en la reputación de los países “profesionales”. Quizás parece un sueño imposible, pero no estamos tan lejos.
Si el auge económico peruano continúa, los economistas peruanos se harán famosos y a la Reputación Perú se incorporará el talento económico, y entonces los economistas, los empresarios y los marketeros peruanos saldrán a dar charlas por Latinoamérica como hasta hace poco lo hacían los Chicago Boys Chilenos. Y entonces, la modernidad empresarial comenzará a ser parte de la Reputación Perú, y será más fácil para todos hacer más y mejores negocios en cualquier lugar del mundo a dónde nuestra reputación haya llegado antes que nosotros.
Me cuesta mucho pedir que el gobierno dé una mano en este tema, y de hecho no lo voy a hacer. El presupuesto para la difusión de la Marca Perú en el exterior es ridículo comparado al de otros países, pero está bien, déjenlo ahí nomás. Soy de la idea que el principal mérito de los gobiernos pasados ha sido el no meterse, el dejar las cosas tranquilas y estables para dejar que el empresariado actúe solito. Del mismo modo, creo que este cambio en la reputación se dará paulatinamente a medida que el empresariado peruano comience a tomar más confianza y empiece a arriesgarse un poco más. Nuevos negocios y nuevas iniciativas privadas añadirán a la Reputación Perú la imagen de modernidad profesional que cerraría un círculo maravilloso y que nos permitiría incursionar en otras áreas sin el prejuicio de ser sudacas tercermundistas. Es sólo cuestión de tiempo.
Pero ojo con ese factor: el tiempo. La reputación también se puede olvidar, se puede perder o te la pueden robar. El mercado es dinámico: está vivo. Nadie piensa hoy que los mejores autos para la clase media son norteamericanos; nadie piensa hoy que los reyes de los mares son británicos. Los asiáticos y los nórdicos se robaron esas reputaciones y son suyas por el momento.
Es pues, el gran momento de actuar, de moldear nuestra reputación para incorporar algunos atributos que nos son estratégicamente relevantes, pero sobre todo, es el gran momento para aprovechar la reputación que ya tenemos, y construir sobre el cimiento de esta bien ganada fama, las industrias y las marcas que ayuden a hacer nuestra Reputación País más sólida, más creíble, más duradera y más conocida en el mundo entero.
Primerizos.
Hace poco diseñé una estrategia para un producto de inversión. Al llegar al target, lo definí como “Peruanos Primerizos”. Y es que resulta que todos los menores de 50 somos primerizos en esto de vivir en tiempos de crecimiento y estabilidad. ¿Cómo se come esta vaina?
Estamos entrenadísimos para defendernos de la inflación y la devaluación, podemos hacer conversiones rapidísimas de soles a dólares y sabemos cuando vender o comprar para defender nuestro dinero ante la crisis, pero… ¿cómo es esto de que ahora el dólar baja? ¿Cómo es esto de que resulta mejor ahorrar en dólares? ¿Ahora conviene depositar a largo plazo? ¿Y en soles? Cómo diría el célebre filósofo Condorito: “Exijo una explicación!” Si lo que siempre supimos era buscar la mayor disponibilidad posible porque no vaya a ser que “a alguien” se le ocurriera estatizar “algo”.
El año que entré a kindergarten Velazco derrocaba a Belaúnde porque estábamos en crisis. El General lo hizo peor, igual que Morales y Belaúnde en su segundo round; para cuando estaba en la universidad, yo ya era ducho en supervivencia en crisis, y con Alan hice (todos hicimos) el Master of Science.
Con Fujimori regresó la estabilidad y Toledo tuvo el buen tino de mantenerla. Pero (mano en el pecho) ¿alguien pensaba que iba a durar? Sinceramente, yo no.
O ganaba Humala, o Alan hacía de las suyas, o un efecto Tequila… sabe Dios! Nunca faltaron excusas para que el Perú estuviese en crisis, pero según dicen los que saben se vislumbran al menos 5 años sin excusas. ¿Y ahora?
Mi amigo Francisco García Huidobro -un chileno que vivió muchos años aquí- me decía: “el Perú está ‘condenado’ a ser un país grande y próspero Robby, tú sólo espera y ya vas a ver”. Todavía no lo somos, pero resulta que ahora tenemos una oportunidad.
Claro, esa oportunidad depende de que todos los primerizos aprendamos a jugar con las desconocidas reglas de la bonanza que pasan por apostar al crecimiento, invertir y repartir beneficios.
Necesitamos cambiar el switch. Ahora no se puede congelar sueldos por miedo a que tengamos que hacer un recorte y nos cueste más la liquidación: el profesional -que antes sobraba- hoy comienza a escasear; para evitar la fuga, los sueldos empiezan a subir y al poner más dinero en manos del consumidor, nos ‘condenamos’ a un mayor crecimiento de la demanda; la demanda genera aún más oportunidades de inversión, éstas generan más empleo y sueldos más altos… y así la rueda gira para el lado que debe girar.
Y yo se los cuento como si no lo supieran… pero es que aún escucho voces de gente que no se la cree del todo. Quizás porque saben algo que yo no sé, o quizás, simplemente, porque somos primerizos.
Pelotitas Rojas.
La campaña de Claro es -a mi juicio- una de las campaña más sólidas que están en pantalla. No es que las piezas individuales destaquen, la campaña destaca, por su consistencia, su eficiencia y buen gusto.
Estratégicamente el equipo de Claro sabía que necesitaba una plataforma creativa simple y distintiva, que les permitiera “disparar” comerciales y avisos al ritmo que sólo esta categoría que mezcla el retail y la tecnología necesita: hoy salió este celular nuevo, hoy tengo esta oferta, tengo que estar al aire... hoy! Con esos tiempos, no hay forma inventar la pólvora cada semana.
Hábilmente, la agencia Mayo FCB diseñó una plataforma creativa con 2 pilares: la logo-marca en sí y Gian Marco.
Seguramente, las pelotitas rojas en 3D ya están listas en una enorme variedad de versiones; si necesitan lanzar una nueva oferta es cuestión de jalar una de ellas y el comercial se arma en una tarde. Muy práctico, muy realista, muy profesional.
Ocasionalmente, grandes producciones en las que la pelotita roja viaja por todo el país, se encargan de darle a la marca el valor de imagen que también necesita, después de todo, ellos saben que la gente tiene que sentirse bien al sacar su Claro y –a decir de las cifras- lo van logrando.
Pero sin duda, uno de los más grandes aciertos fue la elección de Gian Marco como portavoz. Un hitazo. Él presenta una mezcla única: es un tipo a la vez sano y moderno, a la vez joven y padre de familia, a la vez peruano y global, a la vez Asia y Los Olivos... difícil encontrar otro así. Porque además Gian Marco tiene cancha ante cámaras: fue conductor de un programa de TV durante años y esa tranquilidad en el set se traduce en credibilidad respecto a los que dice en cada mensaje de Claro.
En la categoría, el uso de portavoces ya se había visto. Americatel utiliza a Don Francisco para su comunicación al mercado latino en USA y -según cuentan- su importancia estratégica era tal, que en lugar de pagarle por cada comercial lo comprometieron con el éxito: lo hicieron accionista de la empresa.
Es una estrategia válida que se frustra a veces por temor a un futuro mal comportamiento del elegido; pero en realidad el consumidor ha aprendido a diferenciar la marca del portavoz: Coca-Cola usó a Marado-na y nadie la acusa de nada, Pepsi contrató a Michael Jack-son y nadie la asocia con pedofilia.
Dizque Claro está a un triz de pasar a Movistar, marca que -aunque trata- no logra construir una campaña tan consistente y atractiva como la del primero.
En un reciente comercial Gian Marco aparece con la Foquita Farfán. Ojalá sea sólo un refuerzo y no estén planeando un remplazo, pues como hemos visto, no sólo basta ser famoso para ser un buen portavoz. Hoy por hoy, a la pregunta ¿Quieres más?, yo respondo: “Claro que quiero más!”
Tambores de Guerra.
“¿Ha visto el nuevo comercial de Franca con Gastón?” –me pregunta el taxista. “Esta bueno...” Me consigo un a copia y lo reviso. Está bueno. Buena estrategia.
Imagínese que Ud. se va a Nueva York a vender su producto; nunca a ido y no conoce a nadie. No es imposible que venda, pero... es difícil, no? Mucho más fácil sería si Ud. tuviera un amigo en Nueva York que le presentara algunos contactos.
Esa es la estrategia que adivino en el comercial; Franca lle-ga a pelear con marcas centenarias como Cristal y Pilsen y con monstruos internacionales como Brahma, pero nadie la conoce, nadie sabe nada de ella... Así que se buscaron un “amigo” que nos las presente. Y ojo: no es cualquier amigo, sino el que más ‘sabe de sabo-res’.
El comercial presenta a Franca despojada de cualquier “baratez” que pudiera endilgársele por su parentesco con Kola Real: la lanzan con la imagen por arriba, independiente de lo que termine haciendo con el precio en el punto de venta. Por último -y como de taquito- en un mundo de creveceras internacionales Franca reclama para sí la peruanidad con la frase: “Si los peruanos seguimos haciendo las cosas bien, nadie nos para.” Bien jugado.
Ahora que Franca va abriendo sus cartas, la “Guerra de las Chelas” se pone interesantísima. Grandes marcas y grandes agencias están en el campo: además de Pragma (Franca) está McCann (Barena y Peroni) que viene en una racha fenomenal, está Causa (Cristal y Cuzqueña), Publicis (Pilsen), y Quorum, a cargo de las cuentas de Brahma. Veamos cómo juegan sus fichas.
¿De dónde pretenden Percy Fonseca y Hugo Chang (Marketing de Franca) sacar sus primeros puntos? Yo diría que le están apuntando a Brahma, que no parece estar muy sólida, pero es cierto que el que tiene más arriesga más, así que Cristal se tiene que blindar muy bien, más aún ahora que Causa acaba de perder a Quinto Ausejo, uno de los creativos que más sabe de cervezas, que manejó la marca con éxito durante la última década y que justo ahora decidió abrir su propio kiosko. ¿Quién se está llevando ese know-how? ¿Quién lo remplazará en el manejo de Cristal?
En fin, recién estamos en las preliminares de la guerra. Los ejércitos apenas se están ordenando en el campo, preparándose para una batalla que promete ser fiera y encarnizada y que empezará ni bien los primeros rayos de sol suban la temperatura y disparen el consumo de cerveza.
Va a ser un verano agotador para estas agencias y muy entretenido para los consumidores, que -sin duda- estaremos expuestos a un espectáculo publicitario de primer nivel.
Francachela.
La campaña de lanzamiento de Franca, la nueva cerveza del grupo Añaños viene resultan-do una larga campaña teaser (espectativa). Primero relanzan la imagen del grupo empresarial, me muestran los países en los que están, sus fábricas, su nuevo nombre, (ahora se llaman AJE) y así como de refilón, me dicen que lanzarán esta nueva cerveza y me la presentan: se llama Franca y –para qué- se ve muy-muy bien!
Han hecho un excelente trabajo con el nombre, perfectamente elegido- y el diseño de la etiqueta, que es finísimo y muy diferenciado a todo lo que existe en mercado. Tiene una presencia y una prestancia única. Ok: me muero de ganas de probarla cuando la lancen!
Semanas más tarde llega el comercial de lanzamiento de Franca. Para mi sorpresa, no trae ninguna idea nueva a la categoría. Lúpulo, cebada y más fábricas. ¿Nada más? ¿Un beneficio? ¿Una promesa? ¿Un reason why? ¿No hay una ideita por ahí? ¿Sólo la fábrica y la materia prima?
¿Viene una campaña? ¿No?
Los industriales tienen ese problema frecuentemente: gastan millones de dólares en maquinaria y en construir una planta top-tech que es realmente linda y motivo de orgullo personal y empresarial, y entonces obligan a la agencia a ponerla en el comercial, como si los consumidores eligiéramos nuestras marcas en base a las fábricas que tienen.
No tengo la menor idea de como es la fábrica de Nike, pero tengo sus zapatillas. Ni me imagino como se fabrican los Levi’s, pero uso sus jeans. Y seguramente las Apple las hacen en algún lugar de China, pero soy fiel a las Mac.
Si las fábricas vendieran, toda la publicidad tendría imágenes de fábricas, porque todos los productos se fabrican en algún lado. Afortunadamente para los consumidores, eso no es así.
Pero volviendo a Franca, los comerciales están muy bien producidos y todo, pero... ¿Hay campaña?
Pragma es una agencia de lujo: Goachet –aparte de un tipazo- es un estratega A1, Chadwick un genio, y Andrade se las sabe todas. Alguna sorpresa nos tendrán preparada. Ya pues... lancen!
Porque a pesar de las fábricas, los mapas, el lúpulo y la cebada y esas cosas, Franca todavía me parece interesante y me da una curiosidad enorme. Quisiera saber qué me propone como marca, no como grupo empresarial. ¿Va a ser la Kola Real de las cervezas? ¿Qué va a ser Franca?
Quizás es parte de una estrategia y esto sea efectivamente una campaña teaser mientras afinan la distribución y otros temas logísticos.
Ojalá. Porque sino sería farrearse el lanzamiento de lo que puede ser una gran marca peruana y convertir la nueva chela Franca en una franca-chela publicitaria sin pena ni gloria.
Pisco Metástasis.
Siempre he pensado que de todas profesiones, el Marketing es una de las más benévolas. No se necesita estudiar una larga carrera para hacer un buen trabajo de Marketing. Claro que ayuda, pero en este amigable trabajo lo verdaderamente esencial es el instinto, el criterio, el nunca bien ponderado sentido común. - PISCO ABIMAEL (Embotellado especialmente para los deudos de las víctimas del terrorismo)
Me ha tocado ver doctores, economistas y abogados haciendo excelentes trabajos de Marketing, demostrando un gran conocimiento de su mercado y una innata capacidad de sintonizar con sus consumidores.
- PISCO LA SANGRE (Mosto Verde especial para la comunidad vegetariana)
Es que, vamos... tampoco es tan difícil. El Marketing organiza una serie de conocimientos comerciales que se han ido acumulando a lo largo de siglos. Hasta los que venden sandías en la carretera saben que tienen que poner un letrero: hacer publicidad!
- PISCO 6-0 (Italia conmemorativo para los miembros de la Selección Peruana en Argentina 78)
No es física nuclear. Tengo un amigo que hace muchos años vendía medicinas y un día se dio cuenta que en provincias faltaban; chapó su camioneta y se fue a vender por allá. Por puro sentido común descubrió la esencia del marketing: satisfacer necesidades.
- PISCO INFLACION 12000% (Edición exclusiva de quebranta para los miembros del gobierno 85-90)
Otro amigo -que tampoco es marketero- comenzó a traer productos muy baratos de China, creó una buena marca, contrató un diseñador profesional que le hizo un logo “bacán” y unos empaques “chéveres” y ahora vende todo lo que trae con márgenes cercanos al 1000%. Puro criterio. Nada de latín.
- PISCO METÁSTASIS (Para agradecer a todos los que donan a la Liga Peruana de Lucha Contra el Cáncer)
Cuando se trata de crear marcas, tampoco se necesita ser un genio. El sentido común nos dirá que debemos centrarnos en los beneficios de nuestros producto o servicio, no en las cosas desagradables. A nadie se le ocurriría por ejemplo lanzar una línea de cunas con la marca “Muerte Súbita”, o un restaurante marca “El Desabrido” o un dentífrico marca “Caries”. (Eso sólo tiene éxito en las páginas de Condorito, como lo comprueba su célebre Bar “El Tufo” ) .
Como a muchos, me cuesta entender cómo algunas de nuestras autoridades tienen tan poco sentido común como para lanzar un Pisco 7.5 a menos de un mes de una verdadera catástrofe humana.
- PISCO OSAMA (Fino acholado que se obsequiará a los congresistas americanos cuando firmen el TLC)
Felizmente no fue peor, porque con esa falta de sentido común pudieron haberle puesto “Pisco 500 muertitos”, digo yo.