Estrategia, Marketing, Perú, Tendencias Robby Ralston Estrategia, Marketing, Perú, Tendencias Robby Ralston

“Te acuerdas cuando estuvimos en cuarentena?” Pandemia, generaciones, tendencias y marcas. 

Un post sobre las tendencias que pueden surgir en el mundo post-pandemia.

El terrorismo y la hiperinflación marcaron para siempre a mi generación. Fueron eventos traumáticos, que si bien no nos destruyeron, se convirtieron en una enorme señal de advertencia en grabada con fuego en nuestra mente. 

Por eso somos recontra-sensibles al populismo y se nos paran los pelos de punta cada que los políticos se ponen a jugar con la economía y empiezan a usar subsidios, tocar fondos de las AFPs y crear impuestos anti-ricos; porque eso fue exactamente lo que hizo Alan García en su momento… y nos costó 20 años de miseria. 

El trauma es notorio. En toda reunión en la que estamos, tarde o temprano surgen las clásicas preguntas “¿Recuerdas la época del terrorismo?” “¿Te acuerdas cuando Alan estatizó la banca?” “¿Te acuerdas del toque de queda?” Hemos vivido, hemos avanzado, hemos superado… pero esos temas están ahí en nuestras cabezas y nunca se irán. 

La palabra pandemia tendrá el mismo efecto en las generaciones actuales. 

Aunque encuentren la vacuna en los próximos meses… la experiencia vivida quedará en las mentes de todos. Nunca se irá.

Tendencias posibles. 

¿Cuál puede ser el efecto del trauma pandemia en las generaciones Covid? ¿Qué tendencias pueden aparecer y qué marcas pueden aprovecharlas?

Disparo algunas hipótesis, al azar. Ni Nostradamus ni nada… sólo un ejercicio de imaginación y detección temprana de posibles tendencias en un escenario que todavía se está dibujando.

Si se animan a compartir alguna otra, déjenla en los comentarios. 

Familia & Amigos

Estar alejado de ellos te hace revalorizarlos. Cada oportunidad de estar con ellos aumentará de valor. Muchas marcas de alimentos y bebidas seguramente aprovecharán este territorio.

La Salud Activa. 

Nunca antes estuvo tan amenazada. Nunca tuvimos que usar máscaras y guantes. La muerte prematura nunca estuvo tan cerca de las familias. Marcas de seguros médicos, clínicas y medicinas podrán aprovechas estas tendencias. Gimnasios, coaches, comida saludable… toda la industria de la salud estará hot.

El Sistema de Salud. 

Durante la pandemia, todos pudimos terminar en los pasillos de un hospital público. La necesidad de subir los estándares de calidad y cobertura se han hecho evidentes. Será el caballito de batalla de los partidos políticos.  Ojalá que sirva para que tengamos un sistema de salud de primer nivel y no quede en politiquería electoral.

Uso de Espacios Abiertos.

El encierro duele. Los parques y plazas, los paseos campestres, las playas, las rutas de trekking… Todo lo que ofrezca la posibilidad de caminar, respirar y ver el cielo aumentará su deseabilidad. Restaurantes campestres y municipios cercanos a las ciudades pueden aprovechar esta necesidad.

La Vivienda Grande.

Si la pandemia te agarró en un departamento pequeño, harás todo lo posible para que la próxima te agarre mejor parado. Los jardines, balcones, terrazas y escritorios (home office) pueden convertirse en un plus muy apreciado. Todo el aire y el espacio extra que puedas comprar. Inmobiliarias y arquitectos seguramente ya están pensando en esto.

Los Viajes Postergados.

Aún falta mucho para que podamos viajar dentro del Perú. Y falta muchísimo más para que podamos visitar ciudades en otros países. Siempre existirá el temor de meterse en un tubo con 300 personas, quedarse encerrado en un crucero o en cuarentena en un país distante. Pero el deseo de salir y explorar crecerá en este tiempo de prohibición. La muerte anduvo cerca y por un momento muchos deben haber pensado que jamás iban a llevar a sus familias a Cusco, a Disney o al Caribe…
En su momento, el sector turismo tendrá su propio boom. 

Transporte Hiper-Personal.

El bus y la combi (al igual que el avión) son sinónimo de peligro y contagio. Los que puedan harán lo posible por comprar un auto, una moto, una bicicleta… o si es posible caminar. Ya estaba bastante instalado el tema de conciencia ecológica, pero ahora se agrega el tema de salubridad. ¿Oportunidad para micro-cars? Quien alquile las scooters y bicicletas, seguramente se pondrá guantes para agarrar lo manubrios. 

Ultra Limpieza y desinfección. 

Los virus están en todos lados y no podremos pasarnos la vida lavando cada botella de gaseosa o cada caja de cereal. Las marcas de limpieza tienen el territorio en bandeja. Imagino que muchos productos vendrán en celofán desechable o similar. Surgirán servicios de desinfección para empresas, para eventos y también para hogares. Seguramente aparecerán incontables desinfectantes, jabones y productos anti-bacteriales nuevos.

La higiene de los demás. Neat Look. 

Volveremos a abrazar, a dar apretones de manos y a saludar con un besos en la mejilla. Pero siempre estará el miedo presente. Si los invitamos a casa, ¿haremos que dejen los zapatos en la puerta al estilo japonés? No sólo será importante ser limpio, también habrá que verse limpio y saludable. Neat. Los ambientes también, muy blancos, muy quirúrgicos y fáciles de limpiar. La moda, el diseño y la cosmética seguramente aprovecharán este insight.

Nuevo Empleo y Multi-Empleo.

Millones no volverán más a las oficinas. Sus puestos se eliminarán o se harán remotos. En muchos casos, las relaciones contractuales serán diferentes. Serán independientes, free-lances. Para minimizar su riesgo trabajarán para más de un “empleador” al mimo tiempo. La banca, los seguros, las AFPs podrán preparar nuevos productos para estos segmentos. Nueva legislación laboral será indispensable.. 

La creatividad. E- Commerce. E-Service.

Durante la pandemia hemos visto grandes ejemplos de gran creatividad. Emprendedores que -con muchísimo éxito- lanzaron sus ofertas por Facebook. Clases de todo, comida casera, servicios a domicilio… Lo que antes se veía con duda, ahora ha superado la prueba: se puede vivir ofreciendo servicios y productos online. 

Banda Ancha y calidad de Internet.

La Internet ya es casi un servicio de primera necesidad. Se hace indispensable para todo lo que se viene, desde la educación remota hasta los deliveries. Quizás las golpeadas empresas de telefonía puedan abandonar la suicida guerra de precios y enfocarse en mejorar la calidad y confiabilidad del servicio.

Bancarización y Formalización?

Es una oportunidad enorme para solucionar estos 2 problemas necio-nales. Pero dudo mucho que nuestra clase política tenga el coraje necesario para agarrar a este toro por los cuernos. Más fácil seguir con el populismo. Los gremios formales deberían impulsar las acciones necesarias para dar este paso.

Lujo vs. Esencialismo. 

Tengo mis dudas aquí. Puede que el mercado del lujo caiga y surja una tendencia que privilegie el valor de lo esencial, lo básico, complementado con la previsión y el ahorro para tiempos difíciles. En este escenario los seguros de vida y los productos de inversión pueden ganar un espacio.

Por el lado contrario puede surgir el espíritu de “sólo se vive una vez” y la necesidad de experimentar al máximo en el menor plazo posible.  

Las tiendas físicas. 

Tendrán que reinventarse. Mientras se pueda comprar online, se hará. Inevitablemente se necesitará ir a alguna tienda alguna vez, pero la gente querrá más distancia y espacio. Quizás menos productos y pasillos más amplios. Luz. Claridad. Aire. Limpieza. 

Ecología.

Ya es una tendencia, pero se me hace que cobrará nuevos bríos. Para muchos la pandemia ha sido una especie de protesta del planeta contra la especie humana y ya va llegando el momento de parar el comportamiento tóxico. Autos eléctricos, energía solar, productos naturales, reciclados y reciclables, movimientos y partidos políticos…

La solidaridad. 

Esta ya era una generación más solidaria que la nuestra. La pandemia los ha puesto nuevamente a prueba y ha evidenciado que vale muy poco estar bien, si los demás están mal. O todos estamos bien, o ninguno estará bien. ONGs, Cruz Roja, Teletón, Iglesias, redes de voluntariado… pueden construir sobre esto. 

Clasismo, Racismo, Xenofobia.

Lamentablemente, esta tendencia la hemos visto desde el día 1 de la cuarentena. El miedo hace surgir odios. 

La re-unión. 

La contra cultura, la rebelión, el riesgo. Inevitablemente la juventud buscará momentos para estar reunida y mostrar al mundo su fortaleza inmortal. Volverán los conciertos, los teatros, los cines, los bares atestados. Estar en ellos puede convertirse en una demostración de confianza en sí mismo y en la sociedad. 

Liderazgo Global y Nacionalismo.

Ni USA, ni Europa, ni China, ni Rusia. Nadie asumió un liderazgo mundial en esta pandemia, y ningún país se preocupó por los demás. Ni Brasil, ni México a nivel regional. Tampoco Chile no tuvo ningún modelo que exportar esta vez. En realidad, estuvimos solos. Completamente solos. Lo bien o mal que salgamos de la pandemia tendrá un enorme impacto en nuestra auto-estima. 

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En el medio de los cocineros | El Comercio Perú

Julio 10 - Es viernes por la tardecita. Acabo de crear la página de Facebook para Mistura, la II Feria Gastronómica de Lima: subí algunas fotitos, enlacé algunos videos, escribí algunos textos bacanes, puse el evento en la agenda y mandé invitaciones a mis amigos. Exagerando, todo el proceso tomó una hora. Me fui a disfrutar del viernes. Julio 11 - 2AM. La noche no fue tan larga. Antes de dormir le doy una miradita a la página: como en Mistura estamos partiendo de cero, con una marca nueva, sin presencia anterior en la web ni en ninguna red social, tengo mucha curiosidad. Me sorprendo: en apenas unas horas la página ya tiene 35 fans. Además, 19 personas respondieron a mi invitación y confirmaron su asistencia. Reviso la lista de los fans y noto que la mayoría son personas que no conozco; la red social se ha activado: esas personas son amigos de mis amigos.

Escribo un par de avisitos para Facebook y les asigno un presupuesto de 3 dólares diarios.

Julio 18 - En apenas una semana, la página tiene 381 fans. Los hay de todo el Perú y algunos del extranjero. ¡Wow! ¡Qué rápido! Me animo y abro una página también para mi empresa.

Agosto 31 - 1,640 fans. ¡Caramba! Además hoy pasa algo especial: los cocineros empiezan a escribir en la página.

Setiembre 6 - 2,745 fans! Los cocineros jalaron 1100 nuevos fans en una semana!

Setiembre 14 - 3,948 fans. 1200 adicionales. La página bulle. Es imposible responder a todos los que escriben. Afortunadamente es la web 2.0: los mismos lectores se contestan entre sí.

Faltan 10 días para el evento. La curva de crecimiento de fans es casi vertical. ¿Cuántos más llegarán? En la internet, 10 días es la eternidad.

Vuelvo a revisar el presupuesto publicitario. ¿Cuanto me han costado estos 2 meses de campaña? Facebook ha impreso mis avisos 3‘025,210 veces. La gracia me cuesta US$81.65 (ochenta y un dólares con sesenta y cinco centavos). ¡Plop!

Setiembre 15 - Escribo esta columna. Pienso que algo está cambiando. El péndulo se está moviendo. ¿El medio da fama al contenido o el contenido da fama al medio? Fama = Audiencia. La audiencia es social: cada cocinero trajo su propia audiencia. El medio es suyo.

¡Revolución! Una marca nueva puede hacerse global en poquísimo tiempo, con una buena idea y algunos miles de dólares. ¿Cuánto vale esa idea? ¿El 17.65% de $81.65?

El modelo del negocio está cambiando, re-inventándose. La receta no está escrita todavía, se está inventando en el camino, se va probando y se va ajustando. Lo que ya es claro es que este plato no lo habíamos probado nunca antes.

 

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Shift Happens.

En las últimas semanas he visto un par de videos que me han remecido el cerebelo: “An Unconvenient Truth” de Al Gore y uno llamado “Shift Happens” en YouTube (y ahora también en mi blog). Voy a robarme algunos datos e ideas de SH que ilustran el dramático cambio social que vivimos. Un par de hechos tecnológicos:

• En el 2013, veremos la primera súper-computadora que exceda la capacidad de cómputo del cerebro humano. Para el 2049, una sola PC doméstica excederá la capacidad de computo de toda la humanidad.

• Hoy podemos enviar 14 trillones de bits por segundo (2,660 CDs) a través de una sola hebra de fibra óptica.

Ok. Esos son fierros. Vamos a lo social: • El 70% de los norteamericanos de 4 años ha usado una computadora alguna vez.

• Una de cada 8 parejas que se casaron este año en USA, se conoció en Internet.

• En el 2006 se realizaban 2.7 billones de búsquedas mensuales en Google. En el 2008 el número subió a 30 (treinta) billones.

• Este año se generarán 4 exabites (4 x 10 a la 19) de información nueva. Eso es más que toda la info producida en los últimos 5000 años.

• La Información Técnica se duplica cada 2 años: la mitad de lo que estudia un chico en su primer año de carrera, es obsoleto al tercer año.

• Los 10 empleos que serán más demandados en el 2010, no existían en el 2004.

“Nuestros hijos están estudiando hoy para trabajar en carreras que aún no se han inventado, para usar tecnologías que aún no se han desarrollado y resolver problemas que aún no han aparecido”.

¿Nuestras autoridades han entendido esto?

El conocimiento se está universalizando a pasos agigantados, abriendo grandes ventanas de oportunidad para el crecimiento y desarrollo de los países. Algunos ya se pusieron las pilas. Se calcula -por ejemplo- que en el 2010 el 90% de los profesionales de Ciencia y Tecnología vendrá de Asia (ojalá fuera Asia nuestra playa, pero es Asia el continente). El país con mayor penetración de Banda Ancha es... Bermuda; y muy pronto el país con mayor población de habla inglesa será... China!

¿Y nosotros qué? ¿Maní?

Mientras discutimos de petroaudios, cambios de ministros y TLCs, bien haríamos en dedicar un par de neuronas a definir cuál es nuestra VISIÓN NACIONAL al respecto. Caminar y mascar chicle al mismo tiempo, como dicen.

Ojalá las Universidades Privadas le estén poniendo al tema la misma energía que ponen en sus campañas publicitarias. ¿Están preparando a los chicos para un futuro de comunicación, creación y colaboración global? ¿O les están enseñando carreras a la antigua? Decanos: tienen tarea para la casa.

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¿Y entonces?

- ¡Pedrito! ¡Qué buena caña! ¡Sé ve que el negocio anda cañón! - Ni creas Robby... Ahí donde me ves ando preocupadísimo con esto de la crisis: no la entiendo compadre, no se qué hacer... No me deja dormir tranquilo.

- Ah caramba! Qué pena Pedrito. No sabía que te había pegado tan fuerte...

- No, no, no... a mi negocio no le ha pasado nada...

- ¿Y entonces?

- Es que tú sabes... ahora estamos globalizados. Mira tú lo que le está pasando a los textileros que le vendían a EEUU y ahora están fregadísimos; se vienen tiempos difíciles...

- Cierto... Tú que le vendes a los textileros, tienes que repensar todo el asunto...

- No, no, no... yo no tengo clientes en textiles...

- Ah... ¿Estás exportando a EEUU?!

- Tampoco!

- ¿Y entonces?

- Es que Ustedes los Creativos no entienden...

- Nosotros los Creativos no entendemos... ¿qué?

- La crisis!

- Pero yo pensé que el que no la entendía eras tú...

- Es una crisis global! Una mega-crisis! La mamá de todas las crisis! Y nos va a tocar compadre... nos va a tocar feo!

- Seguramente Pedrito... pero no puedes andar buscando al cuco debajo de la cama...

- ¿No lees los periódicos? ¿No viste lo de Madoff?

- No sabía que andabas tan bien como para tener tu fortuna con Madoff?

- ¡Yo no tengo fortuna! ¡Y menos con Madoff!

- ¿Y entonces?

- ¿Entonces qué?!

- Pucha, me estás mareando... Vamos por partes: ¿Como van tus ventas ahora?

- Bien.

- ¿Cómo las ves para el 2010?

- Bien, para el primer semestre...

- ¿Y el segundo?

- Puede que bien, puede que mal...

- No sabes...

- No.

- ¿Y entonces?

- Entonces... ¿qué?!!

- ¿Qué vas a hacer para que te vaya bien en el segundo semestre?

- ¡Nada! Lo de siempre: trabajar como un enano, ser cuidadoso con el crecimiento, desarrollar nuevos mercados, estar atento a las oportunidades y apostar donde valga la pena.

- O sea... lo mismo que hiciste durante la bonanza...

- Lo mismo que he hecho toda mi vida, Robby! ¿O cómo crees que se hace empresa en Perú?

- ¿Y entonces?

- ¡Entonces qué!!!

- Me estás diciendo que no vas a cambiar nada; es más, tú mismo estás recordando que has vivido toda tu vida en crisis...

- ¡Toda mi vida! ¡He nacido en crisis! ¡He crecido en crisis! Recién los últimos años han sido buenos...

- Entonces resulta que se viene la crisis y tú eres el PhD en Crisis, el Master of the Universe en Crisis... ¿No hay ahí una oportunidad, Pedrito? ¿No será que puedes salir ganando de esta mega-crisis?

- Qué fácil es para ti todo, no? Cómo quisiera vivir en la nube en la que vives. Pero cuando venga la crisis te vas a acordar de mi. ¡Vas a ver!

- Pucha... no te molestes Pedrito. Mejor cambiemos de tema...

- Si, mejor cambiemos de tema...

- Cuéntame... qué andas haciendo por acá.

- Tengo que comprar regalos: un PS3 para los chicos, una laptop para la señora y un LCD de 56 Full-HD para mi nuevo DirecTV.

- ¿Y entonces?

 

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Se Vende Inmortalidad.

Una amiga de mi hija Catalina vive junto al manicomio y frente al puericultorio, y cada que voy por allá -además de admirarme por la la calidad arquitectónica de ambas obras- me pregunto: ¿por qué será que ya no hay más perezaraníbares ni larcoherreras? Google me dió la respuesta: busqué “filantropía peruana” y aparecieron 3 miserables links. ¡Tres! Busqué “filántropo peruano” y encontré apenas 12 resultados.

En síntesis: la filantropía peruana ha muerto.

Falleció en algún momento después de 1930, fecha en la que el Dr. Perez Aranibar fundó su “palacio para los niños abandonados”. Tal cual: en esa Lima de apenas 330,000 habitantes el problema de los niños abandonados ya existía y el Doctor decidió sacarlos de la calle y darles el mejor nivel posible, así que les construyó estos maravillosos edificios sobre un terreno de 14 hectáreas (eso ni lo cuenten mucho, no vaya a ser que lo vendan como Collique!)

Pero más grande que Pérez Aranibar (filantrópicamente hablando) fue Larco Herrera, que le regaló el Palacio Municipal a Trujillo, financió el manicomio, le regaló el terreno de la Plaza de Armas al Club de la Unión y donó parte del mismo puericultorio.

O sea, filántropos-filántropos, los de aquellos tiempos! Aunque digamos que después tampoco han habido muchos...

Algunas empresas privadas intentan tomar parte del espacio filantrópico con programas de responsabilidad social y algunas fundaciones, pero es realmente imposible que alguna pueda dejar algo tan concreto y duradero como los edificios, los terrenos y la obra del manicomio y el puericultorio. Ese tipo de decisiones son privilegio reservado a los millonarios individuales.

Mi teoría para la desaparición de la filantropía es que en cierto momento se hizo necesario el perfil bajo. Mi amigo Carlos García -economista él- responsabiliza a la legislación tributaria, que ya no ofrece las convenientes deducciones sobre las donaciones que existían antes.

Pero sea que la SUNAT tenga que modificar la norma o que los millonarios peruanos tengan que vencer su timidez, me parece necesario que la filantropía vuelva a ser visible en nuestro país, tan necesitado de líderes, buenos ejemplos... y tan necesitado de tantas cosas!

Así que si algún ilustre millonario está leyendo está humilde columnita, lo invito a refundar la filantropía nacional. ¡Anímese! Después de todo, ¿cuántos millones tiene que dejarle a sus hijos? Con unos 10 para cada uno, más una docena de casas, más las acciones de las empresas, como que basta y sobra para empezar en la vida, no? Con el resto, anímese a hacer una obra monumental que atienda alguna de las monumentales necesidades del país.

Desde el punto de vista de Marketing, los resultados de una acción así sobre sus negocios y sus marcas serían insospechados. Pero más allá de eso, si busca en Google “Victor Larco Herrera” se encontrará con 50,100 resultados, mucho más menciones que magnate actual.

¿Me explico? Aunque la filantropía peruana ha muerto, los antiguos millonarios le están revelando el secreto de la inmortalidad.

 

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Zuckerberg.

-- Cristina publicó fotos de su viaje a Salamanca. Mark Zuckerberg abandonó la universidad para abrir un negocito que hoy vale 15.000 millones de dólares. ¡Nada mal para una primera chambita!

¿Qué onda con Facebook (Fb)? Hace rato que recibía invitaciones, pero no les había dado bola. Pensé que se trataba de otro Hi5 o WAYN, que terminaron siendo una pérdida de tiempo.

-- Luis Miguel abrió un grupo para la promoción del María Reina.

Hoy Facebook se ha convertido en parte de mi rutina diaria frente a la computadora. Así como reviso mis e-mails y algunos sites de interés, reviso mi Fb. Es que muchos de mis amigos alrededor del mundo usaron Facebook para reconectarse conmigo. Ahora mi red ha crecido a 187 personas. He encontrado --o me han encontrado-- personas que no veía hace años (de trabajos anteriores, países anteriores y vidas anteriores) y con las que hoy me puedo mantener en contacto diario.

-- Ignacio está haciendo la música de un mediometraje. Cuando abro mi Fb, me entero de cómo están, si alguno ha viajado, si tuvo un hijo, o si se cambió de trabajo. Ellos suben fotos y videos y de rato en rato me mandan un mensaje personal. Y yo hago lo propio.

La idea es así de sencilla, y esa es su gracia: un solo lugar donde están todos tus patas.

-- Jessica comentó una foto de Cristina.

En el tiempo, te vas dando cuenta de que allí está la gente que realmente te importa, la que tú quieres y la que te quiere. Y, entonces, resulta que los correos más importantes ya no son los que te llegan por el e-mail; el e-mail queda para la chamba, lo personal se muda al Fb.

El márketing ya le echó el ojo. Las empresas están comenzando a usar Fb para sus campañas, pero deben adecuarse a las estrictas reglas del site.

-- Lorena está acá, jodida.

Inca Kola lo ha hecho bien: ahora le puedes mandar una Inca Kola a cualquier peruano que viva fuera y le llegará un simpático ícono de la bebida de sabor nacional a su Fb. Además, Inca Kola tiene un grupo de fanáticos generado por iniciativa de los mismos usuarios en Fb. Inca Kola Lovers tiene casi 8.000 miembros que publican sus fotos y comparten datos de dónde conseguir su adorada bebida en distintas partes del mundo.

-- Juan está levitando. Fb tiene hoy 70 millones de usuarios activos (que entraron en los últimos 30 días) y es el sexto lugar más visitado de la red mundial. Sus usuarios suben 14 millones de fotos diariamente, por lo que se ha convertido en el site N° 1 para compartir fotos, desplazando a Flickr. ¿Desplazará también a You Tube? ¿A Gmail?

Yahoo trató de comprarlo en US$1.000 millones en el 2006. Microsoft compró el 1,6% por 240 millones. Hasta Google está preocupado por lo que hace Zuckerberg, un chico de 23 años sin carrera universitaria.

-- Robby está terminando su columna.

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El alto precio de ser Premium.

Sobresimplificando el tema, en el mundo de las marcas puedes ser una marca de precio bajo, una marca de consumo masivo o una marca Premium. Sobresimplificando el tema, puedes ser Faw, Suzuki o Mercedes.

Hasta hace poquito, las marcas peruanas que más atención generaban eran las de precio bajo -Kola Real y Dento para citar un par ejemplos. Hoy ya no se habla de ellas. Con el crecimiento económico, el interés se movió hacia marcas masivas primero, y ahora, hacia las marcas Premium.

Normalmente se asume que una marca Premium se dirige a una elite de pitucos y billetones, pero es un error. Premium es cualquier marca que ofrece una calidad superior por la que cobra un precio mayor, y existen prácticamente en todas las categorías, desde Audi, Boss y Peroni, hasta marcas que no lo parecen, pero son.

Aquicito nomás tenemos un Bembo’s, que sin pretender el estilo y la elegancia comúnmente asociadas a una marca de elite, es –sin lugar a dudas- una tremenda marca Premium.

Pero ¿cómo hizo Bembo’s para cobrar más (bastante más) que McDonald’s o Burger King? Lo que hizo fue desarrollar su Brand Equity en base a una diferenciación real. Bembo’s tiene un producto diferente, único y -para un grupo de consumidores entre los que me cuento- mejor. Como tal, pueden cobrar más.

La mayoría de marcas Premium comienzan así, con un producto diferenciado, sea por el sabor, por el diseño o por algún otro atributo.

Aunque suene fácil, no lo es; porque incluso si logran desarrollar un producto Premium, el reto permanente será mantenerlo ahí. Si se quedan quietos, serán copiados, empatados y superados; y si pierden su diferenciación, pierden su derecho de ser Premium. Por eso, si analizan la publicidad de las Premium, las encontrarán siempre innovando, lanzando nuevos atributos diferenciadores.

El status juega un rol central en la decisión, pero el consumidor raramente aceptará que se compró un Mercedes para que la gente lo admire. - Chassa! Qué buen Meche! ¿Cuánto te habrá costado? - Si, pero rinde 60 km por galón…

El consumidor -especialmente el peruano- se sentirá más cómodo si puede justificar su “derroche” en un nuevo sistema de inyección, en los caballos de fuerza o el agarre que el Mercedes le ofrece en las curvas. Sí: los atributos son –además- muy importantes como justificación racional y protección emocional.

En algunos casos en que el producto no puede reformularse continuamente, la publicidad asume el rol diferenciador. El estilo único en que la marca se comunica se convierte en su diferencial. Pero casi siempre, el espíritu diferenciador de una Premium se desarrolla en 360°.

Fíjense en Nike por ejemplo. Cuántas zapatillas lanza cada año. Cuántas campañas. Miren sus locales. Miren sus empaques. Todo lo que lleva la marca es A1, es especial, es diferente.

En cada elemento, en cada acción, desarrollar una Premium cuesta mucho más que desarrollar una marca masiva. Digamos que es el precio que se debe pagar por el precio que se quiere cobrar.

 

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Hiperpragmatismo.

Porque viví 5 años en Quito, porque Catalina y Marina nacieron allí y porque tengo un montón de amigos en Ecuador, todo esto del ataque de Colombia me tuvo muy preocupado. No tanto por la relación Ecuador-Colombia, pues creo que se llevan bastante bien entre ellos y la cosa se podría arreglarse con el tiempo; lo que me parecía (parece) peligroso fue (es) la actitud de Chávez que ha estado de lo más carbonero. Pero no es de política esta columna.

El hecho es que como andaba preocupado, entraba cada 15 minutos a elcomercio.com.pe a seguir los acontecimientos.

Mientras leía una noticia, me llamo la atención un link que invitaba a los lectores a opinar. La pregunta era algo como: ¿Qué pensarías si un país extranjero invadiera territorio peruano para capturar un terrorista?

Pues resulta que la mayoría de las opiniones que encontré, eran de personas que no tendrían ningún problema con el tema. A la mayoría no les hubiese parecido para tanto escándalo… después de todo, se metieron un “poquito” en la selva para matar a unos terroristas que bien merecido se lo tenían.

Recuerdo muy bien una de las respuestas que decía “mientras no dañen ni a peruanos, ni propiedades de peruanos, ningún problema”. Vaya pragmatismo! -digo yo.

Así está la mentalidad de nuestros consumidores: la cosa es tan simple como evaluar qué gano vs. qué pierdo… y punto. En este caso: gano un terrorista muerto y pierdo unos cuantos árboles en el medio de la selva... Ok! Es buen negocio: aprobado!

¿Y el principio de soberanía? ¿No importa? Habían unos cuantos a los que sí les importaba, pero -al menos hasta la hora que yo seguí leyendo- eran una clarísima minoría.

Pasa lo mismo con el caso Fujimori, no? Aparentemente 30% de la población votaría por él si pudiera postular, y eso sin contar el voto escondido que debe ser altísimo.

- Pero a ver señor –me decía un taxista- póngase la mano en el pecho: si en el año 1990 hubiera aparecido un gringo que cobraba dos mil millones de dólares por arreglar el terrorismo, la hiperinflación y los problemas con Ecuador, ¿Hubiera estado de acuerdo con pagarle? - Pues, para ser honesto, sí, supongo que sí le hubiera pagado. - Ahí está pues señor! Nos costó igualito, sólo que aquí se los robaron nomás, pero es lo mismo señor: ahí está el resultado.

Vaya pragmatismo! -me repito yo.

El fin justifica totalmente los medios. Salvo la ineficacia, todo se perdona. Años de años de frustrante crisis nos han hecho adoradores de los resultados; cualquier cosa que realmente funcione, vale el precio que haya que pagar por ella.

Llevado al mercado, esto nos habla de una generación de consumidores muy abiertos a cambiar su marca por cualquier alternativa que funcione igual y cueste menos, o que funcione mejor y cueste un poquito más. Un mercado de consumidores hiperpragmáticos, en el que sólo las marcas que han desarrollado consitentemente en su Equity pueden sentirse medianamente tranquilas.

 

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Uso Horario.

La primera vez que nos invitaron a un cumpleaños de oficina en Costa Rica, Jessica y yo hicimos todo lo posible por llegar a las 10, pero llegamos a las 12. “Pucha, nos perdimos el inicio de la fiesta” -pensamos.

Error. El bar estaba casi vacío. Los que quedaban estaban en avanzado estado de descomposición. Pedimos unas cervezas y entre que las traían y las tomábamos todos se fueron. El mozo nos trajo la cuenta y empezó a levantar sillas.

Buscamos algún lugar donde aprovechar que estábamos recién bañaditos, peinaditos y perfumaditos, pero nada… la ciudad había cerrado.

A la mañana siguiente pregunté en la oficina cómo funcionaba la cosa. Me explicaron que en San José la gente se junta a partir de las 7 y farrea hasta las 12 ó 1.

Con el tiempo descubrimos que este “uso” horario era perfecto. Desde las 7 hasta las 12 uno ha tenido 5 horas de fiesta. Es lo mismo que llegar a las 12 y quedarse hasta el amanecer, con una pequeña-gran diferencia: duermes tus 8 horas y llegas fresquito a la oficina.

Por acá la cosa se está barcelonizando y no sé si conviene.

Los chicos están entrando a las discotecas a las 3am para farrear hasta las 7 (y en algunos casos hasta las 11am). No le encuentro el sentido: de 3 a 7 se farrea 5 horas, las mismas que se podrían farrear entre las 10 y las 3, ó de 8 a 1.

Sospecho que la barcelonización es una estrategia de los dueños de discotecas. Si se fijan bien, así logran sacarle un segundo turno a sus locales: un primer grupo de 10 a 3, un segundo grupo de 3 en adelante.

Pero esta estrategia puede tener consecuencias sociales muy distintas al tratar de inventar una segunda Navidad creando un Día del Niño a mitad de año, por ejemplo. En este caso, el efecto es directo sobre nuestros hijos, la fuerza laboral joven: los chicos arrancan los días muertos, resaqueados, golpeados y nada productivos, justo en un momento clave para sus carreras, justo en un momento en el que el país necesita la mayor productividad de su gente.

Hace unos años, me invitaron a dar una conferencia en Medellín, Colombia. Después de un largo día de trabajo -a las 11pm- les pedí que me llevaran a tomar una cerveza en la ciudad. - Claro mi hermano, pero corramos que aquí todo cierra a la 1. - ¿Y eso? - Es que esto se estaba descontrolando…

Como lo oyen: por ley, todo cerraba temprano. No era toque de queda: podías seguir vagando o chupando si querías, pero en alguna casa: los locales cerraban todos a esa hora.

Me encanta la noche y la farra, pero “Orden es progreso” dice la bandera brasilera, y un poquito de orden en el uso que le damos a las horas de juerga –aunque suene un contrasentido- no nos vendría mal, digo yo.

Salud por eso!

 

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La Reserva sin reservas.

¿En qué parque del mundo los shows empiezan puntuales? ¿En qué parque del mundo la gente obedece los letreros de “No pisar el Césped”? ¿En qué parque del mundo nadie tira un papel al piso? ¿Está pensando en Disney? No se vaya tan lejos. Hay un parque así aquicito nomás. Déjeme que le cuente…

Mis sobrinas -desde Costa Rica- y mi cuñadito y su esposa –desde Paraguay- de vacaciones. Luego de semanas de playa, Jessica y yo pensamos que era hora de que estos turistas turistearan, y decidimos llevarlos a ese nuevo parque del que habíamos oído: el Parque de la Reserva.

¡Wow!

Por fuera es como cualquier parque popular de Lima: tráfico, cuida-carros, vendedores… Adentro, no se parece a nada que haya visto aquí.

No voy a entrar en detalles de las fantásticas fuentes pues espero sinceramente que todo peruano se dé el gusto de ir algún día; lo me interesa comentar es cómo un ambiente puede cambiar la conducta de las personas que están en él.

Porque, a S/.4 la entrada, digámoslo claro, La Reserva es un parque popular; así lo ha entendido la gente y uno va y se encuentra rodeado de masa.

Pero todo lo que sabemos del comportamiento popular se queda fuera de las rejas del parque. Adentro, todos nos volvimos británicos. Ricos, clasemedieros, pobres y turistas, todos compartíamos la misma cara de admiración, incredulidad y -creo yo- la misma sensación de “esto hay que respetarlo”.

Durante las horas que estuve allí, no vi a nadie, (nadie!) pisar el pasto. Había que caminar largo entre una fuente a otra y cruzar directo hubiera sido lo más práctico, pero esa mágica noche, todos decidieron respetar las reglas.

No ví un papel en el piso. No oí gritos, ni vi palomilladas, ni escuche groserías. Nadie se adelantó en las colas. Todos decidimos portarnos bien y disfrutar en familia este maravilloso lugar que –increíblemente- era nuestro.

Nos volvimos civilizados.

A las 9:30 (en punto!) empezó el show de aguas, música y rayos láser. Los neo-peruano-británicos llegamos 5 minutos antes y todos lo disfrutamos en un silencio interrumpido sólo por los “Oh!” y los “Ah!”

“En qué momento salí de Lima y aterricé a este maravilloso parque” –pensaba, cuando mi sobrino Álvaro preguntó en voz alta: “¿Todavía estamos en Perú?”

La sensación que genera La Reserva es esa y nada menos.

Inevitablemente saque mi Lección de Marketing: el entorno afecta el comportamiento del consumidor; construye algo respetable y lo respetarán.

El trabajo que han hecho en el Parque de la Reserva no da para sutilezas ni escatimar elogios: es grandioso!

Lo que ha hecho Castañeda es una obra monumental que nos devuelve la autoestima y nos genera una enorme sensación de orgullo. Se ganó mi admiración por su osadía, su creatividad y su visión. Millones de felicitaciones a él y su team.

Y si quiere ser reelecto, tiene mi voto. Lo digo así, desde ya, y sin ninguna reserva.

Nota: Agosto del 2008. Se me cayó Castañeda por completo. Qué mal ha manejado lo de las Revisiones Tecnicas! Que mal ha manejado lo del Zanjón! Qué mal ha manejado todas las obras que tienen a Lima metido en un caos vial horrible. Si, cuando terminen se van a ver bonitas, pero la forma en que las está haciendo es lo menos profesional que he visto. Acaba de perder mi voto. No habla, no dice, se calla y esconde la cabeza como un avestruz. Crei que era un vecino visionario: hoy sé que es sólo un político más.

 

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Y resulta que sí pues, que el Perú es Súper.

ARTICULO PUBLICADO EN SEMANA ECONOMICA. Si no fuera por que la Selección Peruana se esfuerza por demostrarnos que es una verdadera porquería, “Perú Campeón” sería la canción del verano 2008. El nacionalismo ha vuelto y ha vuelto en grande. No se trata esta vez de un nacionalismo impuesto desde arriba, como el de Velazco, no señor, esta vez es algo que está surgiendo de la misma gente.

Es que seguramente muchos peruanos pensaban como yo, que nuestro país sufría de Mediocritis Congenitum, enfermedad demoledora para la que no se había inventado cura. Y seguramente, también ahora muchos sienten igual que yo: que si pudimos curarnos solitos de nuestra grave dolencia, pucha, entonces resulta que tan malos no somos, resulta que somos fuertes, y hasta inteligentes, mira tú.

Y hay más:, que –al contrario a lo que siempre nos han dicho- resulta que sí somos un país unido y con agenda común, porque la manera en que hemos superado nuestra enfermedad es empujando todos juntos hacia el mismo lado. Si señor: empresarios, trabajadores, microempresarios, ambulantes, taxistas… y hasta uno que otro político! Durante las últimas décadas todos hemos cumplido voluntariamente las reglas que ningún gobierno nos impuso: trabajar duro, ahorrar lo que se podía, arriesgar cuándo había oportunidad.

Quizás Montesinos nos hizo un favor después de todo: al probar -videito en mano- que todos nuestros líderes de opinión eran corruptos, nos obligó a crear nuevos líderes en las personas que teníamos más cerca: nosotros mismos.

No hace muchos años, apenas en el 2001, mi amiga Julieta Kropivka, argentina ella, me dio un perfecto diagnóstico de la peruanidad: “Los peruanos son maravillosos, talentosos, divertidos, inteligentes. El problema Robby, es que ustedes no se la creen”.

Míranos Julieta: Somos los mismos 5 años después!

El diagnóstico de Julieta se convirtió en el brief de una campaña que lanzamos el 2002 con motivo de los 100 años de McCann, con el objetivo de elevar la autoestima de los peruanos: Perú es Súper.

“Cambia la letra” -le decíamos a la gente; para ya de quejarte y hablar mal de tu país y empieza a destacar todo lo bueno que tenemos. La mantuvimos al aire por 2 años seguidos con apoyo de algunas empresas amigas. Claro, ni se me ocurre pensar que el Perú de hoy es resultado de esa campaña, pero sin duda muchísimos peruanos tenemos hoy la autoestima más alta que entonces, un montón de peruanos estamos pensando que, sí pues, fíjate tú, el Perú es Súper después de todo.

Nuestra comida es súper, nuestra ropa es súper, nuestras playas son súper, nuestros país es súper, nuestro turismo es súper, nuestra Asia es súper, nuestras minas de oro son súper, nuestro gas es súper…

Nuestra gente es súper. Nuestros empresarios son súper. Nuestras empresas son súper.

Y si nuestras empresas son súper entonces los productos peruanos también son súper, no? Y compramos ropa en Topitop, y metemos mayonesa Alacena en el refrigerador, y tomamos Pisco.

Es como si el clásico target group de cada brief “para amas de casa preocupadas por el bienestar familiar” hubiera cambiado ahora a “para amas de casa orgullosas de ser peruanas, la marca X es ideal porque está hecha en el Perú”.

Hecho en el Perú: el nuevo reason why.

Pero “Hecho en el Perú” es la panacea? Es el curita que sirve para todas las heridas y raspones?

Claro que a todos nos da gusto que tal o cual producto se fabrique en el Perú, pero no significa que por ser peruano lo vamos a preferir. El origen puede ser parte de uno de los componentes de una marca poderosa (la conexión emocional con el consumidor) pero hay más: diferenciación, recordación, valor percibido y accesibilidad. Y sobre todo hay algo fundamental que evaluar a la hora de poner a prueba este (o cualquier) Reason Why: la credibilidad.

¿Me cree el consumidor que este producto, por el hecho de ser peruano, es –o puede ser- mejor que su competencia extranjera? Ahí está el asunto.

Lo que entra en juego es qué valor le puede agregar la Marca Perú a mi categoría. El loguito de Hecho en Perú haría que usted elija una pantalla de plasma peruana vs. una Sony. No, no? Usted se alegraría y diría “Qué bien está Perú fabricando estas cosas tan sofisticadas…”, pero se compraría la Sony.

Marca País vs. Reputación País.

Una marca es en esencia, una reputación. Cristal tiene reputación de buena cerveza: no importa si ya no es de los Bentín. Inca-Kola tiene reputación de peruanidad y gran sabor: que más da si los Lindley vendieron. Y lo mismo pasa con la marca Perú: el Perú tiene ya una reputación.

El mundo reconoce que la comida Peruana es una de las maravillas gastronómicas del planeta. Esta fama viene de hace años, es parte ya de nuestra Reputación País: los peruanos, esos lecherazos tercermundistas sudamericanos, comen como los Dioses! Entonces, el loguito de Hecho en el Perú aporta horrores en la categoría de comestibles y bebidas. Todo lo que entre en contacto con las papilas gustativas tiene un plus si es peruano y hecho en el Perú. Cuando Gastón franquicia sus restaurantes en el mundo, está aprovechando brillantemente la Reputación País que tenemos en gastronomía. Y vaya que le funciona!

Pero si un peruano desarrollara hoy una línea de zapatillas deportivas al nivel de Nike, y abriera una tienda en la 5ta avenida, y diseñara toda su comunicación basada en el atributo “Hecho en el Perú”, generaría sonrisas pero no ventas. Es que los peruanos no tenemos reputación deportiva; no somos grandes medallistas olímpicos, ni siquiera lideramos los panamericanos… Entonces, “de dónde pues hijito, ¿Tú qué sabes de esto?”.

Todos admiramos los autos alemanes: el BMV, el Mercedes, el VW… Los alemanes tienen la Ingeniería como parte crucial de su Reputación País. Si hoy día trajeran al país una línea de motocicletas alemanas nadie dudaría de su calidad, aún sin subirnos en ellas sabríamos que son motos de lujo, poderosísimas, resistentísimas y -con todo derecho- carisisísimas. ¿Pero si mañana trajeran una línea de camisas alemanas? Ahh… se me hace que serían duras, toscas, ásperas, se me ocurre que me rasparían el cuello. La Reputación Alemana es así: yo les compraría un tanque, una aspirina, un amplificador, pero jamás un calzoncillo.

Con Francia es a la inversa. Ellos saben de vinos, de moda, de arte… Una camisa francesa sería suave y elegante al mismo tiempo. Pero un auto francés… será comodísimo, pero demasiado delicado para los caminos del Perú, pienso yo.

Así funciona esto: antes de basar su estrategia publicitaria en el boom de la peruanidad, deténgase a pensar un poquito si los peruanos tenemos fama de hace r bien lo que usted produce. Si no es así, pues no se gaste: no va a funcionar, ni dentro ni fuera de casa.

Y tú, para qué eres bueno, cholito…

Ojo: no estoy diciendo que no seamos buenos ingenieros, arquitectos, desarrolladores de software, diseñadores, publicistas… No tenemos (ahora, en este momento histórico) la reputación de serlo. Ni dentro del Perú, ni fuera del Perú.

Hoy, ahorita, en este instante, yo creo (opinión personal sin estudio que la ampare) que la Reputación Perú va por el lado de la gastronomía, los textiles, la naturaleza, el turismo, los la minería, las culturas antiguas, el buen vivir, la intelectualidad y… y… y eso: para de contar.

Parece poco, pero es un montón! Ya quisieran muchos de nuestros vecinos tener nuestra reputación.

Nuestra reputación gastronómica nos abre infinidad de oportunidades: si esos tipos comen tan rico, sería creíble que tengan un buen café peruano, sería perfectamente creíble y apetecible una cadena de fast-food peruano, sería perfectamente creíble una línea de conservas y salsas peruanas, y sigue y sigue… Si los peruanos –desde tiempos preincas - producimos de oro y plata de primera, una cadena de joyerías sería creíble, una línea de bijouterie fina sería deseable, y hasta una marca de circuitos electrónicos que dependa de la pureza de sus componentes tendría una oportunidad en el mercado nacional e internacional. De cada uno de los valores que nuestra Reputación País tiene hoy, podemos desarrollar una infinidad líneas de negocios que jueguen –desde el saque- con el enorme valor agregado que les otorga el simple hecho de ser Made in Peru.

Nada es bueno para todo. (Ni para toda la vida!)

La Reputación País, como la reputación de cualquier marca es moldeable. Se puede cambiar y se puede ampliar. Se puede diseñar.

Pero claro, nadie puede ser bueno para todo, no? Simplemente no es creíble a nivel personas, ni a nivel de marcas, ni a nivel países. Pelé es mejor futbolista del mundo, pero ni loco dejo que me revise las amígdalas. Nestlé es admirable en alimentos y nutrición, pero jamás me compraría una computadora Nestlé.

Hay que elegir la Reputación que queremos. ¿Qué atributos nos hacen hacen falta? A mi juicio, quizás el que más nos convendría desarrollar es la imagen de modernidad profesional; debiéramos trabajar en demostrarle al mundo -y a nosotros mismos- que sí sabemos hacer las cosas, que sí sabemos hacer empresas, que sí sabemos hacer negocios importantes y bien hechos, que no todo en el Perú es “histórico” sino que trabajamos con ideas nuevas, con ojos en el futuro. Claro, esto pasa por muchos frentes: creatividad, organización, tecnología, industrialización, preparación del recurso humano, marcas únicas y en fin… un montón de características que están presentes en la reputación de los países “profesionales”. Quizás parece un sueño imposible, pero no estamos tan lejos.

Si el auge económico peruano continúa, los economistas peruanos se harán famosos y a la Reputación Perú se incorporará el talento económico, y entonces los economistas, los empresarios y los marketeros peruanos saldrán a dar charlas por Latinoamérica como hasta hace poco lo hacían los Chicago Boys Chilenos. Y entonces, la modernidad empresarial comenzará a ser parte de la Reputación Perú, y será más fácil para todos hacer más y mejores negocios en cualquier lugar del mundo a dónde nuestra reputación haya llegado antes que nosotros.

Me cuesta mucho pedir que el gobierno dé una mano en este tema, y de hecho no lo voy a hacer. El presupuesto para la difusión de la Marca Perú en el exterior es ridículo comparado al de otros países, pero está bien, déjenlo ahí nomás. Soy de la idea que el principal mérito de los gobiernos pasados ha sido el no meterse, el dejar las cosas tranquilas y estables para dejar que el empresariado actúe solito. Del mismo modo, creo que este cambio en la reputación se dará paulatinamente a medida que el empresariado peruano comience a tomar más confianza y empiece a arriesgarse un poco más. Nuevos negocios y nuevas iniciativas privadas añadirán a la Reputación Perú la imagen de modernidad profesional que cerraría un círculo maravilloso y que nos permitiría incursionar en otras áreas sin el prejuicio de ser sudacas tercermundistas. Es sólo cuestión de tiempo.

Pero ojo con ese factor: el tiempo. La reputación también se puede olvidar, se puede perder o te la pueden robar. El mercado es dinámico: está vivo. Nadie piensa hoy que los mejores autos para la clase media son norteamericanos; nadie piensa hoy que los reyes de los mares son británicos. Los asiáticos y los nórdicos se robaron esas reputaciones y son suyas por el momento.

Es pues, el gran momento de actuar, de moldear nuestra reputación para incorporar algunos atributos que nos son estratégicamente relevantes, pero sobre todo, es el gran momento para aprovechar la reputación que ya tenemos, y construir sobre el cimiento de esta bien ganada fama, las industrias y las marcas que ayuden a hacer nuestra Reputación País más sólida, más creíble, más duradera y más conocida en el mundo entero.

 

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Lolitas.

Mi tía Lolita ya no va a comprar en Wong. Mi queridísima madrina ha ordenado a su muchacha que a partir de ahora compre todo en Plaza Vea. Está molestísima mi tía: “Son unos mentirosos: yo misma los escuché diciendo que no iban a vender! Lo negaron muchas veces, como cuando Pedro negó a nuestro Señor Jesucristo! Y ahora venden! Y encima a los chilenos!” Mi hermano y yo le explicamos que durante las negociaciones es perjudicial salir y decir que uno va a vender, que decir que no iban a vender era lo que les tocaba hacer. Ella aceptó el razonamiento, pero algo en sus ojitos me dijo que no le iba a dar una contraorden a su muchacha.

La suegra de mi hermano -que también se llama Lolita- le dijo apenas un par de días después de La Venta, que había ido a Wong y que “ya no era lo mismo”. Yo estuve en Wong por fiestas y puedo jurar que lo vi igualito! Pero para Lolita, Wong ya cambió.

Qué tremendo poder el de la marca Wong que hace que sus clientas se sientan despechadas, traicionadas… furiosas! Ni cuando vendieron Inca Kola… (pero claro, la compró Coca-Cola, no CSU). Que poderosísima marca han construido los Wong y sus colaboradores a lo largo de estos años.

Acepto que yo también me sentí triste cuando leí la noticia, pero no se me ocurre criticar la venta y menos la decisión por Cencosud: sólo los Wong vieron la oferta de WalMart, sólo la familia leyó la oferta de Carrefour y sólo ellos pueden saber porqué la de Paulson les conviene más. Si algo tengo claro es que tontos no son, y que esta venta tiene que ver con objetivos de largo plazo que los mortales no podemos adivinar.

Pero mientras tanto, lo que sienten las Lolitas no se puede pasar por alto. En el negocio de la marcas, percepción es realidad. Wong tiene ahora el enorme reto de retener a sus clientes y reconquistar a los que se les vayan, una tarea que hicieron muy bien cada que les apareció competencia, pero que hoy tiene un ingrediente emocional distinto: las que se van, se van molestas.

A Supermercados Peruanos –por otro lado- se les apareció la virgen: vaya oportunidad! Sacar su banderita peruana versus un WalMart gringo o un Carrefour francés no les hubiera funcionado mucho, pero sacarla como opción a la competencia chilena… es otro cuento.

Ahora, creo yo que SP cometería un tremendo error si es que sólo se pone a cantar el himno. En las próximas semanas, miles de Lolitas le darán una oportunidad a Plaza Vea y Vivanda, esperando encontrar ese galán que remplace al novio que les rompió el corazón. SP tiene que moverse rápido y estar listo para deslumbrarlas en el primer contacto, y eso –sabemos bien- no pasa por usar escarapelitas…

La categoría se pone interesantísima: Wong tiene que actuar con pinzas, y Supermercados Peruanos… con prisa.

 

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Primerizos.

Hace poco diseñé una estrategia para un producto de inversión. Al llegar al target, lo definí como “Peruanos Primerizos”. Y es que resulta que todos los menores de 50 somos primerizos en esto de vivir en tiempos de crecimiento y estabilidad. ¿Cómo se come esta vaina?

Estamos entrenadísimos para defendernos de la inflación y la devaluación, podemos hacer conversiones rapidísimas de soles a dólares y sabemos cuando vender o comprar para defender nuestro dinero ante la crisis, pero… ¿cómo es esto de que ahora el dólar baja? ¿Cómo es esto de que resulta mejor ahorrar en dólares? ¿Ahora conviene depositar a largo plazo? ¿Y en soles? Cómo diría el célebre filósofo Condorito: “Exijo una explicación!” Si lo que siempre supimos era buscar la mayor disponibilidad posible porque no vaya a ser que “a alguien” se le ocurriera estatizar “algo”.

El año que entré a kindergarten Velazco derrocaba a Belaúnde porque estábamos en crisis. El General lo hizo peor, igual que Morales y Belaúnde en su segundo round; para cuando estaba en la universidad, yo ya era ducho en supervivencia en crisis, y con Alan hice (todos hicimos) el Master of Science.

Con Fujimori regresó la estabilidad y Toledo tuvo el buen tino de mantenerla. Pero (mano en el pecho) ¿alguien pensaba que iba a durar? Sinceramente, yo no.

O ganaba Humala, o Alan hacía de las suyas, o un efecto Tequila… sabe Dios! Nunca faltaron excusas para que el Perú estuviese en crisis, pero según dicen los que saben se vislumbran al menos 5 años sin excusas. ¿Y ahora?

Mi amigo Francisco García Huidobro -un chileno que vivió muchos años aquí- me decía: “el Perú está ‘condenado’ a ser un país grande y próspero Robby, tú sólo espera y ya vas a ver”. Todavía no lo somos, pero resulta que ahora tenemos una oportunidad.

Claro, esa oportunidad depende de que todos los primerizos aprendamos a jugar con las desconocidas reglas de la bonanza que pasan por apostar al crecimiento, invertir y repartir beneficios.

Necesitamos cambiar el switch. Ahora no se puede congelar sueldos por miedo a que tengamos que hacer un recorte y nos cueste más la liquidación: el profesional -que antes sobraba- hoy comienza a escasear; para evitar la fuga, los sueldos empiezan a subir y al poner más dinero en manos del consumidor, nos ‘condenamos’ a un mayor crecimiento de la demanda; la demanda genera aún más oportunidades de inversión, éstas generan más empleo y sueldos más altos… y así la rueda gira para el lado que debe girar.

Y yo se los cuento como si no lo supieran… pero es que aún escucho voces de gente que no se la cree del todo. Quizás porque saben algo que yo no sé, o quizás, simplemente, porque somos primerizos.

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Alan uno, Televisión cero. (Inédito)

Me gustó el discurso de Alan. No fue perfecto pero estuvo bueno. Calculo yo que en esta edición de El Comercio leeré artículos que analicen en detalle sus aciertos y contradicciones, y que hagan sumas y restas entre lo que recortó y lo que añadió; así que lo dejo ahí. Me gustó. Ojalá sea verdad. Ojalá. Lo que no me gustó fue la transmisión del evento.

La seguí desde temprano. Me desperté patriótico y optimista. Y cómo no: pasar a otro Presidente democrático sin que se mencione la posibilidad de un golpe o cosa por el estilo ya es una gran cosa. Y además, mal que bien, Toledo no lo ha hecho tan mal -en mi modesta opinión. (de hecho lo hizo mil veces mejor que Alan en los noventas).

Pero bueno, ahí estaba yo, optimista y patriótico, viendo “la fiesta democrática”, viendo a Toledo entre los húsares que con trompetas tocaban algo parecido al tema de “Rocky I”. Era un momento emotivo y emocionante, bonito de ver y compartir con la familia, y así lo deben haber hecho algunos millones de peruanos.

Así que allí estaba patriótico y optimista con el colorido, el protocolo y la música de las bandas y en eso… como que había un ruido… algo extraño que quería demolerme mi optimismo patriótico. Y resulta que en el canal había un invitado que sólo se dedicaba a hablar de todo lo malo que Toledo hizo. Sólo lo malo, nada de lo bueno.

Cambié de canal. Pero en este también habían invitado a otro crítico de Toledo. Y en el siguiente canal, también. Todo era malo, pésimo, horrible! Parecía una cadena nacional contra mi veintiochodejulismo.

Caray: nadie está contra la libertad de expresión, pero hay momentos y momentos, no? No se puede ir a una fiesta de 15 años a echarse un discurso sobre la bajísima pensión de los jubilados, no? Digo yo…

Habiendo tantas cosas buenas en y maravillosas en el Perú, y justo en su día de cumpleaños en el que muchos peruanos se despiertan como patrióticos y optimistas como yo me desperté, ¿tenían estos comentaristas que mandarse su discurso destructor de la autoestima nacional. ¿No es posible que por un día, el día cumbre de la “semana de bandera”, hablaran un poquito de nuestras cosas buenas? Tampoco duele!

¿Donde quedó el Marketing? ¿Nadie considera el estado de ánimo de la televidente? ¿Acaso programan “El Exorcista” en Navidad?

Me parecieron mezquinos y desatinados. Casi me amargan la mañana.

Hasta que se me ocurrió pasarme al Canal 7, donde -como era de esperarse- todo era bonito, optimista y patriótico.

Al menos en 28, eso es lo que quería oír. ¡Viva el Perú!

 

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¡Hijo de los mil empresarios!!!

Hoy el mejor (o sea, el peor) insulto que se le puede decir a alguien es “empresario”.

-“Métete conmigo y te saco la empresa por mi madre!”

Los discursos políticos (incluido el de Alan) han hecho que sea más respetable ser prostituta o violador que ser empresario. De hecho, uno de los grandes errores de Lourdes fue poner a Woodman como candidato a la Presidencia.

-“Aprende a manejar! So pedazo de empresario!”

Pero también… A quién se le ocurre poner a un hombre que ha levantado no se cuántas empresas, que trabaja ad-honorem desde hace años para la Alianza por un Perú sin Drogas y para una fundación que ayuda a la Policía Nacional; un tipo que organizó una Copa América de lujo, que puso en su sitio al Gordo Gonzáles, que construyó estadios en todo el país… ¡Qué falta de criterio por Dios!

Ahí Lourdes no la vio: si hubiera puesto un secuestrador, un vista de aduanas corrupto, un futbolista borracho, hoy quizás sería Presidente del Perú.

-“Por que no te vas un poquito a la recontra-empresa que te pagó?”

La tildaron peyorativamente de “candidata de los empresarios” y nadie en todo su partido supo cómo defenderla de tamaña afrenta. Se quedaron lelos por la excesiva violencia verbal. En lugar de decir “Sí señor, y a muchísima honra! Porque el Perú necesita 10 Grupos Romeros, 20 Brescias, 30 Añanos!”. Pero nones… antes de aceptar que uno tiene admiración por la Empresa, es preferible -para un político- declararse nazi, o peor (mejor) aún, pedófilo.

- ¡No fue penal! ¡Arbitro hijo de empresario!

Nadie defendió al “pobre” Woodman. Montesinos hubiera tenido más abogados. Mosca-Loca hubiera tenido verdaderos hinchas! Pero nadie defiende a un empresario y menos a uno exitoso.

-¡Cállate! ¡No digas empresarieces!

Mientras uno sea un aspirante a empresario, no hay problema, las PYMES son aceptadas, para ellas hay crédito, facilidades e incentivos; pero Dios nos libre de tener éxito! Pasaremos de emprendedores a explotadores, de valerosos a asquerosos. Quedaremos en la mira de cualquier candidato a la Presidencia, incluso los “liberales y reformados”.

Conversaba al respecto con mi amigo Gerardo Figueroa (empresario él, sepan disculparlo) y llegamos a la conclusión de que son los mismos empresarios los llamados a actuar, a cambiar ya mismo su imagen, a destruir esa percepción errada que se les ha endilgado y que -al callar- han otorgado como cierta.

Es imperioso. Es urgente. Miren que en estas elecciones nos hemos salvado por un pelito. En apenas 5 añitos más correremos -nuevamente- el riesgo de irnos todos a nuestra “empresa madre”. Y mire que, que lo mandan a uno a la casa matriz, es los más ofensivo que se puede decir hoy en día.

 

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Cuando éramos “Socios”.

Creo que el concepto “Cliente” está desapareciendo. Mutando, por lo menos. ¿Para dónde va la cosa?

Tengo grabada (en la memoria, todavía no estábamos en onda vladivideo) mi primera reunión con Coca-Cola: “McCann no es nuestro proveedor, es nuestro Socio”-dijo el cliente. Y era cierto. Había entre ambas empresas una relación a largo plazo, una cultura de aprendizaje, un compromiso de crecimiento mutuo.

Eso ya había cambiado para la última vez que fui al HQ de Coca-Cola en Atlanta; en la época de Zymann las agencias eran proveedores, y sus “boys” te lo dejaban clarito: “tenemos 35 agencias, sólo para la marca Coca-Cola, sólo en USA”. O sea: ubícate cholito.

Pensé que lo de Atlanta era producto de algo verdaderamente importante: una bronca entre Chairmans por algún partido de golf o algo así. No adiviné entonces que se trataba de una tendencia, el inicio de un periodo en el que todo sería sacrificable en pos de mejores resultados y menores costos. Empezando por esos “Socios”.

¡Cómo he pataleado cuando me tocó vivirlo! A mi me gustaba ser Socio con mayúscula, sonaba más bonito que ser “proveedor” en puras minúsculas. Pero pasada la pataleta entendí que en su lugar… haría lo mismo. El mundo cambió y es –nos guste o no- mucho más pragmático. Nadie está para lujos.

Hoy, también en el Perú, las agencias son sólo proveedores en un negocio bastante comoditizado. Y como proveedores no tenemos Clientes –en el antiguo sentido de la palabra- tenemos proyectos. Y por ahí va la cosa.

Hace un par de años Telefónica implantó un sistema en el que nosotros -los proveedores- teníamos que pagar por inscribirnos: pagar por el privilegio de atenderlos! En ese sistema, se licitaban los proyectos. Olvídate de lo talentoso que eres, de cuánto conoces mi marca… cuánto cuesta.

Y si eso sonaba a castigo, ahora experimentan con un up-grade que eleva el sistema a nivel de tortura: La Puja. Es una especie de e-bay de proyectos, en el que uno tiene 30 minutos para mejorar la oferta de sus competidores, y si lo logras, tus competidores tienen 30 minutos para mejorar la tuya, y sigue, y sigue… Hace poco la imprenta de un amigo perdió en La Puja un proyecto editorial que manejaba hace años; se lo llevó una imprentita nueva. ¿Lo hará bien? Ya se verá… Lo importante es que fue 20% más barata.

¿La Puja? ¡La Pucha! ¿Se imaginan ahorrar 20% en todas las compras de una corporación global de un porrazo? Esto inevitablemente se va a esparcir como un virus entre las corporaciones.

Así que agárrense colegas proveedores ex–Socios: pasamos de la época de los Clientes a la de los proyectos.

Para allá va la cosa.

 

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El Péndulo Romántico.

Cuando me enamoré de Jessica (1981) los hombres teníamos pocas opciones para demostrar nuestro amor sin caer en lo que ante tus patas era una mariconada o lo que para la misma chica hubiera sido una huachafería.

Regalabas una flor o un peluche. Y si estabas parado, una plaquita o una invitación a salir. Para de contar. ¿Tarjetas de San Valentín? Una gringada de pésimo gusto, pues! ¿Qué machazo limeño podía darle una tarjeta llena de corazoncitos a su “hembrita”? ¡Ni hablar! ¿Y si se enteraban en el barrio? ¡Que papelón!

El romanticismo-duro era cosa de la época de mis papás, que bailaban tango y cheek to cheek al estilo de Ginger y Fred. En nuestra época entre Woodstock y Saturday Night, si bien existían los lentos de Bread, la cosa era distinta. No es que uno no se convirtiera en un verdadero baboso, como yo ante Jessica, pero incluso los enamorados con mayores problemas de retención salival teníamos una imagen que guardar.

Hace poco, mi hija me contó que en su colegio, un chico había conseguido que sus amigos lo ayudaran a desplegar, en plena actuación, delante de todos los alumnos del plantel, un letrero que decía “Te Amo Verónica”. (¡Que roche, Dios mío! Yo hubiera preferido ahorcarme delante de toda la escuela. Igual hubiera muerto socialmente).

Mi sobrina Daniela nos contó que un día regresó a su casa y encontró que su enamorado había llenado su habitación de pétalos de rosas y globos rojos.

Mi cuñadita Christie estuvo “andando” con un chico durante unas semanas, hasta que al mes exacto del día en que se conocieron, él la invitó a una cena. Y de pronto Christie se encontró con todo lo que le había confesado durante esas semanas: todo decorado de su color favorito, su música favorita estaba sonando, su comida y bebida favoritas estaban servidas y por supuesto había un regalo de su mascota favorita: Hello Kitty. Johann, que así se llama el genial pretendiente, montó el escenario perfecto para una declaración a la que tuvieron que decirle que sí.

Estos episodios hiper-románticos pasando tan cerca a mi, me hicieron pensar que quizás el péndulo del romance esté de vuelta. Me reuní con un grupo de adolescentes, les conté las 3 historias y esperé a ver su reacción. Para mi sorpresa, a todos les parecieron ideas de lo más “cool”.

Mientras tanto, en nuestras pantallas, todos los comerciales dirigidos a adolescentes los retratan mono-dimensionalmente, como “freaks” y “extremos”. Me queda claro que hoy una cosa no quita la otra, y que los publicistas tenemos que atrevernos a apelar a otras emociones.

Como, añadir al final de tu columna: Feliz Día Jessica! Te quiero mucho!

 

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Jaron y las pantallas.

Estábamos en uno de los Concilios Creativos en la oficinas de McCann Nueva York. Cada cierto rato me escapaba a fumar y a ver la nieve que estaba cayendo. Nunca había visto nevar. Nunca había bajado 13 pisos para fumar. Y nunca había visto un tipo como ese: gordo, pelirrojón, rasta, con ropa playera en ese frío. Al verlo en esa facha sentado en los finos sillones de la elegante sede de McCann Worldwide, pensé: o es un creativo genial, o es un mensajero, o es un cliente muy platudo.

De vuelta en la sala con una veintena de los mejores creativos del mundo McCann (nunca entendí que hacía yo ahí) Marcio Moreira, el fantástico brasilero que a la sazón era Director Creativo Mundial de McCann, nos introduce al siguiente tema: los medios interactivos. Como hacen en estos casos, no habían habían preparado un “powerpoint” cualquiera, habían traído a un Gurú, al mismísimo inventor del concepto y la frase “realidad virtual”! A Mister Jaron Lanier!

Se abre la puerta y todos recibimos con un aplauso al gordito rasta.

Pues él tipo abrió la boca y yo no pude volver a cerrar la mía. Un genio!

En el almuerzo tuve la leche de que se sentara junto a mi. ¿O fui yo el que me le pegué? Conversé hora y media más con este pata increíble, que estaba creando en ese entonces mucha de la tecnología que hoy usamos. Todo lo que pronosticó ha pasado ya: webcams, napsters, skypes, celulares con video, masificación de ancho de banda… Todo menos 2 cosas.

El video-teléfono es una. Me contó que fue inventado en los 60’s pero que murió víctima de la vanidad femenina. Ninguna chica quiso entonces (o quiere ahora) ser vista despeinada, sin maquillar o en una casa caótica. Pero me contó que tenían listo un programa que te “maquillaba”; la cámara te registraba y el programa te reinterpretaba en tiempo real: te peinaba, bronceaba y además, te hacía aparecer en el lugar que quisieras, la casa ordenadísima, la oficina o la playa.

El segundo vaticinio pendiente, vino cuando le pregunté sobre el futuro de la televisión. Yo esperaba escuchar de hologramas o televisión con olor, pero Jaron agarró uno de los sobrecitos de azúcar y me preguntó: “¿Qué vas a hacer, cuando este sobrecito venga con una pantalla impresa? Pronto, estaremos imprimiendo pantallas desechables. Pronto todo lo que hoy es tinta inmóvil podrá ser una pantalla de TV: las cajas de los cereales, la etiqueta de Coca-Cola, la papelería de tu empresa. ¿Qué vas a hacer con tu Creatividad cuando todo a tu alrededor tenga video?”.

La verdad-verdad: no tengo ni la menor idea! Ya se nos ocurrirá algo.

 

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Columnas, Marketing, Perú Robby Ralston Columnas, Marketing, Perú Robby Ralston

Religión, Política y Truchos.

Hoy la mejor agencia es la que mas premios gana. Muy pocos tienen la capacidad y las ganas para evaluar estrategias, calidad, efectividad y esas cosas aburridas. Si la agencia tiene un reel que me hace reír y bastantes trofeos en el lobby, ¡es fantástica!

La desesperación por estatuillas ha generado –además de un enorme negocio- el nacimiento del truchovirus. Este bichito (mutación del virus-publicitario) se propaga veloz por la industria, ataca a profesionales serios y prestigiosos, convirtiéndolos en trucheros.

Para beneficio del lector no-publicitario, trataré de definir un trucho: una pieza publicitaria creada no para vender un producto o desarrollar una marca, sino específicamente para ganar un premio.

Bueno, eso creo yo…

El asunto es que el truchovirus convierte la línea que divide lo que es y no es trucho en una enorme área gris con variantes muy diversas: avisos falsos para marcas falsas, avisos falsos para marcas reales, avisos reales para marcas inexistentes, avisos verdaderos para clientes no habituales de la agencia, avisos para clientes habituales pero pagados por la misma Agencia... Incluso hay avisos verdaderos, pedidos y pagados por clientes infectados, que son truchos con partida de nacimiento: tengo una orden en mi oficina que dice “El Cliente XX quiere un aviso para premio”.

También entra en la discusión ética, si un aviso demasiado “maquillado” se “atrucha”. Explico: un aviso de una marca de autos al que -para presentarlo a concurso- se le retiran la lista de 52 concesionarios, la información técnica del auto, del seguro y del plan de financiamiento, dejando la idea purita y limpiecita. ¿Es o no es?

Anoche me tocó escuchar otra larga discusión al respecto, como pasa en cada Festival en el que me toca ser Jurado. Las posiciones dependen del grado de infección truchal. El inmune al truchovirus cree que debemos premiar la verdadera publicidad, el aviso tal como lo vio el consumidor, sólo de marcas tradicionales que invierten habitualmente con una agencia. El Infectado dice: “En Cannes ganan truchos, en los FIAP ganan truchos… Hey! Yo también quiero jugar”

Los organizadores dicen: “el jurado debe ser severo con los truchos” Los jurados dicen: “si los organizadores lo dejaron pasar hasta acá, lo juzgo creativamente”. Y así, este año, un trucho se coló y se llevó oro en Cannes.

En una industria cada vez mas fervientemente creyente en el valor los premios, discutir de truchos es como hablar de religión, política o fútbol: totalmente inútil. Yo creo que para evaluar profesionalmente la salud de una agencia está el EFFIE y que los demás concursos creativos son una divertida lotería que no se debe tomar muy en serio, pues en ellos los truchos siempre encontrarán su lugar.

¡Carajo! ¿Leyeron eso? ¡Ya me contagie!

 

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